Ganar en Quito…¿Hazaña o utopía?

La Argentina sólo una vez pudo ganar en la altura de Quito. Fue bajo la conducción del entrenador Marcelo Bielsa, por la Competición Preliminar de la Copa del Mundo de la FIFA-Corea-Japón 2002. Fue por 2 a 1, con goles de Hernán Jorge Crespo y Juan Sebastián Verón. Antes y Después, no se consiguieron victorias.

En total jugó 6 partidos y sólo consiguió la victoria mencionada; empató por la Copa América 1983, 2 a 2 con goles de Jorge Luis Burruchaga, y para la clasificación a la Copa del Mundo de la FIFA-Brasil 2014, 1-1 con tanto de Sergio Aguero.

Perdió 2 a 0 por las eliminatorias Francia 1998, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010. En la primera de esas derrotas nació la célebre frase “En la altura, la pelota no dobla”, del entonces entrenador albiceleste, Daniel Alberto Passarella.

Por eso, a toda la presión, la psicosis, y la necesidad imperiosa de conseguir los tres puntos, se suma un dato de la realidad que es insoslayable. La altura es un factor de peso que condiciona a los equipos argentinos.

Los limita, les impone un ritmo de juego distinto, más lento, más pausado. Argentina deberá jugar con la cabeza puesta en regular energías, atacar sin desgastarse y buscar el aire permanente para no llegar al ahogo.

Y encomendarse a todos los ángeles posibles, a la inspiración de Leo Messi, el temperamento de Mascherano, el acompañamiento de todo el equipo y los duendes que iluminaron a la albiceleste aquella jornada feliz del 15 de agosto de 2001, cuando se logró la esperada victoria en la altura de Quito.

 

Hernán O’Donnell