Argentina se metió en la Copa del Mundo

La imagen que queda, las palabras que forman el relato, los comentarios y análisis se acercan a la épica del heroísmo, a la hazaña y a la victoria agónica que implica una buena dosis de sufrimiento. Pero la victoria argentina estuvo lejos de esos condimentos, más allá del gol de Marcos Rojo que llegó a los 85′ y parecía que la clasificación a los octavos de final no se iba a conseguir. Es cierto que el reloj empezaba a apretar, pero restaban 5 minutos y unos 6 que debían adicionarse (al cabo fueron 4), pero el desarrollo del partido había sido muy favorable a la Argentina y la sensación de que el gol caía, también rondaba la noche de San Petersburgo.

A los 14′ Marcos Rojo cortó un avance de Nigeria en un anticipo bien logrado, el pase al medio y la habilitción a Leo Messi quien controló con el muslo izquierdo y sacó un derechazo cruzado, tremendo, que abrió el marcador.

Argentina tenía orden, sacrificio y mucha actitud para jugar el partido. Se mostró firme en defensa, salió largo y seguro, sin arriesgar cuando no era necesario. Después tuvo juego en la mitad de la cancha a partir del buen transporte de Banega y la velocidad y habilidad de Di María por la banda izquierda; el “Pipa” Higuaín se movió muy bien en el frente de ataque y claro, Messi hacía girar el juego por todo el campo. El dominio y el control del partido era tan claro que nadie imaginaba un complemento diferente.

A los 51′ un leve agarrón de Mascherano en el área fue sancionado con penal que Víctor Mosses transformó en el 1 a 1. Los nervios bajaron de las tribunas, y el equipo empujó con mucha determinación, Perdió orden, tal vez, pero no se entregó. Se desprotegió en defensa, pero no claudicó en la lucha. Sufrió un par de contragolpes de Nigeria, pero el equipo mantuvo la mentalidad ofensiva. Entró Pavón y contagió con su habilidad y velocidad. Lo tuvo Gonzalo Higuaín, el remate se fue alto. Un par de centros cruzados que no encontraron el pie que lo empujara. Y el ataque sostenido, con la cara ensangrentada de Mascherano, con la ayuda de Meza y el “Kun” Agüero para sumar presencia en ataque.

Y la pared de Pavón con Mercado, el centro al corazón del área, la aparición de Marcos Rojo para meter el derechazo y el 2-1 cuando faltaban 5 minutos…

Argentina gritó la victoria merecida cuando el partido entraba ya en su tramo final, en el ingreso de la agonía, cuando el reloj comenzaba a apretar. Argentina encontró el premio justo, porque se lo va a recordar a este partido como el encuentro de la hazaña, de la épica, del golpe final, pero lo cierto es que la Argentina jugó su mejor partido en lo que va de la Copa del Mundo, dominó durante la mayor parte del tiempo, generó varias situaciones para convertir y un “penalcito” lo puso en aprietos.

Se podrá apelar a todo tipo de emoción, pero lo que deja esta victoria es que la Argentina puede ser, en realidad lo es cuando se lo propone, un equipo serio y de temer, que puede vencer a cualquier rival y llegar a lo más alto del camino.

 

Hernán O’Donnell