El fútbol argentino empieza a adelantar el año

Estos son los días donde las noticias escasean, donde hay pocas novedades y en los que las negociaciones se dilatan, se interrumpen, se vuelven más livianas. Los días entre fiestas, cuando muchos piensan en las vacaciones, o en el fin de ellas y a la espera del comienzo de la actividad, que para nuestro fútbol será recién en los primero días del año 2020. Sin embargo, han aparecido algunas novedades que sacudieron la modorrra, entre la sidra y el pan dulce.

Boca Juniors presentó a Miguel Angel Russo, el mismo Dt que logró la Copa Libertadores de América en 2007, la última edición que se festejó en el barrio de la Boca. Otra vez se calzará el buzo de entrenador, otra vez está ante un enorme desafío: “El objetivo de Boca es el próximo partido oficial. Aquí hay que ir por todo siempre, en Boca no podes distraerte nunca, siempre hay que ir por más”, señaló en la conferencia de presentación.

“Sabía que en algún momento iba a volver, no me desesperé. Tuve paciencia y llegó la oportunidad”.

Boca vive momentos de grandes expectativas, sobre todo en lo deportivo, por la influencia que puede tener Juan Román Riquelme como dirigente. Un hombre que supo conseguir títulos importantes y que se convirtió en uno de los máximos ídolos de la entidad. Ahora ocupa otra función. Sin embargo, la gente está tan ilusionada como cuando jugaba. Como si la magia que desparramaba por los campos de juego pudiera ser enviada ahora desde un escritorio hacia el verde césped…veremos.

Racing estrena entrenador. Sebastián Beccacece cumplirá un récord pocas veces visto. En una misma temporada dirigirá a los dos grandes de Avellaneda. Primero Independiente, ahora Racing. Toda una rareza.

Estudiantes de La Plata contrató a Javier Mascherano y a Martín Cauteruccio. El conjunto presidido por Juan Sebastián Verón reinauguró su estadio mítico de 1 y 57 en noviembre pasado y ha movido con cierta repercusión el mercado de pases, mientras que San Lorenzo desechó una oferta de 11 millones de Euros por el pase de Adolfo Gaich por parte del club belga Brujas. Incorporó al Torito Rodríguez de Deefensa y Justicia y busca a un arquero.

Llegamos a fin de año y las novedades aparecieron. El fútbol argentino, la Superliga, regresa el viernes 24 de enero, pero para algunos clubes, el año ya empezó.


Hernán O’Donnell

El año de Josh Taylor, el escocés que abrazó la gloria

Nació en Prestonpans, muy cerca de Edimburgo, Escocia, el 2 de Enero de 1991. Su primer deporte fue el Tae Kwondo, donde se destacó y llegó a ser campeón junior, aunque a los 15 años descubrió el boxeo y ya no se despegó de él.

 Se crió en medio de  adversidades, donde de joven encontró un amor grande por las motos y la adrenalina que despiertan sus carreras. Practicó moto-cross, una especialidad de alto voltaje en el mundo de las carreras. También allí se empezó a moldear el boxeador, pues era blanco de burlas o agresiones verbales de chicos más grandes que él, pero a Taylor no le importaba el tamaño ni la talla: se peleaba con quien estuviera enfrente. Después, ya no le temería a nadie.

Muy rápido se convirtió en uno de los proyectos más importantes de Escocia; lo hizo bajo la tutoría de Terry Mc Cormack en el Lochend Amateur Boxing Club y participó en los Juegos de la Commonwealth, la Comunidad de Naciones que reúne a todos los países soberanos, independientes y semi independientes, que mantienen o tuvieron un vínculo histórico y político con el Reino Unido. Y en los Juegos, se reúnen cada cuatro años para desarrollar distintas competencias en un símil de Juegos Olímpicos o Regionales, donde participan deportistas de los países que forman la Mancomunidad de Naciones.

En Nueva Delhi, India,  Taylor alcanzó la medalla de plata en la categoría ligero (hasta 60 kg) tras perder la final frente a Tom Stolker en 2010. “No fue fácil, para nada”, dijo Taylor después de su participación. “He corregido mis errores y mi forma ha mejorado todo el tiempo”.

Después llegó el tiempo de los Juegos Olímpicos Londres 2012. En esos años, sus peleas amateurs, incluso antes de participar en los Juegos de la Comunidad o los olímpicos, cautivaban a un público que ya lo advertía como alguien especial. En los Juegos de la Comunidad 2014 en Glasgow, alcanzó el oro en la categoría superligero.

Cuando entró al mundo del profesionalismo, empezó un camino ascendente. Un eslabón de victorias que se enhebró con prolijidad y aciertos, y que fue coronado con una actuación estupenda en el World Boxing Super Series. Entonces el tiempo empezó a ser dedicado en exclusividad a los entrenamientos y a la familia; adiós a otras actividades, adiós a las motos, a las que puso en venta a través de su página de Facebook, donde destacaba las virtudes de las máquinas, su perfecto estado de mantenimiento, la calidad de los repuestos y las piezas originales, y su necesidad de venderlas sólo por la falta de tiempo para utilizarlas, no porque ellas tuvieran algún problema mecánico.

A eso le agregó un cuidado especial en las comidas y la alimentación. Trabajó con un nutricionista, Mark Ellison, que ideó un plan para mantenerlo fuerte, bien alimentado,  para mantenerse en su peso y no subir, como es natural a través de los años.

Su debut en el campo rentado fue el 18 de julio de 2015, y desde allí creció sin pausas hasta este presente.

Lo bautizaron “The Tartan Tornado”. En pocas peleas, le vieron un destino de estrella. Sus virtudes comenzaron a destacarse: buen jab, poder de fuego con las dos manos, buenos movimientos de cintura y cabeza, trabajo rápido de piernas. De a poco se metió en la piel de los fanáticos.

El triunfo con Víktor Postol lo catapultó a la cima, a las primeras marquesinas, mientras progresaba en la Serie Mundial de Boxeo. Contra Barnchyk ganó el título mundial superligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y después llegó la pelea consagratoria ante Regis Prograis, en la que para muchos fue “la pelea del año” y la que le permitió ganar el Trofeo Muhammad Alí de la Super Serie Mundial de Boxeo, un hermoso trofeo esculpido por el mismo autor de la Copa del Mundo de la FIFA.

“Los últimos tres asaltos los peleé con un ojo cerrado, sin visión de ese lado y apelé al corazón, al instinto, al temperamento. Fue un triunfo inolvidable, aún no lo puedo creer”, dijo tras el combate.

“Atravesé situaciones que me impulsaron durante la pelea; no había manera de perder por lo que sentía en esos momentos”, dijo y se refería al fallecimiento del padre de su novia y de la hermana de su entrenador, Shane McGuigan. “Me gustaría ser el único campeón en la división”, señaló, “Esto no ha pasado en Escocia desde Ken Buchanan en 1971, fue el último campeón indiscutido”.

En su página de Facebook tiene miles de fans que se conectan para intercambiar opiniones y preguntas; también tiene sus cuentas en Instagram y Twitter, pero a veces le resulta imposible poder responder todos los mensajes, las muestras de afecto, y hasta confiesa “sentirse abrumado por el aluvión de comunicaciones”, y por eso agradece a todos en general en su propia web. En las redes, se descubre la vida de un chico agradecido y comunicativo. No tuvo problemas en sacarse fotos con quienes admiraba; tiene una, de sus inicios profesionales, con Freddy Roach, a quien llamó uno Ede los mejores entrenadores de boxeo del mundo”, o con el magnífico tenista Andy Murray, escocés como él y dueño de una trayectoria extraordinaria en su deporte.

 No disimula su amor por su pareja y el agradecimiento a su familia. Tiene un apego incondicional por ellos y ante la definición que le pide Facebook sobre sus “intereses personales”, contesta Familia y boxeo, sin agregar ningún otro tema. Entre los videos de su hogar, hay uno que tuvo mucha repercusión y es la imagen de sus dos perros que se abalanzaron sobre él tras el regreso al hogar después de haber vencido a Prograis. Ellos son parte de su familia, de su círculo íntimo, de aquellos que siempre están.

De hecho, en su página de internet, el encabezado está dedicado a mencionar a su padre, madre, su hermana Finch y su novia Danielle, como los promotores de este gran momento, igual que su primer entrenador, Terry Mc Cormack y el equipo del gimnasio “Lochend Amateur Boxing Club”. Después a los amigos de siempre, y por último agradece a la empresa promotora, “Ciclone Promotions”, que guía su carrera profesional.

Hoy es el tiempo del reconocimiento, de la fama mundial y las luces de las grandes carteleras que se abren, luego de una victoria dura, trabajosa, donde estuvo en peligro y con el corazón y el apoyo sostenido de su familia logró llevarla a su favor, a pesar de la falta de visión, las dificultades y la incógnita que podía despertar el fallo. Josh Taylor se sobrepuso a todo, mostró su enorme corazón y tiene el futuro en sus manos.


Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)

El Campeón del Mundo no detiene su marcha

Con su habitual voracidad, con su conocido dominio, con su famosa ambición. Con el hambre de ganar que muestra en cada momento, en cada jugada, en cada partido. Sea por la competición que sea. Liverpool, flamante ganador de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA-Qatar 2019, regresó a su torneo, la Premier League, para retomar las riendas de un campeonato que desea como una obsesión. Ha ganado en múltiples ocasiones la Liga Inglesa, pero han pasado muchos años desde la última vez, de hecho no ha podido consagrarse desde que se denomina Premier League y por eso para su gente el título local es su obsesión.

En ese camino, para el famoso “boxing day” apareció Leicester, su más encumbrado adversario. Uno de los equipos, junto a Manchester City, que está dispuesto a pelearle el torneo palmo a palmo. Un equipo sacrificado, duro, que conoce sus cualidades y exprime al máximo todas sus virtudes. Pero se encontró la topadora roja a pleno. Y le costó mucho el primer tiempo.

En pocos minutos el equipo de Jürgen Klopp tomó las riendas del juego. Apretó bien arriba, como siempre lo hacen sus hombres de punta, respaldados por un movedizo Keita, de gran primer tiempo, inteligente Wijnaldum y muy batallador Henderson. Con la subida habitual de los laterales Alexander Arnold y Robertson, el dominio de los visitantes se hizo sostenido. A los 31′ llegó la apertura, tras un centro de Alexander Arnold que estaba ubicado en la izquierda pues la jugada nació en un tiro de esquina, y la entrada por la derecha de Firmino y Salah. Fue el brasileño quien conectó de cabeza y marcó el 0-1. Y el encuentro tomaba un rumbo claro.

A los 34′ tuvo un mano a mano muy claro Mané que pudo aumentar la distancia en el resultado, pero Schmeichel tapó el disparo con su pecho, en una resolución brillante. Y el tiempo inicial se acabó con un dominio claro de Liverpool.

Leicester salió con un poco más de determinación en el complemento. Buscó con Maddison, de buen primer tiempo, con Tielemans y Vardy. Pero era difícil superar la presión de Liverpool, que se hacía muy rápido del balón y llegaba con facilidad al arco contrario.

Tenía muy claro que el partido era como una final y lo jugaba con esa determinación.

Los laterales subían en modo permanente, los volantes presionaban bien arriba y durante mucho tiempo metió al local contra el arco de Schmeichel. Sumó situaciones con Mané, Firmino, el propio Salah…era un tormento para el local y una clase de hambre de triunfo del equipo puntero. Ricardo Pereira había aparecido en un par de ocasiones para abortar maniobras visitantes. De a poco, el lateral derecho portugués empezó a meterse en el partido. Primero para defender. Después, para subir y mostrarse como alternativa de ataque del Leicester. Por la derecha, el local encontró una salida, cuando llegábamos a los 65′ de juego.

Liverpool empezaba a sentir el rigor de los viajes, los partidos acumulados y un comienzo de temporada 2019/2020 casi sin treguas. Por eso empezó a bajar la enorme intensidad que le había imprimido al juego durante más de una hora. Y apostó al contraataque. También a los cambios: Milner por Keita y Origi por Salah a los 69′. Y enseguida, el penal. Mano de Söyüncü y Milner que no falla, para marcar con un remate suave a los 71′ el 0-2.

Si alguien dudaba que el partido estaba definido, todavía faltaba más del puntero. A los 73′ Arnold desbordó, echó el centro y Firmino se acomodó y en el segundo toque marcó el tercer tanto: 0-3 para el Liverpool y fin del partido.

Pero no, espere, no se vaya que hay más: a los 77′ una jugada colectiva de izquierda a derecha, el balón que llega para la entrada de Alexander Arnold y su remate cruzado clava el 0-4 para el Liverpool.

Un festival. Eso es lo que fue la exhibición del Campeón del Mundo. Un festival de juego, toque, presión alta, dominio y goleada incluida. Nada detiene a Liverpool. Ni los viajes, ni el cansancio, ni la acumulación de partidos. Tiene una obsesión que data ya de muchos años y parece decidido a hacerse de ella. La Premier League, desde su creación en 1992, siempre le fue esquiva. Como a una novia pretendida que se hace rogar, los rojos no detienen su marcha por la conquista. Machacan y machacan, nada parece detenerlos. Están convencidos que es su oportunidad y van por ella decididos a no dejarla escapar.


Hernán O’Donnell

La Superliga espera por una ardiente definición

El calendario argentino se ha modificado tantas veces, se han variado tanto los formatos de torneos y las fechas a jugar, que ya han quedado en el olvido aquellos tiempos, originales y fundacionales, donde el fútbol ocupaba el tiempo entre febrero y diciembre. Aquellos certámenes de primera división que durante algún largo tiempo fueron divididos en Metropolitano y Nacional, con dos campeones y uno de ellos que celebraba muy cerca de las fiestas de fin de año, ya son un lejano recuerdo. Los torneos cortos, que también consagraban dos campeones por temporada y se jugaron durante más de dos décadas, hoy también parecen una imagen de otro tiempo.

La Superliga intenta ser una propuesta similar a la que ofrecen las principales Ligas de Europa. Con organización, previsión de fechas, calendarios conocidos, reglas de juego claras y un producto que se pueda vender tanto al aficionado local como al televidente del resto del mundo.

Pero para eso debe acotar equipos, reformular participantes y adecuarse a la lógica de un campeonato competitivo y atractivo. El ensayo de tener una Primera División con 30 participantes no dio el resultado esperado, pues se tradujo en un torneo desparejo, extenso y previsible. Además de las distancias entre los poderosos y los débiles, aún los encuentros entre aquellos que peleaban por no descender ni siquiera generaron el morbo en el televidente neutral. Ese desfasaje se intenta normalizar y mientras tanto, mientras se adecúa a un torneo más serio de 20 o 22 participantes, el desarrollo coyuntural tiene desequilibrios como los vemos ahora.

Por eso el Campeonato tuvo más fechas en el 2019 que las que va a tener en 2020; por eso la creación de la Copa de la Superliga, una manera de llenar el calendario y de paso tener un torneo más que otorgue dinero e interés a los clubes y a los aficionados, que en definitiva, lo sostienen junto al aporte inestimable de los sponsors y la televisación.

La Superliga se reanuda el viernes 24 de Enero de 2020. Aldosivi y Lanús echarán a rodar la bola en Mar del Plata y a partir de allí vibrarán los corazones con una tabla bien apretada y muchos candidatos. Entre el puntero, Argentinos Juniors, que cuenta con 30 unidades y Atlético Tucumán, que tiene 25, se ubican ¡11 equipos!. Sí, en el intremedio de 5 unidades hay 11 conjuntos con sueños de campeón.

¿Quien se llevará el premio mayor? Se empezará a develar el año que viene, pero lo que está asegurado es el interés, la ilusión y las expectativas de todo el pueblo futbolero que habita este suelo.


Hernán O’Donnell

Liverpool cerró la deuda con su historia y se consagró Campeón del Mundo

Se abrazó a la gloria demorada con una sonrisa y un festejo mayor al que de modo habitual expresan los equipos europeos. Festejó con ganas. Sin el desborde de los Sudamericanos, pero con más fervor que sus coterráneos. Liverpool venció por 1 a 0 a Flamengo se consagró Campeón de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA-Qatar 2019, un grito que pudo expresar por primera vez en su historia. De ahí, la celebración.

Fue un partido “interesante”, tal como lo definió el capitán del conjunto inglés, Henderson, a la televisión oficial tras el encuentro. Un match equilibrado, donde hubo varios pasajes de dominio de Liverpool y sobre todo, una sensación de mayor poder de fuego, de más facilidad para llegar al arco adversario. Liverpool siempre se mostró más peligroso, y aún en los momentos en que Flamengo pudo tener la pelota y dominar las acciones, no mostraba la capacidad de daño que sí lucían los ingleses.

El equipo de Klopp salió decidido y ese poder de daño lo mostró en pocos minutos. En los primeros instantes llegó con claridad y tuvo tres situaciones muy claras de gol. Primero Roberto Firmino recibió sólo y su remate se fue alto cuando le quedaba la resistencia de Diego Alves y todo el arco a su disposición.

Enseguida una buena maniobra colectiva le permitió a Salah habilitar a Keita y también le pegó fuerte y alto cuando estaba en una posición inmejorable para convertir. Y en la jugada siguiente fue Alexander-Arnold el que sacó un potente tiro bajo que salió pegado al poste derecho del arquero de Flamengo. Iban 5′ de juego y ya había sucedido todo eso. En un puñado de minutos, Liverpool peloteaba a su rival y desaprovechaba tres oportunidades claras de marcar.

Después se animó un poquito más el equipo carioca. Se metió en el partido. Y se jugó a un gran despliegue físico para pelear cada pelota y cortar los circuitos del equipo europeo, para que no pudieran progresar.

Se afirmó Caio en la defensa, se multiplicó Willian Arao, impuso su ubicación táctica Gerson y la hábil dinámica de Bruno Henrique le dio potencia al ataque de Flamengo. De a poco, volcó el juego a su favor. Liverpool había perdido un poco de pimienta en ataque, pero se sostenía en la jerarquía de sus figuras. Alisson Becker para abortar cualquier aproximación rival, Joe Gómez lució firme en la zaga, Henderson se hizo patrón absoluto del medio de la cancha y Salah, Firmino y Mané asustaban con su presencia y en cada arranque. Tenía dificultades en el medio, pues ni Chamberlain ni Keita tuvieron un buen partido, pero el ritmo sostenido del capitán Henderson equilibraba todos los desajustes.

En el complemento las acciones se repitieron. salió con todo el Liverpool y a los pocos minutos tuvo una oportunidad en un tiro de Firmino que pegó en el palo derecho de Diego Alves, cruzó la línea de meta y se fue desviado.

En la profundidad, Liverpool se mostraba más peligroso. Capaz de abrir el marcador en cualquier instante. Flamengo era ordenado e intenso. Buscaba con Bruno Henrique, pero cuando la perdía, siempre aparecían tres jugadores para rodear al adversario e intentar sacarle el balón.

Lallana entró por Chamberlain, lesionado. Después salió De Arrascaeta, cansado, por Vitinho, pícaro y de buen tranco. El partido se hizo más tranquilo, más táctico, menos acelerado. Flamengo con su libreto y las ganas de demostrar que podía; además, con la comodidad que siempre significa jugar de “punto”, no ser el favorito, no tener la “obligación” de ganar. Eso siempre genera mayor tranquilidad y una cuota alta de optimismo, de querer demostrar que uno puede. Da tranquilidad para poder desenvolverse con mayor confianza, sin tener que responder a las expectativas.

Liverpool pareció sentir, en algún momento, esa obligación del que va de “banca” y tiene que ganar sí o sí, que la obligación de confirmar en la práctica la superioridad de la que habla la “cátedra”. Y eso a veces genera nervios, apuros, intranquilidad, ansiedad…Pero siempre se refugió en su jerarquía y en la confianza que le da su juego, su identidad. Siempre prevaleció la tranquilidad de saber con que fuerzas contaba y tener confianza en ellas.

Jorge Jesús ensayó otra vez una variante que le había dado resultados en dos partidos decisivos: el ingreso de Diego, esta vez a los 82′ cuando se jugaban las últimas fichas. Diego había sido preponderante en su ingreso ante River en la Final de la CONMEBOL Copa Libertadores en Lima, y también en la semifinal de esta Copa Mundial de Clubes. Y fue el hábil conductor que se esperaba, aunque el partido muy pronto llegó al final; antes Henderson sacó un excelente remate que Diego Alves elevó al corner con una estupenda volada.

El tiempo extra parecía que iba a ser una continuidad del final, más allá de que en el cierre del partido reglamentario el árbitro sancionó un penal para Liverpool, que luego el VAR desestimó. Entonces, todo se apostaba a esos 30′ de prórroga que muchas veces pasan de largo muy pronto, entre el cansancio, los calambres, las demoras por los cambios, y el miedo a perder generalizado.

Pero no fue el caso de Liverpool, que siempre pensó en ganarlo. A los 98′ Henderson encabezó un contraataque que resultó la llave del partido. Lanzó un buen pase a Salah, quien giró y pretendió que la pelota lo acompañe en velocidad pero Mari cortó con un rechazo que recibió otra vez Henderson y sacó un pelotazo largo y preciso para Mané, quien picó a la derecha, entró al área y habilitó hacia adentro al ingreso de Firmino. El delantero brasileño demostró, una vez más, porque es uno de los mejores del mundo. Se tomó su tiempo para pensar, enganchar y meter el remate al medio del arco para abrir el 1 a 0.

El júbilo, la alegría y la pasión explotaron en las tribunas rojas. Liverpool sacaba una diferencia que sería decisiva.

Lincoln había ingresado por Gerson y Jorge Jesús, más tarde, apostó a un cambio más: Berrío por Willian Arao. En Liverpool entró, apenas sacó la ventaja, Milner por Keita, para luchar en la mitad de la cancha, para ofrecer el despliegue y el temperamento que Milner suele ofrecer cuando el partido se pone calinete. Tras el final del primer tiempo del alargue, Origi reemplazó a Roberto Firmino, una de las grandes figuras, agotado tras un partido intenso.

Liverpool siguió en la búsqueda y tuvo un par de oportunidades más, con un tiro libre de Alexander Arnold y una llegada de Origi.

Flamengo quemó todas las velas, fue al ataque y por un momento obligó al equipo inglés a retroceder. pero lo hizo con orden, inteligencia y concentración y no sufrió mayores sobresaltos hasta la jugada final que le quedó a Lincoln y su tiro su fue arriba del travesaño. Una oportunidad única, la más clara para Flamengo y a los 118′ de juego. Pero los duendes del fútbol ya se habían ido del estadio. El título viajaba a Inglaterra.

Liverpool ganó con justicia y cerró un capítulo que algunos, tal vez ellos no, sentían que se debía con la historia. Un equipo riquísimo, de impecable y larga trayectoria, campeón de Europa en muchas oportunidades, ahora cerraba el círculo que le reclamaban, y se consagraba Campeón del Mundo. El mejor de todos. Sin recortes ni discusiones. El mejor equipo del planeta. Por trabajo, perseverancia, actitud, entrenador, jugadores y una hermosa historia de luchas irrenunciables, el título que logró en Qatar, cierra el círculo que merecía.


Hernán O’Donnell

Hoffenheim aprovechó los obsequios de Dortmund, que se fue con las manos vacías

Jugó un muy buen primer tiempo, con el ritmo habitual, la dinámica y velocidad que le da Sancho, el despliegue de Brandt y la movilidad de Mario Götze. Mientras que por derecha la verticalidad de Hakimi y la habilidad de Hazard, que hicieron de esa banda un carril permanente de ataque del Borussia Dortmund ante un Hoffenheim desdibujado, liviano, muy lejos del equipo peligroso que supo ser hace un par de temporadas. Con esa línea vertical, Dortmund ejerció un control permanente en el primer período. Fue más que su rival por peso propio, por la jerarquía de sus futbolistas y por un mejor juego colectivo.

A los 16′ abrió el marcador. Una trepada de Hakimi por derecha, la pelota que recibió en diagonal, y luego de ingresar al área, ejecutó un centro atrás para la llegada de Mario Götze quien convirtió con un tiro al medio. 1 a 0 para el visitante.

Creció el dominio de Dortmund. Por las variantes de su juego, porque no dejó de buscar y porque tuvo varias ocasiones para aumentar la diferencia. Hoffenheim intentaba jugar de igual a igual, ir para adelnate y forzar situaciones de ataque. Pero carecía de profundidad, de juego y de peso. Robert Skov, el lateral danés tuvo la mejor chance con un tiro libre que pegó en el travesaño, pero no tuvo otra oportunidad, mientras que el visitante merodeó de modo permanente el arco de Baumann.

En el segundo tiempo Dortmund salió con dos variantes: Piszczek por Hummels y Larsen por Hazard. En el local, Adamyan reemplazó a Samassekou. Pero lo que podía influir eran las variantes de Dortmund. Dos hombres importantes salían del juego: un defensor experimentado y líder como Hummels y un delantero creativo como Hazard. Habríamos de ver como se acomodaría el equipo a esas modificaciones.

A los 49′ Brandt tuvo una inmejorable ocasión tras una buena jugada con Sancho, pero Baumann lo impidió con una buena atajada. A los 55′ Hakimi se fue por la derecha, llegó al fondo y cuando tenía ¡cuatro! compañeros que entraban por el medio para poder darle a alguno de ellos el centro atrás, prefirió rematar al arco con un tiro fuerte pero defectuoso. Otra chance perdida para el visitante.

Hoffenheim buscaba respuestas y apostaba a encontrarlas desde el banco: Locadia por Geiger a los 65′; así, los dos volantes internos eran reemplazados. Sin embargo, era Dortmund quien mantenía el control del juego, llegaba con facilidad y despilfarraba situaciones. A los 67′ Brandt abrió a la derecha para Sancho y su tiro cruzado no pudo ser conectado por Larsen.

Era un dominio sostenido de los amarillos. Poseían la pelota, controlaban los movimientos y dominaban a voluntad. Sólo faltaba marcar un segundo gol que “cerrara” el partido. Porque a pesar del dominio sostenido, el resultado seguía 0-1 y todos sabemos que un marcador apretado es una invitación irresistible a los duendes que siempre merodean los partidos de fútbol.

La última variante del local fue a los 78′: Kaderabek por Baumgartner. Y apareció acompañado por esas sorpresas que tare el fútbol. La primera pelota que tocó Kaderabek fue un centro profundo para Kramaric , Locadia que no pudo conectar, el rebote en el arquero Bürki y Adamyan convirtió con un fuerte tiro a los 79′. 1 a 1 y los duendes que invocábamos, aparecieron en Hoffenheim.

Dortmund intentó una última jugada táctica: Paco Alcácer por Mario Götze a los 83′, para profundizar el ataque con un hombre de área.

Y la sorpresa mayor cayó a los 86′. Kramaric abrió a la izquierda para Adamyan, este se fue por izquierda, tiró el centro y Kramaric que había picado al área conectó de cabeza para marcar el 2 a 1. El VAR confirmó que estaba bien habilitado Adamyan cuando fue a recibir la pared y en una ráfaga Hoffenheim revirtió el marcador y sin hacer demasiado, pudo dar vuelta un 0-1 con una actuación deslucida a ganar 2 a 1.

Dortmund pagó caro su distracción. Desperdició ocasiones, se descuidó al final y se fue con las manos vacías ante un Hoffenheim que hizo muy poco por la victoria. Sólo le alcanzó con aprovechar los errores de su visita en la noche del viernes.


Hernán O’Donnell

Liverpool y Flamengo, el partido que el Mundo espera

Llegaron con alguna dificultad, con algún sobresalto, pero la lógica respondió en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA-Qatar 2019 y los dos máximos candidatos se van a encontrar en la gran final del sábado. Flamengo y Liverpool frente a frente, tal como sucedió en la final de la Copa Intercontinental 1981. Otra vez estos dos colosos de Sudamérica y Europa van a medir fuerzas para llevarse la corona del mundo.

Flamengo ganó el martes ante Al-Hilal por 3 a 1. Pero la amplitud del marcador se selló en el cierre, en los últimos 12 minutos de juego. El equipo de Arabia arrancó un poco mejor y se puso adelnate en el marcador. El conjunto carioca sintió el golpe e intentó mostrarse sereno, con una actitud parecida a la de la final de la Copa Libertadores de América jugada en Lima, cuando hizo de la paciencia su mayor virtud. Empató en el primer tiempo y en el complemento otra vez el ingreso de Diego fue decisivo para crecer en el ritmo, darle movilidad al equipo y sostener el ataque con jugadas bien elaboradas. El volante fue el cerebro y el conductor de Flamengo que desnivel{o a los 78′ y cuando restaban dos minutos de juego cerr{o el marcador con el 3 a 1 definitivo.

Liverpool sufrió un poco más para llegar a la final. Hasta pareció que no tomó todos los recaudos en este partido. Como si hubiera pensado que sería más sencillo de lo que fue. Reservó jugadores, cuidó el físico y al final tuvo que apelar a varias de sus figuras para encaminar el partido.

Monterrey fue un rival duro y digno, que le hizo muy difícil la empresa. Jürgen Kloop decidió una defensa improvisada: no jugaron Alexander Arnold (luego ingresó), ni Dejan Lovren ni Van Dijk. Milner, habitual volante se ubicó como lateral derecho, Henderson, volante central o interno derecho fue de zaguero y Joe Gómez ocupó la zaga. Más arriba se alinearon Chamberlain, Lallana y Keita, habituales suplentes, igual que Origgi y Shaquiri. Ante tantas ausencias, además del lateral derecho, Kloop debió recurrir a Mané y más tarde a Roberto Firmino para darle mayor envergadura a su equipo.

El gol de Keita a los 12′ tras una gran habilitación de Salah parecía darle forma a una película previsible. Pero enseguida igualó Rogelio Funes Mori, cuando iban 14′ de juego, y a partir de allí el encuentro se basó en el buen trato inglés, en la búsqueda ofensiva, y el buen escalonamiento del equipo de México( lleno de argentinos) con la actuación destacad de Barovero, quien tuvo varias intervenciones relevantes.

En el minuto 90 Roberto Firmino desniveló para que el Liverpool se levara la victoria por 2 a 1. Era justo y apretado. Monterrey había sido un rival digno y peleó hasta el final del partido. Liverpool se impuso con la jerarquía de sus máximas figuras.

Deberá tomar nota de la lección, porque el fútbol europeo está muy arriba del resto del mundo, pero no debe descuidarse ni dar por sentado un resultado de antemano. El fútbol es un deporte mágico y misterioso que siempre tiene alguna sorpresa escondida, lista para salir a la luz. Deberá tomar nota que no puede despilfarrar tiempo ni oportunidades, Que es superior, pero eso no le permite improvisar formaciones, especular resultados ni dar por sentado que con la camiseta gana. Contra los Rayados quedó demostrado. Cuando salió del libreto, el partido se puso áspero. Cuando volvió a las fuentes, la superioridad se hizo sentir.

Será una final hermosa, abierta, atractiva. Los dos mejores de los continentes más tradicionales para cerrar el año deportivo y definir al mejor equipo del mundo de 2019.


Hernán O’Donnell

En el infierno de Dortmund, Leipzig tuvo carácter

Fue el partidazo que esperábamos, que imaginábamos. Con un ritmo fuerte, con mucha intensidad y con un dominio sostenido, sobre todo en el primer tiempo, por parte de Borussia Dortmund, que en esos 45′ iniciales le hizo sentir al RB Leipzig, la revelación de Alemania, todo el peso de las tribunas del Signal Iduna Park y el infierno de su juego dominante y enloquecedor.

El Dortmund salió de entrada a demoler a su oponente. Propuso un ataque feroz, voraz, con la velocidad de Sancho como principal argumento. Un delantero, el inglés, que mezcló rapidez y habilidad para encabezar cada ataque, siempre acompañado por Reus y Hazard, el hermano menor del delantero de Madrid. Borussia era más también porque Hakimi y Guerreiro desbordaban con fluidez por las bandas y cuando tenía una pelota quieta en ataque a favor, subían las torres del fondo que generaban mucho peligro.

Así dispuso de muchas situaciones claras para convertir. A los 14′ Hummels metió un buen cabezazo que Gulacsi desvió con esfuerzo al corner. Era la primera punzante del local, que acentuó su dominio. Hakimi armó una gran jugada individual a los 21, que Gulacsi sacó al corner, tras un potente remate al primer poste.

Era una catarata de ataques del local; a los 22′ Sancho se metió de la derecha al centro, ingresó sólo y su tiro fue rechazado por el arquero. Hasta que a los 23′ se rompió el maleficio; tras el rebote, la pelota derivó en Weigl, quien sacó un disparo largo que Gulacsi no pudo controlar: 1 a 0 para Dortmund.

Recién a los 30′ tuvo su primera llegada clara la visita: Poulsen ingresó solo al área, pero su remate se fue arriba del travesaño.

Pero Dortmund tenía más fuego en sus manos y lo haría explotar en el área contraria. Enseguida aumentó el marcador; muy buena maniobra colectiva por izquierda, Brandt recibe dentro del área de espaldas al arco rival, gira con una rápida media vuelta y de cara a la salida del arquero visitante clava un tiro cruzado para señalar el 2 a 0 a los 33′ de juego.

RB Leipzig, que venía con un ritmo arrollador en el torneo, estaba aturdido. Golpeado, confundido. Porque no solo estaba abajo en el marcador, sino que no encontraba la pelota, no podía hacer pie en el encuentro.

Recién en el cierre de la primera parte encontró oxígeno y un poco de esperanza. Dos situaciones de gol le devolvieron la fe, la confianza de que podía meterse en el partido. A los 45′ Poulsen cabeceó muy fuerte y el arquero Bürki la sacó al corner. De ese tiro de esquina, a los 46′, Timo Werner metió otro tremendo cabezazo alto que el arquero local volvió a desviar con mucho esfuerzo. Se cerraba así el primer período y RB Leipzig sentía que podía achicar diferencias, que habían sido muy amplias en los 44′ de juego anteriores.

Una salida apresurada de Bürki apenas empezado el segundo tiempo le permitió a Leipzig meterse en el juego. El arquero fue muy lejos de su área grande a buscar un pase largo, falló con el cabezazo que le quedó servido a Timo Werner y este, con el arco vacío, metió el descuento a los 46′. 2 a 1 para Dortmund y otro partido comenzaba bajo una fría lluvia.

Pero Dortmund parecía no conformarse con un solo obsequio. Muy pronto Julian Brandt intentó un pase atrás sin advertir la presencia siempre peligrosa del destacado delantero visitante, Timo Werner. Para este fue recibir solo en ataque, encarar al arquero y meter un tiro abierto y marcar el 2 a 2 cuando iban 53′.

Dortmund fue a fondo y volvió a desequilibrar. Reus abrió a Hakimi, este se la devolvió al vacío, por derecha y Reus metió el centro al corazón del área para Sancho. El inglés se acomodó y sacó un tiro alto, que se metió en el ángulo derecho de Gulacsi, para quedar 3 a 2 a los 55′ del partido.

El partido se hizo dramático. Dortmund le oponía garra a la reacción de la visita. Hakimi enorme para abrir el juego por derecha, para ser una suerte de conductor desde la banda. Y Werner, del otro lado, para amenazar en cada pique. Abierto e imprevisible.

El joven Schick a la cancha por el partido errático que tuvo Poulsen, y a vestirse de héroe. Apareció Cunha en reemplazo de Sabitzer para conducir a RB Leipzig; Un error defensivo del local, el rebota que le queda al ingresado Schick y el empate 3 a 3 a los 77′, en un partido que no dejaba de entregar emociones. Hacía rato que se había ido Sancho reemplazado y el local se quedaba sin nafta al final, mientras el Leipzig ya veía con buenos ojos un empate que era más que un premio.

Porque el partido fue un infierno; el que propuso Borussia con su juego y el peso de su público en Dortmund. Pero RB Leipzig mostró de qué está hecho y por qué es la revelación de la temporada. La mano venía pesada, mal barajada, el juego no aparecía. Pero no sucumbió. Mostró carácter, personalidad, aprovechó cada obsequio del local y gritó bien fuerte el punto que se llevó a casa para alimentar la ilusión.


Hernán O’Donnell

Sevilla fue una sombra y no aprovechó los empates de los punteros.

Una multitud lo acompañó como siempre en el “Ramón Sánchez Pizjuán”. Con la ilusión de sumar tres puntos y arrimarse a los punteros, a los dos gigantes de España y del planeta fútbol, que tropezaron al empatar sus respectivos partidos e hicieron más dolorosa la caída de Sevilla. Pero la fantasía de su gente se deshizo muy pronto, pues si bien nadie podía prever las igualdades de Barcelona y Real Madrid en sus respectivos partidos, el público sevillista tenía esperanzas en ganar en su casa y mantener las expectativas. Ahora habrá que ver que sucede en el gran derby del miércoles, pero los tres puntos perdidos se lamentarán durante mucho tiempo.

A los 12′ llegó el tiro de esquina de Gaspar que abrió el partido tras el cabezazo de Albiol. 0-1 para la visita y una jornada que prometía ser complicada.

Sevilla salió y buscó a través del manejo de Ever Banega, pero no tuvo el equipo, en general, una tarde lúcida. Vazquez intentaba su habitual juego verticla, mientras que Munir era la prenda de ataque que más se mostraba. No fue buena la tarde de De Jong, mientras Villarreal era más astuto. El submarino amarillo tuvo paciencia en el primer tiempo y en el complemento jugó con los nervios del local.

Cuando Munir El Hadadi marcó el empate con una gran media vuelta a los 61′ de juego, el estadio explotó y entendió (y todos los que lo seguimos desde todos los rincones del mundo) que la reacción continuaría y el Sevilla mostraría una prepotencia futbolística que lo llevaría al éxito.

Pero se quedó, se enredó en su propia impericia y cuando se empezaba a desinflar le llegó el golpe de gracia.

El gol de Ekambi a los 74′ resultó un mazazo para el local. Es verdad que el equipo aún con la igualdad, no aparecía. Que estaba desteñido, sin fuerza. Sin pimienta en ataque y con poco volumen de juego.

Villarreal no tuvo más que empujar con un poco de paciencia e inteligencia para derrumbar a un Sevilla que se desmoronó como un castillo de arena en una playa.

Una enorme pena, pues resignó tres unidades que le hubieran permitido estar más cerca del Barcelona y Real Madrid, para darle forma un sueño que empezó a vivir esta temporada el equipo de Andalucía, pero con estos tropiezos empieza a parecerse a una utopía.


Hernán O’Donnell

Inter se distrajo al final, perdió dos puntos y ahora comparte el primer lugar

Al final pagó muy caro el Inter de Milán la distracción final, la desatención en el cierre del encuentro, el bajar la guardia y no pensar…Lo pagó muy caro, porque en la agonía del encuentro, cuando todo parecía sentenciado y había hecho un muy buen partido con sobrados méritos para llevarse la victoria y los tres puntos, cuando ya sejugaba el tiempo adicional Fiorentina, que nunca se dio por vencido, acertó un pleno y se llevó un empate que sabe a mucho para el local y a nada para el visitante.

Inter salió a buscar el partido y dominó las acciones desde el inicio del juego. Con una buena presencia de volantes, donde se destacó Borja Valero, el equipo se adueñó del balón con el trajín de Matías Vecino, el despliegue de Brozovic, la dinámica de Biraghi y la potencia de los dos tanques del ataque: Lukaku y Lautaro Martínez. Así llegó la apertura del marcador, con una buena jugada por izquierda, la aparición de Valero en el fondo y su remate cruzado que sentenció a su ex equipo por el cual no celebró el gol que puso el 0-1 a los 8′ de juego.

Fiorentina opuso el ímpetu de Pulgar, el buen juego de Castrovilli y la peligrosidad de Boateng. Pero era poco ante el entonces líder de la Serie “A”. No era suficiente para emparejar las acciones. Más aún, el Inter contó con un par de oportunidades claras para aumentar el marcador que no fueron consagradas por el buen accionar del arquero Dragowski, como el cabezazo que le tapó a Lukaku cuando terminaba el primer tiempo.

En el complemento se acentuó el dominio visitante. Durante los primeros 15 minutos del complemento tuvo un par de situaciones para sumar más en el marcador, pero no tuvo puntada final y el arquero local se encargó de cortar varias chances.

Fiorentina no se entregaba, aunque no encontraba soluciones en el juego. Por ahí había ingresado Dusan Vlahovic, pero los minutos corrían y su figura tampoco aparecía en el partido. Antonio Conte propuso variantes y el Inter perdió control en la mitad de la cancha, sobre todo con la salida de Borja Valero.

Ya había sido reemplazado Lautaro Martínez y el visitante, que mantenía el control, había extraviado el norte, no se acercaba tanto al arco, aunque la película llegaba a su fin.

Y ahí vino la maravilla del fútbol, esas sorpresas que siempre están agazapadas, listas para aparecer cuando la trama parece resuelta. Inter dominaba y atacaba, sin demasiada profundidad pero lejos de su arco. Para algunos, ya entrado en el tiempo adicional, un riesgo innecesario, pues volcaba futbolistas en zonas de ataque mientras se desprotegía en un amplio sector de su campo. Y así llegó el contraataque fatal, a los 90+2′ de juego cuando Dusan Vlahovic captó un largo pelotazo, se fue en una buena corrida hasta el arco de Handanovic y con un remate cruzado marcó el 1 a 1 inesperado por todos.

Pero así es el fútbol, está lleno de misterios y sorpresas que nunca dan por acabado un resultado, que siempre tiene alguna sinrazón para aparecer y que mantiene la incógnita y el suspenso en cualquier partido y hasta el último instante. En Florencia se escribió un nuevo capítulo de su fascinante historia. Inter había hecho todo para ganar, pero se distrajo en el final, y en un momento inesperado la Fiorentina le dio un golpe que le sacó dos puntos y la exclusividad del dominio del torneo.


Hernán O’Donnell