Liverpool eliminó a Barcelona con una goleada para recordar por mucho tiempo

La semana había comenzado complicada para Liverpool. El triunfo apretado en la penúltima fecha de la Premier League en Newcastle, el gol, de Origi sobre el final, la lesión de Mohamed Salah que lo sacó del desquite en Anfield, el inconveniente físico de Roberto Firmino que también lo marginó, la ausencia de Naby Keita, la victoria ajustada de Manchester City el lunes que lo volvió a relegar a la segunda posición…demasiadas contras para recibir a Barcelona en Anfield y tratar de revertir un marcador desfavorable de 3 a 0.

Con toda esa carga en contra salió el Liverpool. Pero como si fuera un combustible extra, con el aliento de su gente, salió decidido a acorralar a Barcelona e intentar achicar la diferencia establecida en el primer choque.

A los 6′ llegó la primera emoción. Henderson entró libre por el medio, el remate al arco, el rebote en el arquero Ter Stegen y Origi convirtió con el arco libre. Liverpool ganaba 1 a 0 y el estadio explotaba como un volcán.

Barcelona lucía desconcertado en esos primeros minutos. El local corría y recuperaba rápido. Aunque bastó que Messi tuviera una oportunidad, para que el mundo supiera que El Rey estaba presente. Un centro atrás de Suárez y el remate al ángulo de Leo que Alisson sacó al corner con esfuerzo.

Después, se lo perdió Leo; se la birlaron cuando iba a definir. Lo tuvo Coutinho y Alisson la desvió. Y enseguida casi concreta Arturo Vidal. En dos minutos, Barcelona demostraba que sería duro de matar.

Iban 20′ y el partido llevaba un ritmo y una cantidad de llegadas a los arcos que parecía un día que jugaban. A toda velocidad y con una precisión notables. El resultado era una incógnita.

Barcelona se hizo fuerte a partir de la presencia de Sergio Busquets en la mitad de la cancha. Fuerte para cortar y con sus pases verticales, organizó el medio juego con la ayuda de Vidal y Rakitic. En la búsqueda del enlace con Messi, nacían las acciones más peligrosas. Leo se encargaba de generar profundidad con pases milimétricos y precisos. El equipo inglés le peleaba el medio juego con el temperamento de tres volantes que mezclan juego (Fabinho), posicionamiento (Henderson) y mucha fuerza y despliegue (Milner). Buscaba salir por afuera con Alexander-Arnold y Robertson (excelente lateral izquierdo que algunos descubrieron en estos días…) y lanzaba pelotazos para Origi y Mané.

La más clara la tuvo Barcelona al final. Genial habilitación de Messi a Jordi Alba, la aparición por el centro del lateral izquierdo visitante y la salvada rápida de Alisson cuando el peligro acechaba.

El primer tiempo se cerraba con el 1 a 0 para el local, que todavía guardaba esperanzas. Y arrancaba el complemento con una variante Wijnaldum por Robertson, lesionado. Al lateral izquierdo fue Milner y Wijnaldum a la posición de volante interno por izquierda.

Y fue el ingresado el que encendió la explosión. A los 53′ entró solo por el medio y con un remate fuerte, tras recibir el centro de la derecha marcó el 2 a 0. Pero esto no sería todo. A los 55′, centro de la izquierda y Wijnaldum de cabeza señala el 3 a 0.

Liverpool era una explosión de alegría, locura y optimismo.

Quedaba más de media hora por jugarse y todo podía suceder. Fútbol en estado puro. Messi con su amenaza latente, Suárez daba pelea como siempre, el brasileño Arthur que ingresaba por Vidal para tener más circuitos con Leo…

El partido entraba en los 15′ finales, en esa zona de fuego donde un gol, de cualquiera de los dos equipos, podía sentenciar la serie.

La avivada de Alexander Arnold produjo otra explosión en Anfield Road. Ejecutó rápido un corner, cuando todos aún se acomodaban y Origi, a los 78′, convirtió con un tiro cruzado el cuarto gol. 4 a 0 para el local.

Y el final para recordar. Con sangre, sudor y lágrimas, Liverpool se aferró al resultado. Metió a Gómez para reforzar el lateral y soltar a Milner y Sturridge para contraatacar con velocidad.

Sangre, sudor y lágrimas puso el equipo inglés ante un Barcelona desconocido, que estuvo lejos de su fútbol y flaqueó en el momento de apelar a la lucha. Liverpool metió los cuatro goles necesarios para revertir una serie que tenía en desventaja y una semana que venía mal barajada. Y los metió tras una actuación histórica, en una noche inolvidable, apoteótico, maravillosa.



Hernán O’Donnell