Madrid expuso su orgullo y apagó un Halloween anticipado

Se había presentado como una “Noche de Brujas”. Hasta estaba previsto el título, trillado, gastado, en un juego de palabras con el nombre del equipo que sorprendía al Real Madrid en el mismísimo Estadio “Santiago Bernabéu”. El dueño de casa había perdido en su primera presentación ante el París Saint Germain en Parque de los Príncipes y necesitaba una victoria para encaminarse en su grupo en la temporada 2019/2020 de la Champions League.

Pero no conseguía abrir el marcador. Se ahogaba en su toqueteo, mientras Lucas Vázquez no le aportaba claridad, Modric no distribuía y Hazard chocaba con los defensores del equipo belga.

Era difícil para el Madrid, pero no sospechaba que además recibiría pronto un par de cachetazos.

El primero fue apenas comenzado el partido. Tras esos minutos de acomodo en el terreno y cuando el local quería hacerse dueño de campo y pelota, una habilitación larga hacia la izquierda inició una maniobra de contragolpe de Brujas. Vanaken combinó con Vau, la pelota fue al medio hacia la entrada libre de Emmanuel Dennis y este, con un remate esquinado venció la salida de Courtois, gol confirmado por el VAR cuando iban 9′ de juego.

El Madrid siguió en su línea, pero el fútbol no surgía. No florecía. Más allá de adelantarse en el campo, las trepadas de Carvajal y Nacho, el empuje de Casemiro, arriba se enredaban con la última hilera visitante. Y no tenía profundidad.

Para colmo de males, cuando el tiempo llegaba al fin del primer episodio, un pase errático de Modric le dejó el balón a Dennis, quien se fue solo, trastabilló y aún así le pudo picar el balón a Courtois cuando iban 39′ y poner el 0-2 ante la incredulidad de la capital española.

El silencio y el estupor ganó el escenario. Madrid sumaba su segunda caída consecutiva en la Champions, le convertían 5 goles y no había señalado ninguno, en un partido y medio.

Salio Courtois lesionado y lo reemplazó Areola; un tiro libre le permitió a Sergio Ramos meter un cabezazo de los que suele ejecutar y achicó la distancia: 1-2 cuando se jugaban 55′. El local tenía tiempo para soñar, ya que parecía haberse acabado el tiempo de Brujas: un minuto antes se perdió el 0-3 y a partir de allí pareció cansarse, bajar las defensas, hasta asustarse de poder llevarse un triunfo histórico de un escenario célebre del fútbol mundial.

Ingresó Vinicus Jr. para darle más aire al ataque. Madrid lucía más veloz que en el primer tiempo, más dañino, aunque el reloj avanzaba y no encontraba la puntada final.

Y Brujas se abrazaba al resultado. Cada vez más atrás, se sostenía en la voluntad de tapar agujeros, pero ya no insinuaba un golpe más para consumar la hazaña. Y cuando expulsaron a Vormer todo se redujo a sostener el resultado.

Madrid encontró un respiro en otra pelota detenida. Tiro libre desde la derecha, la entrada franca de Casemiro, y el 2 a 2 cuando iban 85′. Una sensación de alivio recorrió las gradas, aunque el equipo quería, necesitaba, más.

Empujó con su jerarquía y el peso de la historia. Brujas tuvo una chance a favor, pero le entró mal Cools y desperdició la oportunidad.

Madrid tuvo el partido en su control, pero un par de errores en el primer tiempo lo dejaron al borde del abismo, y en el complemento con empuje, amor propio y el peso de sus hombres a la hora de cabecear en el área contraria, alcanzó un empate, que le pudo saber a poco, pero que también vale, pues estuvo al borde de vivir una “Noche de Brujas” anticipada, cuando falta un mes para que el famoso Halloween desate la fantasía e imaginación de los niños.


Hernán O’Donnell