Brasil tuvo orden, progreso y y fe hasta el final

Cuando el árbitro holandés Bjorn Kuipers sancionó el penal a favor de Brasil, parecía que, al fin, iban a encontrar el camino del triunfo cuando corrían ya 77′ de juego. Pero intervino el VAR, revisaron la jugada y el juez entendió que Neymar Jr. había exagerado y cambió el fallo: tiro libre para Costa Rica. Entonces recorrió el escenario una sensación de que Kaylor Navas sería el héroe de la tarde.

Porque hasta ese momento, el partido tenía un desarrollo lineal como un monólogo de stand up: Brasil al ataque, con la movilidad de sus delanteros, las combinaciones de Neymar, Willian, Gabriel Jesús, Paulinho…fue mucho más profundo en el segundo tiempo y volcó el juego hacia el área de Costa Rica, que se sostenía en la brillante actuación de Navas. Luego ingresaron Douglas Costa y Roberto Firmino, para darle más potencia al ataque. Y se sumaron situaciones.

Cuando todo parecía acabar en el empate, y quedaba ya muy poco por jugar, a los 90′ apareció Phillipe Coutinho para vencer a Navas, abrir el marcador y desatar la locura que culminó con la caída espectacular del DT Tité.

Brasil respiraba al final. Encontraba justo el premio que había buscado. Parecía que se complicaba, pero no. E incluso tuvo, ya a los 90’+6′, fuera del tiempo establecido, la alegría del gol de Neymar Jr. que selló el 2-0.

Tuvo orden, progreso y buscó con insistencia la victoria. Brasil empezó a jugar la Copa del Mundo.

 

Hernán O’Donnell