Chelsea se entusiasmó en Amsterdam y se llevó una valiosa victoria

Chelsea sorprendió en Amsterdam. Había tenido un primer tiempo equilibrado ante el Ajax, pero de a poco se soltó y al final, cuando se animó a buscar el partido, se llevó los tres puntos, que le abren el panorama de la esperanza en el futuro de esta Champions League 2019/2020.

Fue prolijo en el primer tiempo para contener el toque y el fútbol elegante del local. Firme en los laterales, tanto Azpilicueta como Marcos Alonso no mostraron fisuras y el medio campo se sostuvo con el despliegue de Jorginho y la dinámica de Kovacics. Enfrente, el toque del mexicano Alvarez, la movilidad de Lisandro Martínez, el talento de Van de Beek, Ziyech y la tremenda habilidad de Tadic.

Después de la primera etapa, el partido se soltó. Se hizo un poco más abierto, más rápido y con situaciones más propicias para convertir. Alvarez pudo abrir el marcador a los 65′ con un cabezazo terrible que se estrelló en el palo derecho de Kepa. Y Ajax parecía más. Pero Lampard, un histórico del Chelsea que ahora lo comanda desde la banquilla, metió mano, arriesgó y se llevó el partido.

Cuando se empezaba a notar la falta de piernas, reemplazó a los delanteros. Salió Willian, luego el joven Abraham y también Hudson Odoi. Ingresaron Pulisic, James y Batshuayi. Y fue por más.

A los 85′ logró el gol de la victoria: desborde por la izquierda, centro al medio y el disparo de Batshuayi que pega en el travesaño y se mete en el arco local para lograr el 1 a 0 que ya no se modificaría.

Un triunfo clave para el Chelsea, que se metió en la pelea del grupo H, tras perder como local ante Valencia, el equipo londinense se acomodó en el torneo. Y no con un triunfo cualquiera. No, lo conquistó ante un histórico rival: El Ajax Amsterdam es un equipo que irrumpió en Europa a fines de los años ’60, con un estilo de juego bello, estético, de cuidado del balón y respeto por el pase. Era el exponente clave de una escuela que se difundió por Holanda y se desarrolló en el estadios del mundo, siempre con la ambición y la vocación ofensiva como estrategia principal, y la táctica del toque, la triangulación y el achique de espacios para llegar a su propósito.

Así llegó a ser Subcampeón de la Liga de Campeones de Europa en 1969 y unos años más tarde acaparó títulos: fue el rey en 1971, 1972 y 1973. Era la generación de Rep, Krol, Neeskens y Cruyff. Con el mítico DT Stevan Kovacs, el húngaro que encabezó la revolución.

Tuvo un lapso de descanso hasta la generación de Van Basten, Rijkaard, Bergkamp que no lograron éxit en el club, pero sí con el seleccionado en la EURO 1988.

Y en 1995 volvió a conquistar a Europa con Kluivert, Seedorf, Davids, Van der Saar, los hermanos De Boer…

El año pasado volvió a asombrar con su fútbol atildado y sus jóvenes estrellas, que le alcanzaron para voltear gigantes y meterse otra vez entre los animadores de la Champions League, hasta que Tottenham Hotspur de Inglaterra detuvo su camino a la final. De su inagotable fábrica de talentos, se fueron los jóvenes De Ligt a la Juventus y De Jong al Barcelona. Pero sigue en pie. Cayó de local, pero mantiene sus posibilidades intactas.

Para Chelsea el grito final tiene un significado enorme. Ganó ante un rival de máxima jerarquía, en su casa, en el mítico escenario “Amsterdam Arena”, reivindicó la caída de local, mostró su garra y su fútbol, se apoyó en la idea de Frank Lampard y demostró que está dispuesto a dar pelea.

Historias de la Champions, del bendito fútbol, en definitiva, el deporte más excitante del mundo.


Hernán O’Donnell