Nace una estrella: Gervonta Davis

Venía cargado de buenos antecedentes y auspiciosas perspectivas, pero el público argentino amante del boxeo lo “descubrió” la otra noche, la del pasado sábado 21 de abril cuando, en un Barclays Center desbordante de gente y expectativa, en el corazón de Brooklyn, New York. Un estadio relativamente nuevo, pero que ya está instalado en el mundo del boxeo, en una ciudad que respira este deporte en todos sus rincones.

Gervonta Davis liquidó a un bravo y valiente Jesús Cuellar, quien se le plantó de entrada e intentó una pelea de corta distancia, quizás lo que más le gusta a Davis, para poder boxear, mostrar su repertorio y pegar con justeza. Un golpe al hígado derribó al argentino en el segundo round, y en el tercero una andanada de golpes de Davis acabaron con un Cuellar que no pudo resistir: cayó dos veces, en la segunda el árbitro decretó el KOT.

Lo había superado con amplitud y los argentinos asistimos a la confirmación de una nueva estrella en ascenso del boxeo mundial. Un hombre que boxeó y golpeó para arrasar a un gran batallador como es Jesús Cuellar. Lo vimos ese sábado por la noche, pero… ¿Quién es Gervonta Davis?

Nació en Baltimore, Maryland, el 7 de noviembre de 1994. Apenas había pasado los 5 años cuando se metió en el gimnasio “Uptown Boxing Gym”, mientras comenzaba sus estudios en el Harbor Digital School. Había quedado involucrado en una reyerta callejera y, a pesar de su muy corta edad, sus tíos consideraron que lo mejor era que ingresara al gimnasio a practicar deporte. Sus padres estaban muy lejos, ausentes, con problemas de adicciones que lo alejaban de Gervonta y sus hermanos. Esa ausencia paterna derivó en un pequeño Gervonta lejos del calor de un hogar, muy cerca de los problemas de la calle y con un desfile incesante por distintos hogares de crianza que lo cobijaron.

Las calles de Baltimore eran un peligro constante que aún hoy recuerda con mucho dolor: “Las personas que conocí en esos años están muertas o en la cárcel”, aseveró en un reportaje. “En realidad, Balitmore es peor de lo que han visto en la serie The Wire”, confesó alguna vez.

Recibió, enseguida, el apodo de “Tank”, que para algunos es “Tanque” y para otros tiene que ver con el tamaño de su cabeza. Pronto, algunos vieron en él un pugilista del estilo de Mike Tyson, pero de un tamaño más pequeño en lo físico, y zurdo.

En 2012 ganó el Torneo Nacional Amateur Golden Gloves, y al año siguiente hizo su debut profesional. Su carrera amateur fue extensa y exitosa, donde obtuvo 206 victorias y 15 derrotas. Pero había llegado el tiempo de hacerse profesional.

Fue el 22 de febrero de 2013 y venció a Desi Williams por KO1, en una presentación que sería un anticipo de una carrera jalonada por victorias categóricas y rápidas. Los nocauts se sumarían en cadena, en un desfile a lo largo y a lo ancho del país: El “Tanque” se presentaría en Baltimore, Washington, Pittsburgh, Atlantic City, Orlando, Paradise (Nevada), Hollywood (Florida)…Un camino variado y siempre con el knock out como compañero de ruta.

El 14 de enero de 2017 ganaría su primera corona mundial. En el Barclays Center iba a vencer al portorriqueño José Pedraza por KOT7 para sacarle el Título Super Pluma de la Federación Internacional de Boxeo (FIB). Una durísima derecha en el rostro de Pedraza acabó el pelito, un golpe furibundo que entró limpio en la mandíbula del boricua y lo envío a la lona. Una estrella se consagraba bajo los cielos de New York. Con el padrinazgo del célebre Floyd Mayweather, aparecía un nuevo niño mimado, un héroe de mirada limpia y puños de acero. Claro que el estilo de Davis se distancia del que lucía el gran Floyd. Este era un artista del ring, de piernas muy veloces y movimientos laterales que desarmaban a cada adversario. Davis prefiere un boxeo más directo y agresivo, que liquide a los rivales.

Luego fue el momento de mostrarse al mundo; la primera defensa, ante Liam Walsh en Londres, de visitante y poniendo en riesgo la flamante corona: KOT3 fue el resultado de otra victoria contundente.

Después llegaría el tiempo del costarricense Francisco Fonseca, a quien batió por KO8 en el fabuloso estadio T Mobile Arena en Paradise, Nevada, como choque de semi-fpndo en la muy promocionada y difundida velada de “Money” Mayweather y Connor Mc Gregor.

En esa magnificada noche, Davis llegó con la frustración de no haber podido dar el peso (llegó con 132 libras cuando el límite era 130) y dejó el título antes de combatir. “Pido disculpas a mis fanáticos y seguidores”, escribió Davis en Twitter. “Pero voy a  reparar esto”.

De todas formas se iba a imponer en una pelea que  iba a resultar más atractiva que el propio combate de fondo; la contienda Davis-Fonseca, al cabo, iba a estar en el centro de las polémicas por su definición. Davis había sido superior a lo largo de las 7 vueltas, pero un golpe que rodeó la nuca de Fonseca, que muchos vieron fuera de los límites legales, acabaron con el pleito. Davis había hecho una buena pelea, e incluso en el cuarto asalto se puso en varias oportunidades las manos detrás de la espalda, dejando su cuerpo y rostro totalmente descubiertos, en una demostración de seguridad y confianza, que Fonseca tomó como una abierta provocación y le alteró su tranquilidad. Y el trabajo de Davis terminó por acabar con su resistencia.

De esa pelea se han dicho muchas cosas. Tanto de la preparación de Davis como la resolución que tuvo el enfrentamiento. Lo cierto es que entre todo lo que ha trascendido, se dijo que el “Tanque” no llegó a dar el peso por un problema que surgió en la preparación; cuando faltaba un mes para la pelea, en el Uptown Gym Davis se enredó en una pelea con su hermano y cuando los guardaespaldas los fueron a separar, Davis golpeó a Anthony Wheeler, un amigo de su infancia, quien cayó noqueado. The Baltimore Sun relató ese incidente, que concluyó con su amigo en el hospital, con un cuadro de conmoción cerebral, una orden de detención que fue resuelta con una fianza de U$ 100.000 y un dolor de cabeza que influyó en forma profunda en su ritmo de entrenamientos.

Así llegó a su última función. La más vista por el público argentino, la que le dio la puerta de entrada a usted, querido lector de Ring Side, que tal vez haya puesto los ojos en él, pero que si no lo había hecho, en esta última presentación en el Barclays center de Brooklyn, New York, pudo ver a un boxeador ascendente y de gran futuro en toda su dimensión.

La velocidad, el juego de piernas, la justeza de sus golpes, el ataque incesante fueron todas las variantes que mostró en una noche lúcida. Jesus Cuellar fue bravo y valiente para buscar el combate, pero el repertorio ofensivo de Davis lo hicieron muy superior.

Hoy la vida le ríe y canta. Ha ganado el Super Título superpluma de la Asociación Mundial de Boxeo; está clasificado como el cuarto mejor boxeador activo, libra por libra, empiezan a aparecer grandes ofertas, sueña con ser una de las estrellas del ‘pay per view’, piensa en futuros rivales, y hasta dejó trascender que podría sumarse a las huestes de la UFC (Ultimate Fighting Championship)…

Mientras su manejador, Floyd Mayweather analiza si Jessie Vargas o Vasyl Lomachenko serán las próximas estaciones, el público del boxeo celebra la aparición de una nueva estrella en su firmamento. Una figura creciente, que deslumbra y atrae con un estilo de boxeo agresivo, potente, veloz. Un boxeador que promete grandes veladas y un futuro auspicioso.

“Sólo quiero mejorarme a mí mismo”, escribió hace muy poco en su cuenta de twitter. Así está Gervonta. Disfruta de los días felices, después de haber dejado atrás un pasado de dolor.

 

Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)