Argentina y Uruguay empataron en la intensidad del Clásico

Argentina jugó bien el primer tiempo. A pesar de que se fue al descanso con una derrota parcial por 0-1; porque Uruguay sólo fue el gol. Antes y después del tanto, la “Celeste”, vestido todo de blanco para la ocasión, se dedicó a replegarse en su campo, achicar espacios y contener a la “Albiceleste”, todo de azul en el partido en Tel Aviv.

La Argentina se acomodó con un esquema que se repite: línea de cuatro, tres volantes (De Paul, Paredes y Acuña) y tres delanteros, Messi, Dybala y Aguero, que rotaban, con la excepción del “Kun” que se mantuvo casi todo el tiempo como extremo por izquierda.

Con la salida permanente de Renzo Saravia, el equipo de Scaloni armó sus maniobras por el sector derecho. Allí iba el lateral, se asociaba con De Paul, Messi y Dybala. Y por ahí buscaban doblegar a un Uruguay agazapado, que debió reemplazar a Coates muy temprano, y con el ingreso de González midificó la defensa, pues el ingrsado se ubicó como lateral derecho, pasó Martín Cácers de primer central y Godín se corrió como central por izquierda.

En la mitad de la cancha, el equipo de Tabárez ponía a Matías Vecino para cortar y muy cerquita a Federico Valverde para enlazar con los de arriba. Suárez, aislado por derecha y Cavani cerca siempre de Paredes, no pesaban en el ataque. Se iba el primer tiempo con una mejor imagen de Argentina hasta que a los 34′ Torreira tomó un rebote sobre la medialuna de la defensa argentina, abrió muy bien a las espaldas de Tagliafico para la entrada de Suárez por derecha, los centrales Otamendi y Pezzella también habían salido apresurados, miraron más a Torreira, la pelota y el pase abierto que los hombres que se ubicaron a sus espaldas, Cavani y Vecino. Suárez, que había recibido a espaldas del lateral del Ajax, envió el centro para el ingreso de los dos hombres descuidados. Y Cavani, cerca del área chica, derrotó a Andrada. 0-1, y lo que quedaba del primer tiempo se fue entre pierna fuerte y un buen tiro libre de Messi que atajó Campagna.

El segundo tiempo tuvo un libreto parecido. Una Argentina que controló el balón, que salió incluso unos metros más adelante y que intentó tocar y tocar hasta que aparecieran los espacios para abrir a la sólida defensa uruguaya. Sin embargo, encontró la igualdad en una pelota parada. tras una falta a Marcos Acuña, Leo Messi se encargó del tiro libre desde la banda izquierda y lanzó un centro corto, medido, exacto, a la cabeza de Sergio Aguero, que con un golpe del parietal derecho le cruzó el balón a Campagna y marcó el 1 a 1 a los 62′ de juego.

Poco duró la alegría. Uruguay salió y tras un foul de Pezzella a Suárez, el delantero de Barcelona se hizo cargo del mismo y metió un remate muy fuerte, alto, pero al medio del arco, que Andrada no pudo despejar y su mano se dobló ante el impacto. 1 a 2 para Uruguay a los 68′.

Argentina, que jugaba un poco mejor, que tenía intenciones ofensivas y proponía buscar el partido, otra vez se encontraba abajo en el marcador. Tenía que salir, ahora ya faltaban veinte minutos y el equipo de Tabárez armó adelante de su línea de cuatro defensores, una muralla de cinco volantes con el ingreso de Bentancur para mover los hilos y buscar a Suárez para el contragolpe.

Los cambios no le habían dado resultado a la Argentina. Con la salida de Acuña perdió fuego en la banda izquierda, con el retiro de Paredes perdió manejo y lanzamientos en la mitad de la cancha…si fue positivo Nicolás González y más tarde Lautaro Martínez para potenciar el ataque, pero se iban los minutos y el partido se perdía.

Pero tanto insistió, que sobre el cierre la “Albiceleste” tuvo su premio. Centro para Aguero en el cierre del match, la pelota que pega en el brazo abierto de Cáceres y el penal que convierte Leo Messi cuando se jugaban 90′ del partido. El 2 a 2 quedaba sellado, los minutos adicionales se fueron entre alguna escaramuza y el cansancio de quienes ya habían dado todo.

Hubiera sido injusto que la Argentina perdiera. Había hecho más por el partido, y en dos llegadas (las únicas) Uruguay se lo había complicado. pero tanto insistió, tanto buscó, que al final la suerte le sonrió.


Hernán O’Donnell