La selección, de Marbella a Ezeiza

La Asociación del Fútbol Argentino ha arrendado un predio en Marbella para armar un centro de entrenamiento y captación de jugadores que estén en Europa. La finalidad es que puedan entrenarse aquellos que sean convocados para el equipo mayor y puedan trabajar sin desperdiciar horas de vuelo hacia Buenos Aires, pero también se esgrimió la poderosa razón de captar a los jóvenes futbolistas que emigraron, en muchos casos de muy pequeños y junto a su familia por las diferentes crisis económicas que tuvo el país.

En el fondo, se espera encontrar al “nuevo” Messi. Al nuevo “Mesías”. Un salvador que esté oculto en tierras lejanas, un genio inadvertido que vuelva a ser lo que tanto decimos que no hay que buscar y en el fondo es el único proyecto que existe: Un Maradona que se haga cargo del equipo.

Hay una gran cantidad de chicos que están con ese mote y bajo el radar de la AFA. Luka Romero es uno de los últimos casos: convocado para la sub 17, es hijo del argentino Diego Romero quien jugaba en Alacranes de Durango cuando nació Luka. Mexicano de nacimiento, de padre argentino y madre española, con la triple nacionalidad fue la albiceleste la que se apuró a introducirlo en sus filas.

Y así podría seguir el camino de la nueva selección: a la búsqueda del talento perdido en el planeta, a la caza de los genios ignotos. Ese aparenta ser una de las bases del nuevo proyecto.

Mientras, ¿que será del predio de Ezeiza?  ¿Como seguirá el seleccionado en modo formal en su trabajo en nuestro país? ¿Quien lo encabezará, quien será el DT?

Preguntas y más preguntas, que aún no tienen respuesta.

 

Hernán O’Donnell