El Reino de los Países Bajos nos presenta al equipo del futuro

Viene de una victoria grande e importante ante Alemania por 4 a 2 y ahora se anotó otra gran victoria ante Irlanda del Norte en su camino a la EURO 2020. Holanda se caracteriza por su tradicional forma de entender el juego: vistosa, elegante y atractiva. Y con esas premisas que vienen del fondo de la historia de Países Bajos, su verdadera denominación, intentó hacer una buena actuación en Roterdam, para encaminarse en el gran torneo que espera el continente: La EURO es, para el viejo mundo una competición que está apena un peldañito abajo que la Copa del Mundo. Es más, lo consideran casi un Mundial sin Brasil ni Argentina (y tal vez, Uruguay) pero fuera de esas ausencias, es un torneo que valoran muchísimo.

Holanda procuró jugar con sus características habituales. Buen traslado, buen manejo del balón, y toques constantes. Pero esta vez le costó mucho desplegarlo en el juego, imprimir sus mejores improntas en el terreno deportivo. Le costó imponerlo y sufrió casi todo el partido. Incluso, hasta parecía que podía perderlo, pero en los últimos 15′ revirtió el marcador hasta sellar una gran victoria por 3 a 1.

El primer tiempo fue de dominio local, aunque no pudo ser profundo ni generar demasiadas situaciones. Irlanda del Norte le opuso resistencia física, con mucho compromiso y solidaridad de sus jugadores. La visita, vestida de un celeste inusual, se multiplicó en defensa y ocupó los espacios con mucho criterio cada vez que tuvo que retroceder, una constante en la primera parte porque si quería ir a buscar chocaba ante Van Dijt y De Ligt, quienes se mostraron firmes y sólidos.

Países Bajos se paró bien cerca de la mitad de la cancha, y por los costados, con las trepadas de Dumfired y Blind, buscó abrir el campo y llegar a posiciones de gol. Pero le costaba progresar ya en el área, porque se acumulaban camisetas celeste y los delanteros quedaban ahogados. Wijnaldum y Dejong elaboraban juego interno, pero el problema era penetrar en una zona muy poblada y protegida.

Se fue el primer tiempo casi sin llegadas claras. Apenas dos centros que descolgó el arquero visitante, Peacock-Farrell, y un cabezazo forzado de Wijnaldum que el portero supo controlar. No hubo más que eso.

Irlanda del Norte había llegado a este partido acompañada de buenos resultados: 4 victorias producto de los enfrentamientos ante Bielorrusia y Estonia, a quienes venció de local y visitante y la derrota frente a Alemania, la colocaban al comenzar este juego como puntera del grupo “C”, y con buenas perspectivas ante los últimos partidos, aunque se los preveía difíciles: la revancha ante Alemania y los dos juegos con la vieja Holanda.

Se paró con un compacto 4-1-4-1 , con Lafferty arriba solo, como el llanero solitario. Los otros sabían que debían pensar siempre en volver cada vez que se iban al ataque. Y cumplieron el plan al dedillo en ese primer tiempo.

En el complemento, Irlanda del Norte buscó salir un poco más, adelantarse en el terreno, ser más incisivo. Pero sin arriesgar demasiado ni desproteger sus espaldas. Y en medio de la confusión que podía ganar al local, los que forman parte del reino Unido de Gran bretaña encontraron la apertur adel marcador tras un cabezazo de Maggenis a los 74′ y el gol que sorprendía a Roterdam: 0-1 y faltaba poco…

El DT local, el famoso Ronald Koeman, resolvió mover el banco y arriesgar. Adentro Malen y Luuk de Jong, delantero del Sevilla. Más fuerza en el ataque, más presencia en territorio enemigo, a adelantarse y a quemar las naves.

Se perdían goles, hasta que llegó una buena maniobra colectiva y Memphis Depay resuelve en el borde del área chica, entre varias piernas y con un remate de punta: 1-1 a los 80′ y la tranquilidad de conservar aunque sea un poroto.

Los Países Bajos fueron por más. Ya el juego estaba volcado en el campo visitante y cuando parecía que todo se cerraba, ya en el tiempo agregado, de Jong buscó un balón en el fondo, no pudo conectarlo bien, su tiro se fue hacia arriba, y cuando bajaba, en la puerta del arco, lo empujó con la punta del botín para señalar el 2 a 1 a los 90’…

La alegría y el suspiro fueron las reacciones lógicas del público local. Se salvaba la victoria, se lograban tres puntos cruciales y se revertía un marcador ante un equipo inferior en los papeles.

Pero aún quedaba un grito más en la noche. Ya no quedaba más tiempo, Irlanda del Norte salió a jugarse en el descuento y de contra Países Bajos armó una jugada rápida, coronada por Depay a los 90+3′, para señalar el definitivo 3 a 1.

Roterdam celebró al final. Un partido que se había complicado en el marcador, que era difícil de quebrar, que siempre lo tuvo como protagonista y que no perdió la paciencia ni el estilo. No pudo coronar una noche de brillo, pero ganó de manera justa y mostró un equipo con mucha madurez, una escuadra que crece y que se anuncia con un gran futuro.


Hernán O’Donnell