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Adiós a León Spinks, el que sorprendió a Alí y al mundo…

“El mundo no lo puede creer: perdió Alí”. Así tituló la revista El Gráfico aquella pelea que conmovió al mundo, cuando el 15 de Febrero de 1978 un joven y novato León Spinks derrotó al mítico, célebre y legendario Muhammad Alí. Fue una conmoción; pocos creían en ese novato que rceién iba por su octava pelea en el campo rentado y destronaba a una verdadera leyenda del deporte, al que le arrebataba los cinturones de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) y Consejo Mundial de Boxeo (CMB) de los pesos pesados.

Había sido su noche. La consagratoria. La que le dio esos quince minutos de fama (en este caso mundial) y que obligó al gran Alí a hacer un replanteo de su carrera. Había tenido una noche desprolija y fue el primero en reconocer su derrota. No habló ni de “robo” ni culpó a terceros. Spinks supo que el triunfo había sido de él, pero el futuro le depararía nuevos desafíos.

Hasta entonces, su realidad profesional era incipiente. Había ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Montreal 1976, y en Enero de 1977 debutó como profesional con un triunfo ante Bob Smith, en Las Vegas. Luego llegaron un puñado de combates más y la gran chance ante el Más Grande de Todos los Tiempos.

A los siete meses, el 15 de Septiembre de 1978, le dio el desquite a Alí. En Nueva Orleans, con una expectativa mundial que batió records de audiencia televisiva. Y allí cayó, casi sin atenuantes. Luego perdió con Gerrie Coetzee y encadenó algunas victorias hasta tener otra chance por el título mundial. la oportunidad la tuvo el 12 de Junio de 1981 ante Larry Holmes, pero perdió por KOT3.

Otra vez, a remar contra la corriente. Una serie de peleas, en la que más se destacó su vicotria frente a Jesse Burnett. Y otra chance en 1986, el 22 de Marzo, frente a Dwight Muhammad Qawi, en la categoría crucero. Pero cayó por KOT en el 6º asalto y allí se acabaron las oportunidades.

Comenzó un derrotero de sobresaltos, con triunfos y derrotas casi alternados. Desde aquella oportunidad, hasta su retiro en 1995, peleó 22 veces con más caídas que victorias.

Su hermano Michael Spinks también le hizo honor al apellido con una fructífera carrera. León, luego del histórico triunfo ante Alí, tuvo una recorrida inestable. El último viernes 5 de Febrero se despidió de este mundo, a los 67 años, en Las Vegas, luego de tantos combates, tantas noches sin lunas ni soles, pero con el recuerdo eterno de los amantes del boxeo que lo vieron consagrarse ante la leyenda de este deporte una noche de febrero que quedará siempre en la memoria.

Hernán O’Donnell

Las distintas miradas en un deporte de apreciación para explicar el triunfo de Teófimo López

Esperábamos a la pelea del año; así se la había promocionado, también aceptamos que nosotros entendíamos que así podía ser. Para los fanáticos del boxeo el choque entre Vasily Lomachaneko y Teófimo López que unificó todos los cinturones de Peso Ligero, era el combate del año. y nos decepcionó, al margen de la victoria de López, a quien vimos ganar por 115-113, y llevarse los tìtulos que tenía el ucraniano de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), Organización Mundial de Boxeo (OMB) y Consejo Mundial de Boxeo (CMB) amén de mantener el propio, el de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).

Pero la pelea estuvo muy lejos de ser la esperada. López se hizo dueño de la primera mitad del combate, un poco por su iniciativa y otro tanto por la pasividad exasperante de Lomachenko. En el primer round se lo vio más suelto al norteamericano de origen hondureño, con un dominio del centro del ring y una disposición a buscar al adversario. El segundo capítulo fue más equilibrado, pero también lo vimos con una leve ventaja a López. y así, hasta el sexto round.

La gran duda es por què Lomachenko no soltó manos, se dedicó a caminar el cuadrilátero y solo jugó al desgaste de su rival. Una estrategia peligrosa, casi suicida, porque si bien provocó que López hiciera el gasto y afrontara la segunda parte de la pelea con menos energía también se posicionó en una clara desventaja en las tarjetas, y si no llegaba el knock out podía pasar que su ímpetu final no alcanzara.

Desde el séptimo round en adelante, el protagonismo fue de Lomachenko. Tuvo todo lo que sus fanáticos le reconocen: buenas combinaciones, el paso adelante en el tiempo exacto, precisión en el blanco, potencia en los puños, velocidad. Tuvo un octavo round muy destacado, de lo mejor de la noche.

Y continuó con la imposición de condiciones en las siguientes vueltas. Para nosotros ganó sin discusiones el noveno round, el décimo y el decimoprimero.

Si lograba mantener el dominio en el último asalto hubiera sido empate, tal como muchos lo vieron. Creemos que comenzó mejor el ucraniano, que tuvo su momento en el primer minuto y medio del round, pero luego se sobrepuso Teófimo, lo conectó con una buena combinación de manos, por momentos desbordó y en un round fuerte, lo vimos un poco mejor. Justo para sacar la diferencia de dos puntos, 7 vueltas a 5, y ganar por 115 a 113.

Ni por asomo vimos una distancia de 10 puntos que implican que 11 rounds los gano López. De ninguna manera; no es posible esa tarjeta, no se puede afirmar que Lomachenko se llevó sólo un asalto. No se pueden discutir los rounds 8, 9 y 11. Tampoco el décimo. Por eso, si alguien vio mejor a Loma en el último y le quedó empate, está bien. Es la posibilidad de otra mirada en un deporte de apreciación. Lo mismo en el round 2 y 6; hay quienes vieron mejor a Vasiliy allí, por lo cual muchos también lo vieron ganar la pelea. Se puede discutir mucho porque la paridad estuvo muy presente en este duelo. Por eso no creemos en semejante diferencia.

Teófimo celebró con emoción su victoria más importante en su ascendente carrera. Polémico, pero triunfo al fin. “Iremos a Disney World a festejar”, gritó en el escenario cuando ya la miel de la victoria lo envolvía. Es tiempo de darle rienda suelta a su alegría, en su noche más trascendente ante un rival calificado que se fue envuelto en un preocupante silencio y lleno de dudas.

Hernán O’Donnell

Vasyl Lomachenko y Teófimo López prometen la pelea del año

Es un año singular, atípico, muy diferente a todos los que vivimos. Con costumbres modificadas, sueños interrumpidos y una incertidumbre que envolvió al mundo por una pandemia inmanejable y que parece tener un fin lejano. Así se cambiaron todos los hábitos. Primero, la ausencia de competencias deportivas. Luego, la reanudación lenta y por etapas. La disposición en algunos países. los cambios de fases. El cierre de las fronteras y la quietud de un planeta que, como en el caso de este combate, hubiera albergado a miles de fanáticos llegados de todo el mundo. Pero las cosas se dieron así, y con algunas actividades que de a poco se pusieron en marcha, el planeta intenta acomodarse a la vida conocida.

Por eso esta pelea entre Vasyl Lomachenko y Teófimo López por el Super Campeonato Ligero de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) es uno de los grandes anuncios del año. Que tuvo pocos, es verdad, muchos menos de lo que ocurre en los años habituales, pero que ahora propone un choque entre dos realidades y una velada muy especial el próximo 17 de Octubre en el MGM Grand de Las Vegas, Nevada, USA.

Los dos pugilistas fueron presentados en estas páginas y en la Revista especializada “Ring Side”, con una detallada reseña de sus biografía. Sus comienzos, sus inicios en la actividad, sus influencias y sus sueños. Cada ilusión que los embargó, cada palabra de aliento, cada sueño que los estimuló, en esta web fue comentado. Tuvieron sus notas presentación y vale la pena repasar, por que no, de quienes estamos hablando.

Lomachenko domina la categoría Ligero, es un nombre consagrado y conocido . y muy valorado. Para muchos, está entre los mejores libra por libra de la actualidad. Fue Campeón Mundial Pluma, luego Superpluma y hoy posee los cinturones Ligero de la Asociación Mundial de boxeo (AMB), Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y Organización Mundial de Boxeo (OMB). Tuvo un prolongado recorrido amateur y luego caminó el profesionalismo a pasos agigantados: en su tercer combate se consagró Campeón Mundial de peso Pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), Ahí comenzó una cadena de éxitos que incluyen rivales como Guillermo Rigondeuax, Jorge Linares, José Pedraza, Luke Campbell. Y ahora se enfrenta a un hombre en ascenso, que dejó está en ese momento en que un boxeador debe dejar de ser promesa para ser realidad: Teófimo López.

Teófimo López, el joven nacido en Brooklyn, de origen hondureño, es uno de los prospectos más interesantes del boxeo de la actualidad. Creció al compás de sus fuertes declaraciones, algunas actuaciones histriónicas y un poder de fuego de sus puños.

El 14 de Diciembre de 2019 conquistó el título mundial de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) al vencer al ghanés Richard Commey por KOT 2 en el Madison Square Garden. Esa noche se consagró; se metió de lleno en el panorama del boxeo mundial. Cuenta con el apoyo incondicional de su padre, quien afirmó que vencerá a Lomachenko sin inconvenientes.

En declaraciones que reproduce el sitio notifight.com, Lomachenko dijo que “López puede hablar todo lo que quiera. En eso es muy bueno; soy un peleador y mi objetivo es ganar otro título mundial. Cuando nos enfrentemos en Las Vegas, se comerá mis golpes y sus palabras. Seré el mejor hombre, y llevaré cuatro títulos mundiales conmigo a Ucrania”. 

También en notifight.com habló Teófimo López: “Le voy a dar una paliza a Lomachenko y le quitaré los títulos. Tan simple como eso. Vengo a Las Vegas para hacer historia. Él no me cae bien, y me voy a divertir mientras golpeo con mis puños la cara de Lomachenko. El reinado de Lomachenko llegará a su fin”.

Con esa chispa y esas fuertes declaraciones cruzadas, se armó la pelea. La gran pelea del año. Con todas las dificultades de un año atípico, con la imposiblidad de miles de fanáticos de estar presentes, con todas las contras, la pelea promete ser espectacular y para alquilar balcones.

Hernán O’Donnell

Maravilla, más allá del paso del tiempo

Por supuesto que no es aquel boxeador de hace diez años. No es el Sergio Martínez veloz, contundente, dueño del ring, como lo era cuando explotó en el mundo del boxeo, una década y algo más, atrás. No es y es casi seguro que no será aquel “Maravilla” que derrotó a Kelly Pavlik, que fulminó a Paul Williams, que superó a Sehy Dzinziruk, que dió cátedra ante Julio César Chávez JR.. Ese boxeador fantàstico que conquistò al mundo, ya no lo es y tal vez no lo sea, pero se dio el gusto de regresar a los 45 años, volver a sentir la emoción de subir a un ring, volver a dominar la adrenalina inminente de un combate y dosificarla con una alta dòsis de inteligencia y serenidad; volver a sentir el sabor de la victoria y el aplauso. Todos esos gustos se los pudo dar Sergio “Maravilla” Martínez y nos dio el placer de volver a ver a un fenómeno, de los más grandes de la historia de nuestro boxeo.

Ante José Miguel Fandiño ganó por KOT 7, con un gancho al cuerpo, una definición poco habitual en su carrera, pero con una contundencia no table, tras dos rounds finales de muy buena producción.

“Yo no me olvido de todo lo que pasé. Momentos muy duros. Pero esta fue una noche maravillosa. Y Quiero volver a ser Campeón Mundial”, dijo en el centro del ring, ante la gente que estaba presenta y miles que lo seguían alrededor del mundo por todas las plataformas de transmisión posibles.

Tuvo un combate aceptable en cuanto a su producción individual y una victoria inobjetable, pues fue dueño de la mayor cantidad de rounds, en tanto tuvo algunos pasaje interesantes en varios asaltos. Está muy claro que no lució veloz ni desbordante, que tampoco tuvo los desplazamientos de otrora. El tiempo pasa para todos, pero Sergio se mostró inteligente y con un dominio de la escena desde el round inicial.

Tuvo destellos de aquel que fue. Los primeros tres asaltos lo mostraron con una saludable postura ofensiva, en tanto Fandiño lucía cauteloso, con un plan definido en cuanto a esperar y dejar que el gasto lo hiciera el pugilista argentino.

En ese momento, el hombre de Quilmes fue superior, con algunas chispas que creíamos olvidadas. La guardia baja, el visteo, los movimientos laterales y los golpes bien pensados. Fandiño reaccionó en el quinto round, cuando vio que el combate, pactado a 10 vueltas, empezaba a irse y asumió los riesgos pertinentes.

Martínez fue categórico en el sexto round, fue al golpe por golpe sin temores, y en un cruce Fandiño puso la rodilla en el suelo, aunque acusaba un golpe bajo, que no se advirtió. Y en el siguiente asalto la contienda llegó a su resolución.

Otra vez Maravilla tomó la iniciativa y con un gancho al cuerpo doblegó al español, quien ya no pudo salir, mientras el rincón gritaba el abandono de Fandiño.

Se dejó caer y se arrodilló en el centro del ring. Agradeció el regreso y recordó los sufrimientos padecidos. Ganó Sergio Martínez, otra vez, a los 45 años. El futuro tal vez haya pasado, pero esta fue la noche para agradecer y vivir el presente.


Hernán O’Donnell

México volvió a vivir el boxeo con el futuro de Emanuel “El Vaquero” Navarrete

Es uno de los prospectos más interesantes del boxeo, una de las cartas que se presentan en este año tan complicado y tan adverso para la práctica deportiva. Emanuel “El Vaquero” Navarrete quiere hacer historia. El hombre ya de 24 años que alguna vez afirmó  “Quiero ser el mejor en la historia de todo México, entiendo que es un objetivo grande, pero siempre hay un comienzo, un punto donde empezar, y lo primero es soñarlo, pensarlo, creer que es posible. Ese es mi comienzo, con el deseo y la ilusión, espero que me alcance la vida, porque todo puede derrumbarse en una noche. Tengo muchos objetivos por delante, unificar títulos, ser campeón de varias divisiones diferentes. Espero tener las oportunidades y aprovecharlas”, el pugilista que heredó el apodo de su tío y se abre paso con el apoyo entero de su familia, se presentó ante Uriel López en los estudios de TV Azteca y reabrió la galería de los grandes combates que el mundo espera ver. El campeón mundial de la categoría Super Gallo, de la Organización Mundial de Boxeo efectuó la pelea pactada a 10 rounds y sin título en juego.

El marco no fue el habitual, el que siempre engalana a las grandes veladas. Adaptado a los tiempos en que el mundo está invadido por el COVID-19, todas las medidas sanitarias confluyen en un aislamiento social que hace que la mayoría de los espectáculos deportivos, o artísticos, sean a puertas cerradas. Sin espectadores. Por eso la idea de realizarlo en los estudios de televisión de TV Azteca, donde solo estaba el personal necesario, los relatores y comentaristas en una cabina aislada y una pantalla grande reflejaba las imágenes de la gente que seguía las peleas por TV desde sus casas.

El “Vaquero” lució como siempre. Sereno y dominante. Sabía que el combate sería más preparatorio que complicado. Tomó el centro del escenario y se dispuso a llevar las riendas de la pelea.

Para López la parada resultó muy complicada, porque se veía superado y no podía defenderse ni descubrirse en ataque.

Fue una pelea entretenida pero previsible, que es uno de los mayores problemas que presenta un combate: cuando existe la previsibilidad, y más aún cuando se comprueba. Cuando no hay sorpresas, ni existe la posibilidad que la haya. Alguna vez, hace muy poco, Andy Ruiz sorprendió al mundo cuando derrotó a Anthony Joshua. Y hay miles de esos ejemplos. Pero en este tipo de pelea, donde todo se asemeja casi a una exhibición, el desarrollo y el final parecían cantados casi desde el sonido de la primera campana.

Entonces era cuestión de imaginarse cuando sería el final. Más rápido, más preciso, con golpes combinados, lo hizo caer en el quinto round. Y el final llegó en el sexto, con un K.O.T. a los dos minutos, tras una serie de golpes a la zona blanda, un gancho al hígado, y una derecha combinada que derribaron al “Yuca” López quien ya no pudo continuar.

Fue una puesta a punto para los pasos siguientes. Emanuel Navarrete ganó sin problemas ni sobresaltos. Casi como una exhibición, una forma de tomar ritmo de combates para un segundo semestre que le puede aguardar mayores novedades.

¿Será ante Inoue? ¿Continuará en las 126 libras, o bajará a las 122?

Todas preguntas que flotan en el aire, tras un regreso a la actividad que para el mexicano no fue sencillo, tal como comentó después: “Estaba cansado del encierro. Ahora que estuve en el ring, me siento bien. Quizás no fue un gran espectáculo, pero tuve poco sparring, estuve limitado en lo previo. Pero voy a mejorar y van al Vaquero que siempre vieron”, analizó.

Ahí está el “Vaquero”. Con un presente que autoriza a pensar en un futuro venturoso.


Hernán O’Donnell

Emanuel “Vaquero” Navarrete, un nombre del futuro que trae el boxeo

Se presentó ante el mundo del boxeo con una frase grandilocuente, rimbombante, ambiciosa: “Quiero ser el mejor en la historia de todo México, entiendo que es un objetivo grande, pero siempre hay un comienzo, un punto donde empezar, y lo primero es soñarlo, pensarlo, creer que es posible. Ese es mi comienzo, con el deseo y la ilusión, espero que me alcance la vida, porque todo puede derrumbarse en una noche. Tengo 24 años y muchos objetivos por delante, unificar títulos, ser campeón de varias divisiones diferentes. Espero tener las oportunidades y aprovecharlas”. Acumula un récord importante, se destacó en los últimos años, creció en las carteleras y cuando el gran público del boxeo empezó a reparar en él en estos últimos tiempos, se despachó con una frase que encierra sueños muy grandes. Ser el mejor de la historia de México. Nada menos.

Nació el 17 de Enero de 1995 en San Juan Zitlaltepec, Estado de México, a  55 kilómetros de distancia de la capital mexicana. Fruto de un hogar humilde y trabajador, de niño lo atrapó el gusto por el boxeo. La familia se dedicaba a la decoración de interiores y él colaboraba con cada trabajo que surgía: azulejos, pastas, pisos y paredes lo encontraban con su colaboración y aunque se desenvolvía bien en la tarea, su familia lo alentaba a la práctica del deporte y le permitían que saliera antes de finalizar la jornada laboral para meterse en el gimnasio y trabajar, entrenarse, y sudar en búsqueda de los sueños llenos de gloria que abrazó en la primera adolescencia. Su modelo, su inspiración fue el gran Julio César Chávez (Padre), quien, de alguna manera, le produjo el cimbronazo para querer ser pugilista. Fue su impulso. Muy pronto lo apodaron el “Vaquero”, sobrenombre que heredó de su tío, Pedro Navarrete, quien en sus tiempos mozos de boxeador, como vivía lejos de la gran ciudad, decían que ‘vivía en el campo y tenía vacas para cuidar’; a Pedro le dijeron Vaquero, y cuando empezó a entrenar a su sobrino, Emanuel heredó el apodo y pasó también a ser conocido como “El Vaquero”.

A los 19 años fue padre, y dejó los estudios luego de terminar la escuela secundaria. Ya no sentía tantas ganas de estudiar, y el boxeo se le metió en la sangre. “Nunca pensé en dejar el boxeo. Trabajaba y entrenaba, así durante tres o cuatro años. Terminaba muy cansado; me gustaba la decoración de interiores, pero trabajar hasta las 4 de la tarde y luego entrenarme duro en el gimnasio, me dejaba agotado”.  Al poco tiempo, se dedicó solo al pugilismo. Toda su familia trabajaba en la construcción y en la decoración de interiores, también amaban el boxeo, su padre, hermanos, primos. Pero sólo él siguió el camino profesional.

Su debut profesional fue en Febrero de 2012, y venció por KOT en el primer round a Misael Ramírez; a partir de allí, una larga lista de oponentes pasó bajo su dominio, pero lo que lo llevó a entrar en la consideración de los fanáticos del pugilismo fue su triunfo ante Isaac Dogboe, “La Tormenta Real”, el 8 de Diciembre de 2018 en Nueva York, Estados Unidos de América, donde conquistó el Título Mundial de Peso Pluma Junior (Supergallo) por decisión unánime. Hasta entonces había hecho todas sus peleas en México, la mayoría ante compatriotas que le forjaron una gran experiencia, pero al salir por primera vez de su país, algunos interrogantes se planteaban en cuánto a su respuesta anímica, su adaptación. La respuesta no dejó dudas. Se llevó una enorme ovación, porque tuvo una actuación convincente, con muy buenos golpes y un gran trabajo de larga distancia. Dogboe había tenido un año excepcional, pero se topó con una estrella ascendente y resignó el cinturón.

Tuvo su desquite en Mayo del año siguiente, 2019, pero Navarrete volvió a vencerlo, esta vez por KOT 12. “Me gustaría enfrentarlo por tercera vez, pero en las 126 libras”, señaló el ghanés. “Ya me es difícil combatir en las 122. Me gustaría tener una oportunidad más frente a “El Vaquero”, pero en ese peso”.

Para Navarrete también el peso se volvió un inconveniente. La prueba más dura fue en su último combate ante Joe Santisima, cuando le costó llegar al límite del peso y una vez lograda la meta publicó su foto sobre la balanza en la red social Instagram con una descripción que era toda una definición del momento: “Ya se venció el primer rival!!!. Muchas gracias por su apoyo, Dios los bendiga y vamos por la 5ta Defensa” (sic). Fue una mezcla de desahogo y liberación para encarar la defensa del Título. Alguna vez confesó que estuvo cerca de perder la corona en la báscula, pues llegaba con muchas urgencias a dar la categoría.

Su idea era hacer cinco defensas en las 122 libras y la pudo cumplir. Ahora su grupo de trabajo considera subir una categoría. Tal vez pueda buscar unificar el título, pero cree que “es un tema muy arduo, pues cada organización tiene un campeón que pertenece a una empresa diferente y se hace difícil poder organizar peleas de unificación. Más que nada por las empresas”, declaró. “Cuando alguien quiere pelear con determinado rival, lo dice. A veces no se da tantas vueltas. Todos estamos por dinero, yo también, y quiero buenos combates, me parece que en Pluma hay muy buenos rivales para enfrentar”.

Siente que ya no tiene sentido seguir en Supergallo y hacer tantos sacrificios; el cuerpo ha cambiado, se acostumbró a comer bien y busca afirmarse en el peso superior. Tal vez se complique llegar al título en el peso superior, pero está decidido a dar el salto.

“He recorrido varios escenarios importantes ya”, dijo en referencia a sus peleas en New York City, Los Angeles, Paradise (adjunta a Las Vegas), y me ha ido muy bien en todos lados. Creo que estoy muy bien con mi equipo, nos llevamos bien y las cosas salen”, señaló. “Quiero dejar una marca en esta categoría y luego subir a las 126 libras”, respondió cuando pasaban las primeras defensas. “Y que se preparen los boxeadores de esa categoría, pues si estaba bien en las 122 libras, en el peso siguiente estaré mucho mejor”, declaró confiado. 

Pronto llegó la fama y el reconocimiento público: “Es normal, yo no le niego el saludo ni la foto a nadie. Si me ubican, respondo y saludo de forma natural, pero no me gusta mostrarme o gritar ‘Aquí está el Vaquero!’. No, yo voy muy tranquilo y lo más natural posible como persona, pero cuando alguien me reconoce y me pide una foto o un saludo, lo doy sin inconvenientes”, señaló en una entrevista por streaming.

No tiene amigos nuevos, los famosos amigos del campeón. Prefiere rodearse de los viejos tres o cuatro que conoce desde hace tiempo. Es que tampoco cuenta con muchas horas libres. “Siempre estoy ocupado, con entrenamientos y preparaciones y el tiempo libre prefiero pasarlo con mi familia”, comentó.

“En Tijuana me reconocen y atiendo a la gente sin problemas, pero hago una vida muy tranquila. La base de los triunfos está en el gimnasio y yo soy muy responsable. Si me entreno bien, me voy a beneficiar, es por mi bien”.

Con el triunfo ante Jeo Santísima llegó a la quinta defensa en la categoría, y todo indica que podrá empezar un camino en el peso superior. Fue un combate trabajoso, pero donde siempre marcó su dominio. No lució, aunque no dejó dudas. Su largo alcance de brazos fue una herramienta de dominio, aunque le llevo más tiempo concretar la definición respecto a sus defensas anteriores. Quizás la batalla contra la balanza fue un rival previo y duro que lo condicionó en el combate, lo mostró más lento que de costumbre, con menos explosión y velocidad de las que había mostrado en su ascendente camino, pero lo cierto es que sobre el final despertó su agresividad y logró el Knock Out en el 11 round.

Admira a Manny Pacquiao. “Me gusta su estilo, su manera. Siempre me gustó como pelea. Es muy completo como boxeador, y además me parece una persona muy humilde”, declaró. Se deleita con la cocina mexicana, le gusta mucho su comida; por ejemplo, le encanta el mole verde, la comida preferida que tan bien le hace su mamá. También le gustan los frijoles y los nopales, sean como sean. Un buen plato de frijoles con cebollas, tomates, y bien acompañados de una salsa bien picante, es uno de sus grandes placeres.

Se considera muy competitivo y quiere ir por más. Siente que cumplió todos los pasos en su categoría, que las 122 libras ya le sientan incómodas y va por el peso Pluma. Sueña con ser el mejor mexicano. Se entrena con rigurosidad y seriedad. Busca nuevos desafíos. Siente que vendrán nuevas y buenas oportunidades. “He hecho méritos para tener nuevas recompensas”, señaló.

El 20 de junio se volverá a presentar ante la gente, en los estudios de TV Azteca ante su compatriota Uriel López en una pelea no titular. Será, más que nada, para volver a sentir la adrenalina del ring.

El Vaquero está hecho de buena madera, es un campeón reconocido y ya conquistó Las Vegas. El sueño de lograr el título del Mundo, ese que acunaba desde que tenía 5 años, lo cumplió. Y ahora quiere ser parte de la historia grande de su país.


Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)

Vasyl Lomachenko y Teófimo López podrían tener un Septiembre a plena acción

La expectativa mundial por la vuelta de la actividad deportiva es gigante. Como si se sufriera una suerte de abstinencia mundial, el público está ávido de fútbol, básquetbol, automovilismo, boxeo…y todas las disciplinas que a usted se le ocurran. La gente, principal sostén de cualquier actividad económica en tanto sea un consumidor, desea ver deportes porque es parte de su cultura, de su identidad, de su entretenimiento. Y las promesas de grandes espectáculos alimentan la esperanza y la ilusión hacia un mundo mejor después del horror de la pandemia.

En el boxeo hay un hombre consagrado que domina la categoría Ligero y que está considerado uno de los mejores hoy por hoy libra por libra. Vasyl Lomachenko. Fue Campeón Mundial Pluma, luego Superpluma y hoy posee los cinturones Ligero de la Asociación Mundial de boxeo (AMB), Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y Organización Mundial de Boxeo (OMB). Tuvo un largo recorrido amateur y luego caminó el profesionalismo a pasos agigantados: en su tercer combate se consagró Campeón Mundial de peso Pluma de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), Ahí empezó una cadena de éxitos que incluyen rivales como Guillermo Rigondeuax, Jorge Linares, José Pedraza, Luke Campbell…ahora espera por un rival temible y en ascenso: Teófimo López.

El joven nacido en Brooklyn, de origen hondureño, fue presentado en estas páginas. Teófimo López es uno de los prospectos más interesantes del boxeo de la actualidad. Creció al compás de sus fuertes declaraciones, algunas actuaciones histriónicas y un poder de fuego de sus puños.

El 14 de Diciembre de 2019 abrazó el título mundial de la Federación Internacional de Boxeo tras vencer al ghanés Richard Commey por KOT 2 en el Madison Square Garden. Fue la noche que lo consagró de manera contundente; la que lo metió de lleno en la galería del momento. Tiene el apoyo de su padre, quien cree que no muchos boxeadores se animan a a enfrentar a su primogénito. Y cree que a Lomachenko le ganará sin inconvenientes.

¿Se podrá hacer la pelea este año? “Ninguno de los dos pugilistas quiere hacer una pelea intermedia”, dijo el promotor Bob Arum a la página espn.com, “así que vamos a planificar la contienda para septiembre, aunque no sabemos si se hará con o sin público asistente”, agregó Arum.

Los allegados a los dos boxeadores quieren eso: ir a la pelea derecho, sin riesgos de combates interinos y con todo el tiempo de preparación para enfocarse en ese combate tan especial. Así lo volvió a remarcar Teófimo Sr., el padre del pugilista: “No necesitamos preámbulos. Estamos enfocados en pelear contra Vasyl Lomachenko. Eso es lo que queremos”, dijo el papá de Teófimo.

El ucraniano no se quedó atrás: “López es un buen boxeador, de los mejores. Es joven, tiene hambre, tiene un gran poder. Pero quiero esta pelea, porque él tiene algo que es mío: El título de la FIB”, respondió en un reportaje con Crystina Poncher, de Top Rank.

Concretar una pelea de estas características siempre es difícil. Poder acordar todos los aspectos, las bolsas de dinero, el lugar, la ciudad, el estadio, los jueces, la fecha exacta…en épocas de pandemia y crisis económica puede resultar un poco más complejo.

Pero el gran público, principal sostén del negocio, los que contagian con su pasión y su aporte a cada espectáculo, está expectante e ilusionado. y espera novedades para el mundo que viene.


Hernán O’Donnell

Cuando el mundo descubrió el talento de Cassius Clay

En el verano boreal de 1960, el mundo entraba en una década que iba a estar llena de significados, cambios y sacudones. La política, el arte, la música, la sociedad toda se iba a recomponer, a revolucionar. Iban a ser 10 años de muchas modificaciones y el tiempo los ubicaría en un lugar muy especial; hasta las guerras tendrían un significado distinto: Vietnam fue la época donde la expresión pacifista se volvió multitudinaria.

Pero no todo era imaginable al comienzo de esa década. En 1960 todavía no había comenzado lo mejor, y los Juegos Olímpicos de Roma iban a traer algunas de las novedades que perdurarían en el tiempo y se volverían íconos de toda una época. Faltaba un tiempo aún para la explosión de The Beatles, The Rolling Stones, el movimiento hippie, el pacifismo, el festival de Woodstock , el “Mayo Francés” y la llegada del hombre a la Luna. Todo iba a suceder en esos años, pero aún faltaba y el comienzo nos trajo la presentación de un joven llamado Cassius Clay, que años más tarde se rebautizaría como Muhammad Alí.

Había nacido el 17 de Enero de 1942. Tenía 12 años cuando sucedió el hecho que marcaría su vida y está detallado en cada una de sus biografías. Aquella tarde que fue al Columbia Auditorium, donde se desarrollaba la convención anual de la Luisville Service Center, una feria de ventas organizada por los comerciantes de color., y al salir no pudo encontrar su bicicleta. Su llanto inicial le dio paso a una gran furia, y así se dirigió a un policía que estaba en el sótano del edificio, donde había un gimnasio. El joven Cassius le habló del robo sufrido y sus deseos de hacer justicia por sus manos. Entonces el agente Joe Martin, le respondió con una pregunta: “Está muy bien, pero…sabes pelear?”. A los pocos días comenzó su entrenamiento en el gimnasio de Martin y la leyenda empezaría a dar sus primeros pasos. Primero le costó; en poco tiempo, comenzó a moldear al pugilista que cautivaría al mundo con un estilo novedoso para un peso pesado.

Se había inspirado en Ray Sugar Robinson, y creía que un hombre podía hacer todos los movimientos de robinson aún en una categoría mayor, entre los pesados. Sería toda una revolución.

Viajó a Roma tras vencer a su primer gran rival: el miedo a viajar en avión. Una vez superado el primer en escollo, ya en Italia empezó a sentirse cómodo. Estaba en plena etapa de crecimiento, había cumplido 18 años y como no había alcanzado la clasificación en los pesados, probó en la categoría inferior. En mayo de 1960 venció a Alan Hudson y se clasificó para combatir en la categoría semipesado. Y su actuación sería impecable, aunque los viejos cronistas de entonces no valoraron ni advirtieron los cambios que prometía el joven Clay. Les pareció interesante, sí, pero pasivo, sin la explosión ni el ataque salvaje de pesados como Rocky Marciano o Joe Louis.

Su debut fue contra el belga Yvon Becot; lucía el número 272 en su musculosa, y mostró enseguida agilidad y destreza. Tuvo una muy buena actuación y ganó por KOT 2.

En la segunda presentación derrotó al soviético Gennady Shatkov, que había ganado de la medalla de oro de los semipesados en los Juegos Olímpicos de Melbourne 1956.

Ganó muy bien la semifinal ante el australiano  Tony Mardigan.

Y el Jueves 18 de Agosto de 1960, el joven que había llorado cuando sufrió el robo de la bicicleta se subió a lo más alto de un peldaño olímpico. La final fue ante el polaco Zbigniew Pietrzsikowsky, y si bien tuvo un primer asalto deslucido, en el resto de los rounds lució veloz, movedizo, indescifrable. El polaco lo persiguió por todo el cuadrilátero sin poder alcanzarlo, hasta caer en el agotamiento.

Alzó la medalla de oro y de su cuello casi ya no salió en los días que se quedó en Roma. Recuerdan haberlo visto con ella erguido y orguollos en el comedor de la Villa Olímpica, en sus calles, en el edificio donde vivía la delegación de Estados Unidos. Alguna vez confesó que hasta había aprendido a dormir boca arriba para no lastimarse con ella, pero sobre todo, para no dañarla, mientras su amado trofeo lucía en su cuerpo. Estaba fascinado con su presea dorada .

De regreso a norteamérica, estuvo un par de días en New York, donde celebró en una cena en el restaurante de Jack Dempsey, tomó una copa en “birdland” y compró regalos para su madre, su padre y su hermano en”Tiffany’s”. La gente lo reconocía por la callé y él estaba embelesado. Luego viajó a Louisville, donde fue recibido como un héroe. En el aeropuerto de Standiford Field el propio alcalde de la ciudad y cientos de fanáticos lo esperaron en la mismísima pista. Luego le sucedieron días de celebraciones continuas, mientras Clay aumentaba en su exposición y verborragia. El mito empezaba a crecer. Más tarde se escribió sobre la leyenda de su medalla arrojada al río, que si bien apareció en una autobiografía de Alí, años más tarde fue desmentida por él mismo con un “no recuerdo que he hecho con la medalla”, y muchas leyendas tejidas alrededor de ella.

Lo cierto es que el mundo había conocido, hace ya casi 60 años, a un boxeador que innovaría la categoría con un estilo desenfadado y alertaría al mundo con su palabra y acción. El hombre que unos años más tarde ya sería, quizás, el más conocido en la tierra. La leyenda que le ganó al deportista. Esa historia empezaba a nacer en el verano boreal de 1960, cuando el mundo comenzaba un década de cambios, sorpresas y transformaciones.


Hernán O’Donnell

Vergil Ortíz Jr., el orgullo de Dallas que espera por su oportunidad

Es el orgullo de Dallas, es la promesa de su ciudad natal, es el joven al que todos apuestan. Vergil Ortíz Jr. ha empezado su camino en el boxeo y todos suponen que pronto estará en la galería de los grandes fondistas de Estados Unidos.

En verdad, su sendero comenzó hace bastante tiempo. Nació el 25 de marzo de 1998, y cuando apenas tenía 5 años se calzó los guantes y ya no los dejó. Se metió de lleno en un mundo que lo iba a cautivar para siempre. Porque su carrera amateur iba a estar jalonada de victorias que formarían un camino ascendente hasta consagrarse en el célebre Torneo “Guantes de Oro”. Mientras sus compañeros pensaban en la celebración de las fiestas de fin de curso, tras la finalización de los estudios en la escuela secundaria (High School) “Grand Prairie”, Vergil se alistaba para dar el golpe en el torneo a desarrollarse en el gimnasio Salt Palace de Salt Lake City, Utah. Vergil ya había sido campeón nacional Junior Olympic en 2013, y ahora se preparaba para el tradicional torneo amateur. Corría 2016 y para Ortíz era el cierre de una etapa. Después, vendría el profesionalismo.

En ese momento, el ascenso era irresistible. Había ganado en marzo de 2016 el Torneo de los Guantes de Oro en Dallas, luego fue Campeón en el Estado de Texas y esos logros le permitieron ir por el Título Nacional. Llegaba el mes de mayo, y mientras los amigos pensaban en el baile de fin de curso, Vergil tenía otros planes. “Bueno, en definitiva, en el ring también podrá bailar”, bromeó su padre cuando el momento llegaba. Se perdía el baile de graduación, pero había alcanzado a acompletar los estudios y se encaminaba a practicar, en serio, el deporte que había hecho durante tantos años.

“Pelearé contra hombres”, decía entonces Ortíz; “Soy muy joven y el hecho de enfrentar a boxeadores de experiencia me resulta muy emocionante”, afirmó.

“Son muchos días de competencia, y lo más importante es estar en peso” resumió por aquel desafío.

Su fama ya había alcanzado altos niveles. Fue entonces que firmó contrato con Golden Boy Promotions, la empresa de Oscar de la Hoya, mientras se entrenaba 6 días a la semana en Vivero Boxing Gym, propiedad de su entrenador de entonces, Gene Vivero. En su página web reflejan con orgullo los títulos amateurs conseguidos: 7 veces campeón nacional, Campeón Olímpico junior en 2013 y un récord admirable de 140-20.

El paso inmediato fue el debut en el profesionalismo. Lo hizo el 30 de julio de 2016 con un triunfo po K.O. ante Julio Rodas, en Indio, California. En septiembre vencería a Ernesto Hernández y el 16 de diciembre, a Néstor García. Su camino profesional sería de victoria en victoria. Y sin descanso, porque enseguida, el 28 de enero se enfrentaba con Israel Villela. Iba a ser una tremenda noche. En el primer round hizo valer el poder de sus puños. Apenas lo midió con un jab de izquierda, sacó una derecha tremenda, letal, que impactó de lleno en el rostro del mexicano, lo tiró y ya no pudo regresar al combate. Ya era, para los fanáticos del boxeo, el “futuro” campeón Mundial Superliviano.

El 5 de mayo se medía con el cotizado Angel “Pescado” Sariñana en el MGM Grand Arena de Las Vegas, Nevada. En esa fecha suele haber combates porque se conmemora “La Batalla de Puebla”, en la que un pequeño ejército de soldados mexicanos venció al ejército francés. Vergil, de raíces mexicanas, hizo honor a la fiesta que siempre se recuerda en esa fecha y venció por KOT en el 3er round.

Después continuó su senda con triunfos ante Ricardo Fernández y César Valenzuela.

Ante Evandro Cavalheiro ya peleó a 8 rounds; fue su octava contienda profesional y se impuso por KOT en el primer asalto. 

Luego venció a Jesús Alvarez Rodríguez y alcanzó el título vacante del peso welter junior de la NABF. Un paso adelante en su búsqueda del título mayor.

Detrás siguieron combates ya pactados a 10 rounds; igual, le alcanzaron menos para derrotar a Juan Carlos Salgado,  Roberto Ortíz y Jesús Valdezen Barrayán.

Y llegó el combate frente a Mauricio “El Maestro” Herrera, una pelea con mucha promoción, un semifondo de Canelo Alvarez vs Daniel Jacobs, el 4 de mayo de este año en el T-Mobile Arena en Paradise, Nevada, Estados Unidos de América. “Esta será una prueba exigente para Vergil”, dijo entonces su manager Oscar de la Hoya, y agregó: “Ortíz tiene todo para ser un gran campeón, merece la oportunidad de ser un co-estelar de Canelo Alvarez, ante un pugilista como herrera, que tiene mucha experiencia, que ha peleado con los mejores de la categoría y que tiene una victoria sobre Danny García. Si Vergil puede vencer a Herrera, entonces estaremos ante una realidad”.

En tanto, Vergil afirmó: “Esta es una gran oportunidad para que todos me conozcan, así que espero mostrarles de qué estoy hecho. Será una pelea difícil y quiero dejar una grata impresión”.

Y fue una terrible noche del Aericano-mexicano. Ortíz dominó en todo momento a Herrera, quien casi no pudo hacer nada, y lo venció por KO en el tercer round con una izquierda al hígado y una derecha terrible a la mandíbula. “Todo es el resultado del trabajo. Lo hago con mucha intensidad y ahora quiero pelear por el Título Mundial”. Fue una victoria inapelable, con una superioridad notable de Vergil Ortíz. “Trabajo con sparrings que fueron campeones mundiales, soy muy exigente conmigo mismo. Desde el primer round sabía cómo le iba a ganar; quiero la chance ahora, sé que tengo las herramientas para lograr el título”, afirmó tras la pelea.

Hasta que llegó el gran combate ante Antonio Orozco, la pelea que vio el mundo y que todos los aficionados al boxeo le prestaron suma atención, pues estaban ante la posibilidad de ver a un gran prospecto del que se habla desde hace un buen tiempo y que tras vencer a Herrera ya nadie quería perderse. “Ortíz posee dinamita en sus manos, lo demostró con Herrera, y Antonio Orozco es uno de los mejores boxeadores en la categoría”, dijo de la Hoya para promocionar el combate.

Era el debut de Vergil en el peso welter. Y respondió a todas las expectativas. Salió decidido desde el primer round; luego, Orozco emparejó, lo llevaba contra las cuerdas y Ortíz retrocedía, pero siempre dejaba la impresión de tener el control del combate.

Pero  Vergil supo salir, atacar, golpear y terminar el pleito. En el sexto lo tiró; una, dos y tres veces hasta llegar al KOT. Era una tormenta de golpes que sacudían a Orozco, quien supo desde la primera caída que la derrota asomaba inminente: Ortíz lo golpeaba arriba y abajo, sin piedad y sin pausas y así llegó el final, con el cinturón de Oro de la Asociación Mundial de Boxeo para el vencedor.

“No quedé muy conforme, creo que en el arranque pude haber hecho algo más. Pero todo sirve de experiencia”, señaló Vergil tras la pelea.

Sabe que siempre se aprende. De todo. Incluso de una noche que no brilló como quisiera pero en la que ganó sin discusiones y dio un paso más al frente para su sueño de ser Campeón Mundial.

Después llegó la victoria frente a Brad Solomon el 13 de Diciembre último. Un KOT 5 contundente, como acostumbró a sus seguidores. Fue un cierre de año a toda orquesta, con una actuación explosiva que despidió un 2019 a puro éxito y que le abrió un año lleno de expectativas, que por ahora pandemia mediante, deberá entrar en un paréntesis.

Vergil Ortíz Jr., es, a los 22 años, el nuevo nombre que asoma en el firmamento del boxeo, una estrella en ascenso que busca su consagración y cumplir el sueño que tiene desde muy chico, cuando tenía 5 años y se calzó los guantes de boxeo por primera vez.   


Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)

Teófimo López espera el año de su gran consagración

Impacta por sus declaraciones, por su impronta, por sus actitudes y, sobre todo, por el poder de sus puños. Es uno de los apariciones más interesantes del boxeo de hoy. Combina capacidad pugilística con características de showman, puede ser una figura atractiva en esa singular mezcla de boxeo y espectáculo, de pegada y declaraciones, de guapeza y actuaciones. Ahora aguarda por un combate ante Vasyl Lomachenko, al que cree que vencerá sin inconvenientes. “No es el mejor libra por libra; tal vez lo sea Crawford, pero a Lomachenko lo venzo antes del 8vo round”, afirmó en recientes publicaciones.

Teófimo Andrés López Rivera nació en Brooklyn, el 30 de julio de 1997, y muy pronto se inició en el boxeo, de la mano de su padre, Teófimo López Sr, quien además es su entrenador. López padre había nacido en San pedro Sula, Honduras, pero muy joven se marchó a Brooklyn y luego se mudó a Davie, Florida, una zona al norte de Miami, entre Fort Lauderdale y Weston.

“Soy boxeador porque Dios así lo quiso”, respondió cuando le consultaron como se inició en esta actividad.

Hizo un largo recorrido amateur, logró la medalla de oro en el Campeonato Nacional de los Guantes de Oro en las 132 libras, y luego se ganó un lugar en las pruebas olímpicas 2015 para los Juegos del año siguiente.

Sin embargo, al final representó al país de sus padres, Honduras, en los Juegos Olímpicos de verano Río 2016. Tenía un lugar en el equipo de Estados Unidos, pero no quedó incluido en la nómina. Entonces decidió representar al país de sus padres. “Honduras no siempre tuvo esperanzas en el deporte, y yo quiero darle una”, manifestó tiempo después. “Quiero darle un título mundial, para Honduras y para los latinos”. Lleva la bandera de Honduras en cada presentación, demuestra el amor por la tierra de sus padres cuando se esfuerza en hablar en español, que no lo hace mal, pero que no tiene la misma solidez que con el inglés. Sin embargo, siempre que puede habla en la lengua de sus padres y trabaja para mejorar el idioma.

Enseguida se hizo profesional bajo la tutela de Top Rank. Tenía sólo 19 años y ya auguraba un porvenir; Bob Arum le había echado el ojo. “Creo que este chico es un verdadero talento”, señaló el promotor, “y los match-makers están haciendo un gran trabajo con él”. “es muy fuerte y creo que cuenta con un gran futuro”, agregó.

Lo presentó el 5 de noviembre de ese año 2016 en la velada en que Manny Pacquiao y Jessie Vargas protagonizaron el combate estelar.

Teófimo ganó por KO 2 a Ishwar Siqueiros.

Y comenzó una carrera fulminante, impresionante. Mezclaba sus presentaciones con sesiones de sparrings de figuras consagradas. Así, ayudó a Shawn Porter en sesiones de guanteo cuando preparaba su combate ante Keith Thurman (Barclays Center, Brooklyn, 26 de junio de 2016), o Guillermo Rigondeaux. No le escapaba ni a la diferencia de peso ni a la mayor experiencia de sus oponentes.

Mientras, empezó a escalonar victorias: tras ese debut de fines de 2016, al año siguiente encadenó 6 triunfos consecutivos, entre ellos uno frente a Daniel Bastien en el Theater del Madison Square Garden y ante Ronald Rivas en el propio Madison. Había llegado muy pronto al mítico escenario de Nueva York.

Y no defraudó. Logró un terrible Knock Out en el 2do round, producto de un gancho de izquierda fulminante. Impactó a la gente, a la prensa y fue candidato al Knock Out del año. Además, mostró un festejo con movimientos de brazos, piernas y algunos pequeños pasos de baile que comenzaron a hacerse conocidos. También por esto el público se empezó a acercar y a la vez nacieron las críticas, ya que entendían que no era respetuoso con el adversario.

“Los que no me conocen creen que soy arrogante”, dijo a la TV mexicana. “El mundo del boxeo es muy duro, y uno tiene que ser muy fuerte. Pero afuera es muy diferente. Tenemos como dos personalidades, una arriba del ring, dura. Y otra afuera, que es humilde”.

En 2018 logró otras cuatro victorias. El 12 de mayo volvió a ser el centro de atracción en el Madison; allí volvió a ganar por Knock Out, esta vez frente a Vitor Jones Freitas, Pero la sorpresa sería mayor cuando los espectadores vieron al vencedor festejar con el baile de Fortnite, un video juego de tremendo éxito, lanzado en 2017 y que causó sensación entre los fanáticos de la Play Station. Es un juego en el que supervivientes controlados por humanos cooperarán online para mantener sus fortalezas a salvo de los ataques en oleadas de los muertos vivientes, que están intentando conquistar la tierra.

Este juego se hizo muy popular y Teófimo aprovechó para celebrar con un baile que aparece en las consolas de millones de fanáticos.

También adoptó la costumbre de subir a los cuadriláteros con una remera que tenga la inscripción “The Takeover” (El Dominador). Cuenta que una vez su hermana pronunció el latiguillo, casi de casualidad, a él le gustó y quedó para siempre.

El 14 de Julio venció al brasileño Silva, pero sufrió la fractura de su mano derecho, hecho que le costó un parate y un suspenso en su carrera. Un duro golpe a su oponente se llevó la fractura del quinto metacarpiano y la cirugía que demoró los planes de ese año.  

El 8 de diciembre se presentó en al Hulu Theater del Madison Square Garden y venció a Mason Menard  en sólo 44 segundos! Un derechazo acabó con Menard y el teatro vio el baile victorioso característico de López apenas nacía el combate.

Y el 2 de febrero noqueó a Diego Magdaleno en otra categórica pelea. Fue un capítulo más en esta serie de triunfos. Un Knock out espectacular, que llegó con cierta anticipación. En el sexto asalto Teófimo envió a su adversario a la lona. En el séptimo, lo derribó de un izquierdazo espectacular y celebró con sus ya famosas volteretas y bailes.

La fe de él y su equipo aumentó a medida que llegaron las victorias. El padre cree que está listo para enfrentar a los mejores del mundo. “Ya no hay muchos que lo quieran enfrentar”, sostuvo en una entrevista.

Por eso quiere las grandes carteleras, los grandes adversarios. Ha tenido ídolos como Tyson o Floyd Mayweather, pero nadie como su padre. “El ha sido un gran luchador callejero, un hombre muy fuerte. Solía noquear a todos. Y yo tengo el puño de mi padre”, desafió. Ascendió en las programaciones y el sábado 20 de abril de 2019 fue ubicado en el combate de semifondo en el mítico Madison Square Garden de New York, donde venció al finlandés Edis Tatli, en el festival donde la pelea estelar fue entre Terence Crawford y Amir Khan.

El 14 de Diciembre de 2019 abrazó el título mundial de la Federación Internacional de Boxeo tras vencer al ghanés Richard Commey por KOT 2 en el Madison Square Garden. Fue la noche que lo consagró de manera contundente; la que lo metió de lleno en la galería del momento.

Es terminante, carismático y noqueador. Cuenta con aptitudes y la fuerza que le da la juventud. Aún debe trazar un recorrido, ganar experiencia, mantener la guardia, sumar minutos y peleas. Avanzó mucho, y cuando la pandemia termina y el mundo retome su andar, Teófimo dice estar listo para todo lo que viene. Tiene a Lomachenko como un gran objetivo; su padre cree que le ganara sin problemas…

Allí va Teófimo López. Sin prejuicios ni temores.


Hernán O’Donnell