Marco Cecchinato, un jugador para todas las superficies

Para aquellos que sólo lo recuerdan por haber hecho semifinales de Roland Garros en la última edición. Para aquellos que pensaban que sólo era una semana fantástica en un torneo de ensueño. Marco Cecchinato cambió su mente, se adaptó al sistema y tras esa formidable actuación se metió en la discusión importante y comenzó a cosechar buenos resultados en distintas superficies: césped, cemento, indoor, y por supuesto en tierra batida.

“Cambié mi mentalidad y ahora voy siempre a ganar, en cualquier lado”, afirmó cuando ya la tarde le reglaba la primera gran alegría de 2019.

Tuvo una semana buena, de menor a mayor, que consolidó con una final impecable, intratable, indomable ante un Diego Schwartzman que sucumbió por 6-1 y 6-2, y se llevó el título del Argentina Open 2019.

Fue demoledor de principio a fin. El italiano dominó todos los aspectos del juego, fue sólido desde el inicio, tuvo un revés formidable y un servicio muy eficaz. Luego del 1-1 inicial empezó a imponer condiciones, tras el 2-1 quebró e inició una larga serie de juegos ganados, para llevarse la manga por 6 a 1 y enseguida ponerse 2-0.

Poco pudo hacer Schwartzman, quien se lució tenso, tal vez por la presión de la localía y no encontró variantes en el juego. El “Peque” no pudo meterse en el partido, arrastraba un cansancio lógico y se vio desbordado por un jugador que se mostró concentrado y confiado desde el primer punto.

Lo de Cecchinato fue formidable. No se amedrentó con la hinchada (“Me parece normal que el público aliente a su jugador, a mi no me molesta y me concentro en el juego”; declaró), mantuvo la serenidad y cada vez que el “Peque” amagaba con una reacción volvía a tener el mando del juego.

En el segundo set no se desesperó. Llegó el 1-2 del peque, el 2-3 que Schwartzman quiso aprovechar para ver si se arrimaba y mantuvo su servicio, el italiano, para alcanzar el 4-2. El quiebre del séptimo game fue decisivo. Cuando fueron a sentarse en el descanso del 5-2 el silencio y la resignación habían envuelto al Buenos Aires Lawn Tennis Club.

El final lo encontró con un grito de desahogo, el desplome habitual a modo de festejo sobre el polvo de ladrillo del court central y un aplauso respetuoso de toda la gente.

Se había llevado el premio mayor a base de un juego creciente, sólido, firme y variado. Marco Cecchinato encontró la fórmula, y en Buenos Aires le anunció al mundo que habrá que tenerlo muy en cuenta.



Hernán O’Donnell