El fantasma del descenso trajo un festival de goles en la Bundesliga

La Bundesliga arde en los dos extremos. La mayor atención del público está puesta en la parte superior de la tabala, donde Bayern Münich, RB Leipzig y Borussia Dortmund se dividen el protagonismo del campeonato. Pero en el fondo la lucha también es cruel y es mucha porque el descenso acecha, hay dos caídas directas para quienes ocupen los puesto 17 y 18 y una promoción para quien finalice en la 16º posición ante el tercero de la Bundesliga 2. Entonces hay que pelear para salir del fondo, y si es posible, de la famosa “promoción”.

Fortuna Düsseldorf fue a bsucar el partido desde el inicio, con mucha decsisión y determinación para salir de la posición de “promoción” y olvidarse del descenso. Encontró el primer gol muy rápido, con un pelotazo largo que sorprendió a la defensa visitante y Karaman convirtió a los 5′. 1 a 0 ante un Hertha Berlín que ya mostraba lagunas defensivas.

Y cuando los dos quería acomodarse a la nueva realidad que marcaba la apertura del tanteador, el local volvió a sacudir la red con el gol de Thommy a los 9′ que puso el 2 a 0.

Hertha Berlín sintió el cachetazo y de a poco fue a la búsqueda del descuento. La más clara la tuvo el delantero polaco Krzysztof Pjatek quien entró sólo para convertir y el arquero local Kastenmeier le tapó el remate cuando disponía de una gran posibilidad a los 29′.

Pero el local no se replegaba en demasía; fiel a las costumbres de la Bundesliga, donde la búsqueda del arco contrario es una religión, Düsseldorf atacaba en cada espacio y oportunidad que se le abría, y la amenaza del tercer gol rondaba el área visitante. Fortuna proponía con las proyecciones de Thommy, la dinámica de Stöger y Berisha, la presencia de Bodzek y la amenaza de sus delanteros.

A los 45′, cuando se cerraba la primera etapa, una joyita para aumentar el resultado. Un cambio de frente de Thommy para Zimmermann, de lateral a lateral, la entrada por derecha y el centro atrás para la aparición libre de Karaman quien marcó el 3 a 0.

El primer tiempo se cerró con una hermosa jugada colectiva, que selló la superioridad del local ante un Hertha Berlín que tuvo fallas en defensa y no supo convertir las dos ocasiones claras que se le presentaron.

Hertha Berlín salió un poco más decidido en el complemento. Adelantó líneas, metió al delantero Marius Wolf por el volante Lukebakio y el defensor Mittelstädt por el volante Dilrosun. Más equilibrio por las bandas y más presencia en ataque.

A los 63′ pudo descontar el Hertha Berlin: un centro que parecía no tener destino, THommy se la llevó por delante y convirtió en contra de su valla. El partido quedaba 3 a 1 para Fortuna Düsseldorf y el encuntro tomaba otra vez interés. Y a los 65′ Cunha maniobró entre dos defensores, sacó un remate desde afuera del área y la puso contra el palo izquierdo del arquero local. En dos minutos, el visitante se acomodó. Ahora el resultado quedaba 3 a 2 para el local.

Pero había más. A los 74′ Piatek se escapó solo , entró al área y fue derribado por la salida desesperada del arquero Kastenmeier. Penal y gol del propio Piatek. El partido quedaba 3 a 3. ¿Partido? Partidazo.

Fortuna Düsseldorf estaba aturdido. Hasta estuvo cerca de ver como su valla caía por cuarta vez. La catástrofe impensada rondaba por su valla. Y de salida, hasta pudo volver a marcar. Un partido de locos, que rompía todos los criterios de línea de juego. El local, dueño del primer tiempo, estaba ahora groggy y cerca del knock out. Las salidas de Karaman y Berisha se pagaban caro. El equipo ahora se veía asombrado de todo lo que había perdido cuando sentía que lo tenía asegurado.

El espacio final quedó abierto. Como esas peleas en que los pugilistas dieron todo, compartieron el dominio y en el último round ofrecen lo que les queda. Un poco, a la búsqueda del golpe definitivo para cerrar el combate. Y otro poco, algunos recaudos para no perder el empate que tenían. Pero había más. Y se lo perdió Stoger a los 88′. Pudo haber sido para Fortuna. A los 90′, Cunha clavó un remate en el poste. Lo pudo ganar el visitante. Un final para todos los gustos. Y un empate increíble.

El fantasma del descenso se paseó por Düsseldorf y en lugar de presentar un partido dramático, áspero y peleado, como suele suceder bajo estos cielos, desparramó goles y emociones de principio a fin en la estupenda Bundesliga.


Hernán O’Donnell

Messi fue a la tierra de Diego en un encuentro simbólico

Mucho se habló de este partido. En realidad, hace tiempo que se habla de la visita de Lionel Messi, el mejor jugador del Mundo en la actualidad, a la ciudad que vio en sus años de esplendor a Diego Armando Maradona, el mejor jugador del Mundo en los años ’80 y gran parte de los ’90.

Desde que se sortearon los octavos de final, se habla de eso. De Messi en Nápoles, más que de Nápoli y Barcelona. Del Rey en la tierra del Rey antes que del choque entre dos equipos que sueñan con levantar la famosa “orejona”…

El comienzo fue de tono monótono. Nápoli se estableció con un 4-1-4-1, bien apretadito y sin regalar ningún espacio. Ordenado y atento, se movía en tándem el equipo local para controlar los movimientos acompasados y por momentos lentos del Barcelona. Nápoli no tenía misteriosni tampoco verguenza; Mertens se adelantaba un poquito más, pero el esquema era conservador porque la atención principal estaba puesta en interrumpir los circuitos del equipo catalán.

Barcelona se repetía en su libreto habitual. Control del balón, posesión, pases precisos y búsqueda del compañero libre de modo permanente, a la espera de la aparición de espacios. Pero chocaba con el bloque cerrado del equipo italiano y la falta de imaginación. Sólo Messi aportaba un poco de fantasía y de gambetas, pero el resto se repetía en el toque asegurado, que por momentos se volvía lento y previsible.

Hasta que llegó la contra del local, la apertura de derecha a izquierda y el remate cruzado y al ángulo de Mertens que abrió el marcador. Iban 30′ y Nápoli se adelantaba 1 a 0.

A diferencia de cualquier enfrentamiento en el mundo, donde tras recibir un gol en contra, el equipo que se encuentra abajo en el marcador sale con más determinación y riesgos a buscar la igualdad, Barcelona tiene una marca registrada desde hace un tiempo: no resignar su estilo, no desesperarse, no tirar pelotazos ni buscar soluciones fuera de lo que entiende como su modo de jugar. Siguió de la misma manera y el partido se mantuvo en su libreto. El visitante con el balón, el control y el traslado a partir de la posición de Vidal, más volcado a la derecha, Rakitic y De Jong como internos, Messi aletrnaba con Arturo Vidal y Griezmann buscaba con rotaciones abrir los espacios. Pero sin nervios ni descontroles. Entonces, con un Nápoli atento y vigilante, se cerró el primer tiempo con el 1 a 0 para el local.

Sin variantes para el complemento, Barcelona tomó la pelota desde el inicio, adelantó líneas y volcó el juego hacia el campo rival, que se mantenía en su idea: control en el borde del área, Diego Demme como volante central, una línea de cuatro un poquito por delante de él con Mertens como hombre más adelantado.

La visita no rompía su plan, pero ya no le alcanzaba con el control. Debía acelerar, de lo contrario la tarea se haría muy complicada. A los 53′ salió lesionado Mertens y a los 56′ llegó el empate: una triangulación entre Sergio Busquets, pase a la derecha y al vacío para Semedo, el centro rasante para la entrada libre y por el medio de Antoine Griezmann y el 1 a 1. En tres minutos, Nápoli había sufrido dos cachetazos.

El partido ya tomaba un rumbo más definido; Barcelona tenía la pelota, Messi se mostraba más activo y el visitante insinuaba más. Sin embargo, un contragolpe de Nápoli lo encontró sólo a Callejón quien demoró un instante su remate y Ter Stegen con una barrida rápida y certera le tapó el disparo y evitó la caída de su valla.

De a poco mermó el ritmo, se apagaron las turbinas y ambos se empezaron a conformar con la igualdad. Nápoli porque sigue en carrera, porque deja abierta la ilusión y si bien necesita convertir un gol en Cataluña, va por una clasificación que no es imposible.

Barcelona quedó satisfecho porque intuye que de local, aún con las ausencias de Vidal y Busquets no debería tener problemas en resolver el pase de ronda.

Lo más importante que dejó la noche napolitana fue la visita de Leo a la casa de Diego, y de eso se hablaba antes del partido y se hablará en el futuro cuando se lo recuerde.


Hernán O’Donnell

River y Boca pelean por otra definición

Quedan dos fechas por jugarse y el final de bandera verde es entre River y Boca. No hay nadie más en el medio. La discusión es entre los dos conjuntos más populares del país, los que convocan más gente y los que se reparten, desde el fondo de la historia, el poder y el dinero. River y Boca, como tantas veces en los últimos años, como tantas veces en el mundo profesional que está a una década de llegar a su centenario, otra vez vuelven a dirimir la lucha por el título en un final de bandera verde.

River tiene una ventaja. No es decisiva, pero sí es importante. Lleva tres unidades más que su rival y eso, a esta altura puede ser determinante. Porque a River le bastará con conquistar 4 puntos de los 6 que quedan en disputa. Si le gana en su cancha a Defensa y Justicia, le alcanzará el empate ante Atlético en Tucumán para consagrarse. Boca está un poco más urgido; necesita ganar en Santa Fe frente a Colón y luego hacero en la Bombonera ante Gimnasia en la última jornada. Podría también alcanzarle con 4 puntos si River pierde los dos partidos, pero allí ya estaría en otra posición, porque si resigna unidades depende de la suerte del “Millonario”. Y es muy peligroso, porque si Boca no gana en Santa Fe, River se consagrará si derrota al Halcón de Varela el próximo fin de semana.

La victoria en La Plata le abrió un crédito definitivo al equipo de Marcelo Gallardo. Muchos sindicaban que era el partido más difícil que tenía por delante, el que podía llegar a perder, el que lo medía ante un adversario peligros y de visitante.

River lo resolvió con su jerarquía conocida. Se plantó en el campo con la conducción de sus volantes, entregó la dinámica de siempre de Ignacio Fernández, el aporte de de la Cruz, la línea de 5 que encuentra a Montiel y Casco lanzados como cohetes por las bandas, la firmeza de Javier Pinola en el fondo y la voracidad goleadora de Matías Suarez y Rafael Santos Borré.

Pueden jugar Pratto y Scocco, o Quintero en la mitad de la cancha, o salir Pinola del once titular y el conjunto no se resiente. No cambia.

No hay fisuras en el equipo, ni grietas en la intimidad. Y si existen, no trascienden. Lo que sí se notó es un cambio en su juego. La salida de Palacios le cambió el esquema y la definición. Menos tenencia en la mitad de la cancha, un poco menos de elaboración, más abierto en los costados con la línea de 5 y una voracidad más llamativa por ir directo al arco de enfrente. River resignó un poco de fútbol en la elaboración para ser un equipo más vertical, más directo.

Boca corre de atrás. Tiene la tranquilidad de que el campeonato parece sentenciado para la “Cátedra” entonces le queda mucho para ganar y poco para perder. Otros opinan que el predominio de River en los últimos años se acentuaría aún más si se queda al final con este torneo y por eso Boca tiene una “obligación” mayor por conquistarlo. Para no sufrir otra afrenta deportiva, otra derrota ante su adversario de siempre. Son aquellos que creen que Boca debe robarle este torneo a su clásico rival para empezar a cerrar las heridas.

Tiene un equipo en formación, con un Director Técnico nuevo y algunas piezas que se empiezan a acomodar.

Si le alcanza para llevarse el título, estas dos fechas darán la respuesta. Pero creemos que es aún un equipo que empieza tener una forma, que ha sido pensado con la inclusión de Alexis Mac Allister y el volante se fue a Inglaterra, que tiene por definir algunos puestos, por ejemplo el de centro delantero, nada menos, y que todavía no alcanzó el rodaje que sí tiene River.

Pero lo que todos esperan, de uno y otro lado y los neutrales, claro está, es una definición mano a mano. Una final entre sí para definir al campeón. Una final más. Como fue la de la Supercopa, la de la Libertadores, e incluso las semifinales de la Copa del año pasado. Una final más, para resolver este torneo, estaría bárbaro. Sería otra fiesta para nuestro fútbol y con un premio grandísimo por delante. Será cuestión de esperar unos días.


Hernán O’Donnell

Stormers se impuso desde el inicio y obtuvo un triunfo merecido ante Jaguares

El conjunto argentino cayó por 17-7 ante Stormers en Sudáfrica por la cuarta fecha del Super Rugby 2020. En su primer partido como visitante en la temporada, los dirigidos por Gonzalo Quesada fueron superados por el rival y con este resultado acumulan dos victorias y dos derrotas en lo que va del torneo.

Ni bien comenzó el encuentro, los sudafricanos hicieron sentir el rigor que pretendían imponer durante el juego. La marca en defensa era asfixiante, incomodó cada vez que Jaguares se hacía cargo de la tenencia, con los jugadores encima de cada argentino que agarrara la pelota. Ante una marca que no daba tregua y sin espacios, el conductor Domingo Miotti y el primer centro Juan Cruz Mallía se vieron obligados a usar el pie para evitar conceder más metros. Sumado a su gran trabajo defensivo, Stormers también se impuso en cada scrum disputado, e incluso logró penales a su favor a partir de esas formaciones. Apoyado en esas virtudes, el local se hizo cargo de la pelota y logró penetrar en varias ocasiones la marca rival. Apenas a los 6 minutos de juego Stormers pudo haber abierto el marcador cuando a metros del ingoal cometió un knock on que salvó a Jaguares. Luego, a los 13 minutos sumó tres puntos por una patada frente a los palos. Incluso con su pilar derecho amonestado a los 15 de la primera etapa, el equipo de Ciudad del Cabo no tuvo inconvenientes.

Sin embargo, el dominio de Stormers en la primera parte no se vio reflejado en el marcador. Hubo dos intervenciones clave de Santiago Chocobares, que tuvo su debut como titular en la franquicia argentina. La primera fue a los 25 minutos, cuando interceptó una pelota y evitó que el rival se cortara solo por el centro de la cancha. Minutos después, trabó arriba a Ruhan Nel y desactivó una gran amenaza para que no avanze hasta el ingoal propio.

Stormers logró desplegar juego y avanzar hacia el campo rival, de hecho los minutos finales del primer tiempo se jugaron en terreno de Jaguares. El mérito del equipo argentino fue soportar esa arremetida y lograr reducir a que su rival obtuviera tan solo tres puntos para irse al desanso con un resultado bien parejo.

En la segunda mitad Jaguares empezó a mostrarse mejor posicionado que en el comienzo, Stormers ya no tenía una defensa asfixiante como en los primeros minutos y los argentinos comenzaron a animarse más. De hecho, una jugada muy clara muestra que la defensa visitante marcó tan arriba a los sudafricanos que el apertura fue forzado a despejar con el pie y lanzó la pelota directamente afuera, y concedió un interesante line a favor de los de Quesada. Increíblemente, lo que Stormers no pudo conseguir en 40 minutos de dominio, sí lo consiguió al poco tiempo de comenzada la segunda mitad, y aún cuando su rival se encontraba mejor, por un error de manejo de balón que el local supo aprovechar y traducirlo en try a su favor. Una pelota que quedó suelta tras un pase de Mallía, fue rápidamente tomada por el medio scrum Herschel Jantjies que a toda velocidad llegó al ingoal y apoyó cómodamente debajo de los palos a los 44 minutos. Aturdido por este golpe, a los pocos minutos Jaguares se vio otra vez con una anotación en contra. Stormers aprovechó los espacios que encontró a partir de jugar rápido y avanzó hasta apoyar su segundo try, a los 52 minutos. 17-0 a favor del local y Jaguares se veía ante un marcador muy desfavorable.

El desempeño argentino otra vez comenzó a cambiar a partir de ahí. Hubo ingresos importantes, como los de Julián Montoya, Marcos Kremer y Guido Petti, que mostraron ser de las armas más importantes de Jaguares. A los 63 minutos el hooker arremetió luego de un line y su intento de apoyar fue obstaculizado. Pero el ingoal rival estaba muy cerca por primera vez en el partido. A los 65 minutos, en el scrum siguiente, un buen trabajo de los forwards permitió que Rodrigo Bruni se levantara y convirtiera el único try argentino del encuentro.

Envalentado, el equipo argentino estuvo muy cerca de acercarse en el marcador a los pocos minutos. Una jugada en la que combinaron Guido Petti, Matías Moroni, Bautista Delguy y Sebastián Cancelliere, finalizó con el hombre de Hindú apoyando en el ingoal pero, luego de una revisión, el árbitro anuló el ensayo debido a una infracción previa, en la que Bruni tomó la pelota en offside. Jaguares no pudo volver a sumar y se marchó del Newlands con las manos vacías.

En la semana previa al cotejo, el head coach Gonzalo Quesada había manifestado que los últimos días habían tenido complicaciones debido a que el partido del sábado pasado terminó tarde y el largo vuelo a Sudáfrica partió temprano al día siguiente, sumado a escalas que debieron hacer para llegar. Los viajes suelen traer complicaciones para descansar, y en este caso las hubo, por ello se hicieron rotaciones en la formación de hoy. Han faltado desde el inicio jugadores que tienden a ser titulares y forman piezas clave de Jaguares, y aunque los reemplazantes estuvieron a la altura y supieron resistir un partido muy difícil, desde el inicio Stormers se impuso en el juego y supo aprovechar oportunidades para concretar los puntos que merecidamente le dieron el triunfo.

Martín O’Donnell

Bayern abrió la fecha con un paso adelante en un viernes complicado y triunfal

En los papeles había una diferencia clara y un marcado favoritismo. Bayern Münich, el puntero de la Bundesliga, el equipo más poderoso, el del plantel más caro y más rico de la liga recibía al Paderborn, la cenicienta, el recién ascendido. Había una distancia en la previa que en el fútbol nunca es una certeza: siempre una presunción. Y debe confirmarse, o no, en el campo de juego.

Bayern salió con el estilo de siempre. Presión alta, achique de espacios y búsqueda ofensiva con Robert Lewandowski como referente de área. Aún con riesgos en su retaguardia, ofrecía mucho campo para las contras del Paderborn, pero no le inquietaba demasiado. La intención de marcar en el arco adversario superaba cualquier temor de sufrir algún contragolpe.

Entre Thaigo Alcántara y Philippe Coutinho se armaron las jugadas más profundas, con Tolisso como acompañante fundamental; Bayern estiraba el juego por las bandas y en los primeros veinte minutos mostró sus credenciales. Dominio y búsqueda con el aprovechamiento de las bandas, con las subidas permanentes de Odriozola y la presencia de Gnabry en las cercanías del área. El visitante aguardaba agazapado y amenazaba con Mamba, un delantero veloz y peligroso.

A los 25′ llegó la primera cosecha de la siembra local. Una jugada por el medio, la habilitación de Tolisso y la aparición de Serge Gnabry para infiltrarse en el punto del penal, sortear a dos rivales y rematar cruzado a la izquierda de Zingerle para marcar el 1 a 0. Lógico y previsible.

Enseguida llegó una buena jugada por izquierda, el desborde hábil de Coutinho, amague y centro perfecto para la cabeza de Lewandowski que el arquero visitante pudo controlar cuando se jugaban 27′ del partido. Era más el local y lo reflejaba en cada movimiento.

Salió lesionado Holtmann en el visitante y el jóven de 20 años Dennis Jastrzembski  lo reemplazó, aunque se ubicó como hombre de ataque por izquierda y al lateral al fondo fue Christopher Antwi-Adjei.

Le costaba a Paderborn llegar. No podía progresar porque Kimmich y Alaba se mostraban firmes en el corte y en verdad el equipo está más cómodo cuando juega al pelotazo a Mamba que cuando debe progresar en conjunto. Bayern Münich se sentía seguro y dominante; sabía que las subidas de Davies y sobre todo Odriozola le abrían el panorama y después resolvería el talento de Coutinho o la potencia goleadora de Gnabry o Lewandowski.

Una corrida veloz de Mamba a los 36′ inquietó a la defensa local. Estaba a la vista que el visitante era más dañino de contragolpe que si buscaba un ataque coordinado.

Mientras, Bayern comenzó a confundir el camino de la definición. cada futbolista intentó resolver más por lo individual que por el juego asociado. Así, Lewandowski intentó hacer su gol y chocaba con varios defensores en el área, Coutinho se empecinaba en una maniobra de más y Gnabry no era asistido. El dominio no se traducía en profundidad. Y Paderborn encontró su oportunidad y no perdonó.

Mamba aguantó una pelota de contra frente a la marca de tres rivales, la llevó a un costado y fabricó un lateral. de esa salida, se ubicó a un costado, adelantado y generó la distracción de los defensores que pensaron en él y se olvidaron de Srbeny quien picó al vacío sobre la derecha, gambeteó la salida apresurada de Neuer y se fue al arco decidido para rematar ante el cierre desesperado de tres hombres locales. 1 a 1 a los 43′ y Paderborn celebraba un empate impensado sobre el cierre del primer tiempo.

Salió con todo Bayern y tuvo un tiro que de rebote pegó en el travesaño, pero no pudo quebrar el arco rival y se fue al descanso con el empate.

Bayern tuvo su primera oportunidad en el complemento a los 52′, cuando un tremendo cabezazo de Lewandowski fue detenido por Zingerle con alguna zozobra y algún susto. El arquero visitante agrandaba su figura en un duelo donde el polaco apelaba más a la potencia que a la sutileza.

Se fue lesionado Mamba y Padreborn perdía a una de sus mejores figuras, pero fue entonces cuando Srbeny asumió el rol de centro atacante movedizo, incisivo y peligroso.

A la hora de juego, el local movió el banco: Coman por Odriozola y Thomas Müller por Coutinho. Iban 62′ y a esa altura ya no alcanzaba la jerarquía individual. Había que apostar por la presión, el juego y la intensidad ofensiva. Paderborn amenazaba en cada contra y el reloj corría en forma preocupante. Bayern debía despertar.

El equipo se enredaba y chocaba con una defensa apretada. Acumulaba gente en posición ofensiva y martillaba para desnivelar, más por prepotencia que por inteligencia. Coman tuvo un buen remate que el arquero visitante sacó al corner a los 66′, en otra oportunidad que no pudo aprovechar.

El desequilibrio llegó a los 69′. Un desborde largo de Serge Gnabry, la inteligencia del delantero de la selección alemana para llegar al fondo, y largar el centro atrás para la entrada limpia de Robert Lewandowski quien, con serenidad, sacó un remate cruzado que se convirtió en el 2 a 1 para el local. Bayern parecía encontrar la tranquilidad necesaria para afirmarse en el campo y dominar el juego.

Pero las sorpresas no se detendrían en la noche del viernes. Un desborde por izquierda, la entrada libre de Michel y Paderborn volvía a empatar. 2 a 2 a los 74′. Bayern no había logrado la serenidad necesaria para manejar el encuentro en ninguna de las dos posibilidades en las que estuvo en ventaja en el marcador.

Bayern contó con una linda oportunidad que fabricó Lewandowski a los 79′. Dentro del área y sin compañeros libres, optó por una picada de emboquillada que se fue cerca del travesaño de Zingerle. Linda por lo clara y por la belleza de la ejecución. Pero no pudo ser concretada y quedaban diez minutos para lograr los tres puntos.

La fórmula se mantuvo: mucha gente en ataque, desborde por afuera y la entrada masiva al área. Y encontró el desnivel de esa manera. (7′ de juego, la arremetida por izquierda y el centro a la entrada de más hombres de ataque que defensores visitantes. Entre los delanteros, Lewandowski. Certero e inteligente para ubicarse y conectar el balón para marcar el 3 a 2, cuando el juego ya entraba en el epílogo.

Un grito de alegría recorrió el Allianz Arena. En la agonía del juego, el local salvó la victoria con una actuación basada en la fuerza, en la prepotencia de su juego, en el peso de los nombres y en la insistencia de buscar el arco adversario con tozudez.

El viernes era complicado, Paderborn le jugó un partido digno y a la altura de las circunstancias. Pero el peso de la camiseta pudo confirmar los supuestos que en el fútbol se intuyen y luego en el campo se tratan de comprobar.


Hernán O’Donnell

RB Leipzig amplía su sorpresa de Alemania a Europa

Es la gran revelación de Alemania. Le da pelea palmo a palmo al gran Bayern Münich, el eterno favorito de la Bundesliga. Y ahora también quiere sacudir a Europa. En el torneo de las grandes potencias de fútbol del mundo. Ahí quiere discutir RB Leipzig, el equipo sensación de Julian Nagelsmann.

Al minuto de juego avisó Leipzig con un tiro en el palo de Schick; enseguida apareció Angeliño y a los 2′ fue Lloris quien tapó un remate dentro delárea chica. Había pasado un suspiro del inicio y el visitante ya había tenido dos oportunidades bastante claras; después fue Tottenham quien llegó a través de Bergwijn y Gulacsi tuvo una buena reacción. En 10′ habíamos visto ya llegadas, maniobras elaboradas, ataques voraces, reacciones eficaces de los arqueros y una amonestación para Lo Celso. Un inicio inmejorable.

El dominio de Leipzig se marcaba en su habitual trabajo de dominio de balón, movimientos laterales y llegadas por las bandas. A los 16′ Schick conectó un cabezazo de un corner que se fue muy cerca del palo izquierdo de Lloris. Otro aviso alemán.

El partido tenía un libreto definido. Un equipo tenía la pelota, dominaba y buscaba. Era Leipzig. El otro, Tottenham, se agrupaba, achicaba espacios y buscaba primero contener y después intentar salir rápido de contragolpe. A los 35′ una excelente maniobra visitante derivó en otra situación clara. Laimer se apoyó en Schick, este devolvió al volante quien abrió a la izquierda para la entrada solitaria de Timo Werner pero el balón le quedó un poco atrás y cuando efectuó el remate Lloris sacó muy bien al corner.

Las triangulaciones por izquierda eran una de las armas más importantes de RB Leipzig. Se unían Angeliño, Sabitzer y Werner, y abrían con facilidad ese frente de ataque. Así sumó muchas llegadas y plasmó su dominio el visitante; lo mismo hacía por la otra banda con Klostermann, Laimer y Nkunku. Para Tottenham obtener el balón era complicado y cuando podía cortar, buscaba la velocidad de Lucas Moura. Extrañaba horrores a Harry Kane y a Son, no lograba armar juego, pero no se entregaba y corría todo lo necesario para tapar los baches que Leipzig le creaba.

Era más el visitante pero no lo podía reflejar en el marcador y el primer tiempo se cerró con el 0 a 0.

Tottenham cambió la cara con el inicio del complemento. A los 47′ llegó por derecha, remató Alli y la pelota pasó cerca. Era una señal de cambio del conjunto de José Mourinho.

Pero no variaba sus intenciones la visita. El equipo de Nagelsmann mantenía su postura y su ambición, siempre en la suma de gente para llegar con las mejores posibilidades hasta el arco rival. Y llegó el penal que cometió Davies sobre Laimer que Werner transformó en gol a los 57′. 0-1 y había justicia en Londres.

Mourinho intentó generar más fútbol y decidió el ingreso de Lamela, para que se pueda encontrar con Lo Celso y buscar maniobras de ataque. Pero enfrente había un equipo que no se conformaba con la ventaja parcial y a los 61′ se perdió el segundo tanto tras una gran jugada colectiva y el remate de Schick que tapó el arquero local.

Tottenham revivió con la confianza que le inspiró Giovanni Lo Celso con un terrible tiro libre a los 72′ que Gulacsi sacó con la punta de los dedos y el poste derecho lo ayudó para terminar de sacar la pelota al corner. Se levantaron las tribunas y creció la fe del equipo inglés. Si hasta allí teníamos un partidazo, los quince minutos finales prometían ser para alquilar balcones.

Ya el partido era otra cosa. Más de ida y vuelta, más abierto, hasta podría decirse más equilibrado y parejo. Habían pasado más de setenta minutos de predominio de RB Leipzig, pero ya la parte final se partió el juego y el local buscaba con atrevimiento y audacia, sin temor a asumir riesgos. Y el suspenso ganó la escena.

Leipzig tomó recaudos y realizó variantes necesarias por el enorme desgaste físico. Salieron dos piezas clave como Laimer y Schick, además de Nkunku, para los ingresos de Poulsen, Haidara y Forsberg.

A los 85′ un remate de Lamela se fue muy cerca y la intriga se mantenía en Londres. Los minutos finales se consumían entre ataques compartidos y nadie podía arriesgar como resultaría el capítulo final del encuentro.

Un centro preciso a la cabeza de Lucas Moura pasó muy cerca del travesaño. Iban 86′ de juego y las emociones no se detenían.

Cinco minutos de prórroga y el Tottenham que ya mostraba otra cara. La que insinuó al comienzo del segundo tiempo y la que confirmó en los veinte finales de juego. un equipo que buscaba y asumía riesgos. Que crecía con el talento de Lamela y Lo Celso, con la velocidad de Lucas Moura.

Pero ya era tarde. La aplanadora alemana había pasado por Londres y durante más de una hora sometió al local, lo dominó, lo venció y se va con una buena sensación que tendrá que confirmar cuando se juegue el desquite en su hogar.


Hernán O’Donnell

Atlético de Madrid recibió al Campeón con un aluvión de energía y fútbol

Europa vuelve a abrir la fiesta anual más grande del fútbol. Levanta el telón de la segunda parte de la edición 2019/2020 de la Champions League, la competición de clubes más atractiva del planeta, el torneo de fútbol de entidades de mayor prestigio y jerarquía. Europa le abre sus brazos al mundo y comienza el año con la segunda parte de la competición, la etapa de partidos de octavos de final, a matar o morir, desde el punto de vista deportivo, claro está.

Febrero y Marzo serán los meses que cobijarán esta fase; aquí empezará a tomar color el certamen y se perfilarán los candidatos, los animadores, los favoritos. Serán estos los dos meses que la semana llenará de fútbol los televisores de cada rincón del planeta donde el fútbol es el aire que se respira. Entre este martes 18 de Febrero y el miércoles 18 de Marzo se jugarán todos los partidos de esta fase. Alrededor de 30 días para gozar de un momento único de la Champions League.

A los 3′ estalló Madrid. Corner desde la derecha, la pelota que cae en el área chica y la entrada oportuna de Saúl para marcar el 1 a 0. Ritmo, pasión y locura, la propuesta siempre llena de energía del equipo de Diego Simeone. Y una escapada de Angelito Correa a los 5′, que no pudo conectar Moratta. Aleti explotaba por los costados, presionaba e intentaba sacudir a Liverpool. Y el partido tomó temperatura muy rápido.

De a poco, Liverpool se metió en el partido. Buscó asegurar la pelota, trabajarla, con Wijnaldum movedizo y dispuesto, la rotación de los tres hombres de ataque y la presión de Henderson y Fabinho, el conjunto inglés avanzó en el terreno. Y empezó a empujar al arco de Oblak.

A los 25′ volvió a avisar el local; una jugada rápida, el desborde de Moratta, enganche en el área chica y un remate fortísimo que tapó con maestría Alisson Becker. Pudo convertir Salah en la jugada siguiente, pero estaba invalidada por off side de Firmino. El partido no daba ni pedía tregua.

El conjunto de Klopp se hizo de la pelota. Se adueñó. Un poco por obligación y otro poco porque el Aleti decidió cederselá. Y en el monopolio del balón, le costó encontrar el hueco, perforar a una defensa que se hizo fuerte y rocosa a partir del trabajo de Felipe, Savic, Vrsaljko y las oportunas intervenciones de Oblak. Mientras, la mitad de la cancha luchaba con la bandera de Thomas Partey, Saúl, Koke y Lemar mientras Correa y Moratta se alistaban para cada contragolpe. Con ese espíritu de lucha y la habitual identificación de sus jugadores con el sacrificio y el juego colectivo, Atlético de Madrid aguantó bien el primer tiempo y casi no le permitió al Liverpool contar con situaciones de gol. El visitante era el dueño del balón, pero no lograba lastimar al rival.

Marcos Llorente por Thomas Lemar fue el cambio que propuso Simeone al inicio del segundo tiempo. Jurgen Klopp también decidió una variante al comenzar el complemento: Origi por Mané. Y a jugar.

A los 52′ un centro bárbaro de Gómez fue bien conectado por Salah, y su cabezazo se fue muy cerca del palo derecho del arco local. Era la primera clara de Liverpool y un aviso de lo que podía suceder si el Aleti se distraía o bajaba un poco la guardia.

Vitolo por Moratta propuso el “Cholo”. Más lucha en la mitad de la cancha, más piernas para cortar. Enseguida sorprendió Klopp: Chamberlain por Salah. Le costaba a Liverpool; de un centro, Henderson sacó un tiro abierto que se fue muy cerca del poste derecho de Oblak. Iban 72′ y el problema de Liverpool era la falta de espacios. No era suficiente con las trepadas de los laterales, porque el campo no se abría. Atlético tapaba sus subidas y acumulaba gente por el medio. Entonces, los caminos del visitante se cerraban mucho antes de llegar al área local.

Cuando llegamos a los 76′, último cambio en Aleti: Diego Costa por Angel Correa. Un poco para tener la pelota, para aguantarla, para forzar infracciones…Milner por Henderson fue la última variante del Liverpool a los 79′.

Aleti llegaba entero a los 10′ finales, ese tramo decisivo donde afloran el cansancio, los temores, los nervios y la presión del reloj. Había hecho un esfuerzo supremo para sostener el resultado y procuraba cerrar el juego con su clásico despliegue en el orden defensivo. Liverpool movía el balón de lado a lado, pero no podía perforar la defensa local.

Liverpool no resignó su idea hasta el final; aunque la mano vino torcida y no tuvo tampoco suerte para convertir lo poco que tuvo, el equipo inglés se mantuvo en su línea de juego. Y el Aleti hizo su trabajo habitual de sacrificio, esfuerzo y máxima concentración. Desde el primero hasta el último segundo de juego. Y se llevó una valiosa victoria para soñar en el torneo e ilusionarse con dar el gran golpe en el desquite en Inglaterra.


Hernán O’Donnell

Casper Ruud es el nuevo nombre para celebrar los 20 años de Tenis en Buenos Aires

Un nombre nuevo, lleno de futuro, con un tenis atractivo, variado, sólido. Y con una semana impecable, jalonada de buenos triunfos hasta llegar a la victoria final en una tarde contundente. Casper Ruud gritó su primer título ATP en el Argentina Open que se juega, con distintos nombres y patrocinios, desde 2001, hace ya 20 años en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, la catedral de este deporte en nuestra ciudad.

El noruego hizo un camino prolijo y sensato. Se llevó cada partido que le tocó jugar y tras vencer al local Juan Ignacio Lóndero en semifinales, se presentó con todas las luces ante un disminuido Pedro Sousa, quien había llegado con cierta fortuna a la final por haber ingresado como “perdedor afortunado” tras la deserción del chileno Cristian Garín, ganador del Córdoba Open, y también se vio favorecido por la lesión de Diego Schwartzman, quien no pudo jugar la semifinal.

Pero estos antecedentes poco le importaron a Ruud, quien salió con determinación a jugar su partido y alcanzó la primera manga con un juego compacto, fuerte, basado en un buen saque, el aprovechamiento de su servicio, y forzar a su rival a moverse cuando le costaba hacerlo.

Casper hizo valer su derecha y no resignó casi puntos, hasta llegar a un 6-1 que presagiaba un final temprano del último partido del torneo.

En el comienzo del segundo set, Ruud quebró el saque de su rival, se adelantó con su servicio 2 a 0 y la situación permitía avizorar un cierre rápido del encuentro.

Sin embargo, Sousa reaccionó. Empujado por el público, el portugués sintió que debía hacer un esfuerzo, que el dolor en el sóleo, molesto y traicionero, debía olvidarse por un momento y tratar de ofrecer lo máximo. “No creo que vuelva a jugar una final, tardé 30 años en llegar a la primera, así que no creo juegue otra a los 60…”, bromeó en la conferencia de prensa posterior al juego. Y se soltó. Empezó a arriesgar, a soltar el brazo, a pegarle fuerte a la bocha. Y ganó su saque para achicar a 2-1.

Y mantuvo su servicio en los games siguientes para llegar a un decoroso 5-4 abajo, con el saque de Ruud.

Fue el final. Si bien Pedro Sousa tuvo varios puntos y el apoyo de la gente para pelear, el final se avecinaba.

Ruud no se desesperó. Aún con el 15-30 en contra sabía que todo dependía de él. Y sumó los puntos necesarios para llevarse el juego y cerrar el partido con un claro 6-1 y 6-4.

La tarde caliente y calurosa de Buenos Aires llegaba a su fin. Los 20 años del Torneo, la presencia cálida de Gabriela Sabatini, intocable para el público, las palabras de Martín Jaite, alma mater del certamen, la premiación…

La emoción de los años vividos, la alegría de compartir días y noches de tenis con viejos y nuevos amigos, las tardes de calor matizadas con bromas y chimentos, las ofertas de los stands, el desfile de los que quieren hacerse ver más que mirar…

Otro año ha pasado, otra edición se ha cerrado. Y como el mundo no para de girar, para celebrar los 20 años del Torneo de Buenos Aires, la sangre nueva de Casper Ruud simboliza el futuro que no para de venir.


Hernán O’Donnell

El maul fue el arma de Jaguares para revertir un partido complicado

Jaguares sentía que tenía que ganar; que la gira por Sudáfrica exigía una victoria, para tener un margen importante, para tomar confianza, para emprender una serie de visitante con dos victorias en casa. Sabía el entrenador que esta oportunidad había que exprimirla al máximo, y al margen de todo, el resultado era fundamental. Y se logró, en un partido duro y complicado, pero que encontró en la inteligencia de los jugadores el camino para doblegar a un adversario muy duro que en el primer tiempo le marcó cuatro tries y parecía que le haría muy difícil la noche calurosa de Liniers.

Reds apretó en el inicio y llegó al try por intermedio de Tate Mc Dermott cuando iban 10′ de juego; lo convirtió el fullback Jock Campbell y se adelantó el visitante por 0-7. Después llegó un segundo try de Reds, en una buena jugada de los tres cuartos en los que el local falló varios tackles. Liam Wright apoyó, Campbell convirtió y Reds se adelantó por 0-14. Un sombra recorría las plateas, mezcla de inquietud e incredulidad.

No tenía juego el local, pero más le costaba cerrar el bloque en defensa.

Pero en una jugada, los forwrds advirtieron cual podía ser la llave del partido. La unión hace la fuerza y un maul bien llevado a los 23′ le permitió a Julián Montoya marcar el primer try de Jaguares y la conversión de Domingo Miotti achicó a 7-14 el marcador.

Duró poco. Una combinación por derecha, un tremendo arranque de Chris Feauai-Sautia le permitió apoyar en la bandera y Reds amplió la distancia a 7-19 a los 28′. La velocidad del wing había sido decisiva, igual que su inteligencia para sobrar en otra maniobra hacia la derecha y marcar otro try que amplió la distancia a 7-24. La franquicia argentina había recibido 4 tries en poco más de media hora de juego.

Jaguares estaba golpeado pero entero. Sabía que el camino se había hecho cuesta arriba, pero contaba con tiempo y, si mantenía la paciencia, podía remontar la cuesta.

Sobre el cierre del primer tiempo empujó contra el in goal visitante, no pudo quebrar, y Miotti optó por una patada a la esquina para que pese el juego aéreo de Emiliano Boffelli; y en la disputa de la pelota en el in goal, el wing argentino logró apoyar y la primera parte se cerró con un 12-24.

Jaguares estaba abajo en el marcador pero sabía cual era la receta para doblegar a la visita. Patada al fondo, búsqueda del line, formación del maul y empuje sostenido y coordinado para romper la defensa de Reds.

A los 43′ llegó así otro try de Julián Montoya y el marcador quedó 19-24 tras la conversión del medio-apertura Miotti. El tucumano metió un penal a los 47′ y acercó el score a 22-24. Ya estaban en partido.

Un penal del full back Campbell a los 52′ alargó a 22-27 el score para los visitantes. Y ahí el partido se hizo todo de Jaguares. El ingreso de Cubelli le aportó imaginación, creció la figura de Moroni, la tercera línea pesó en el juego y la búsqueda de otro line y maul posterior le permitió a Montoya marcar un nuevo try convertido por Miotti. Iban 62′ y por primera vez en el partido, los locales pasaban al frente en el marcador: 29-27.

Llegó un golpe de knock out: la arremetida imparable de los forwards tras otra obtención del line a los 68′ y Socino, que entró muy bien en el partido, marcó un nuevo try convertido por Miotti. Ahora la diferencia para el local era de 36-27. Ya no había fuerzas en reds para intentar la hazaña. Jaguares se imponía por la fuerza de los forwards, bien entendida por el equipo para doblegar al adversario.

Un buena jugada de Cubelli en combinación con Boffelli le permitió al medio-scrum llegar al try a los 71′. Convirtió Tomás Albornoz, que había reemplazado a Miotti, y Jaguares se puso al frente por 43 a 27. Sería el marcador final.

Había que ganar y se ganó. Un primer tiempo complejo, con algunas distracciones e imprecisiones en el juego, sumado a algunos desajustes defensivos, dejó una imagen inquietante del local. No había sido una buena primera parte y se pagó con cuatro tries en contra.

El complemento fue distinto. Se advirtió el camino, se mejoró en la defensa, se aceleró en ataque y la imagen de la unión de los forwards que empujaban una y otra vez al pack adversario hacia su propio in goal dejó rebosantes a los hinchas de Jaguares que fueron hasta Liniers para acompañar a su equipo una calurosa tarde de Febrero y se llevaron una victoria elaborada con inteligencia y corazón.


Hernán O’Donnell

Buenos Aires celebra 20 años a puro tenis

Es una edición más que especial la de este Argentina Open 2020. Porque se celebran 20 años consecutivos del mejor tenis en nuestro país y en nuestra ciudad. Desde aquel inolvidable torneo de 2001 con el triunfo del brasileño Gustavo Kuerten en la final ante el misionero José Acassuso por 6-1 y 6-3, hasta esta nueva temporada pasaron dos décadas, mucha agua corrió bajo el puente y una enorme cantidad de cracks con la raqueta iluminaron las canchas del Buenos Aires Lawn Tennis Club.

Aquellas figuras estelares de la legión, Guillermo Coria, David Nalbandián, Gastón Gaudio, “Chucho” Acassuso, Agustín Calleri, Juan Ignacio Chela, Mariano Puerta, Guillermo Cañas, Juan Mónaco, hasta un jóven Del Potro jugó el torneo. Amén de las figuras internacionales, con los españoles a la cabeza, como Rafael Nadal, Carlos Moya, David Ferrer, Juan Carlos Ferrero, Nicolás Almagro. O el italiano Fabio Fognini, o los franceses Gael Monfils, o Tsonga o Gilles Simon…nombres y más nombres.

Hoy es el momento de disfrutar. De vivir una semana que empieza aperfilar a los finalistas, a los mejores, pero que todavía tiene mucho para ofrecer. Una semana que llega a la etapa decisiva tras varios enfrentamientos destacados.

Es la semana del noruego Casper Ruud. Un jugador que llegó en silencio a Buenos Aires, desconocido por el gran público, con antecedentes en Futures y Challengers, pero con pocos años en el circuito profesional. Y sin embargo, mostró aplomo, buen tenis y se metió en el fin de semana final. Una de las gratas revelaciones de esta edición.

También es la semana de Juan Ignacio Lóndero, que ya empieza a ganarse un lugar entre los favoritos del público argentino. Le ganó a Horansky, al serbio Djere, a Guido Pella en la calurosa tarde del viernes 14 de febrero y llegó a las semifinales. Una alegría para el “Topo” que se mete a de a poco en el corazón de la gente.

Es la semana de Pablo Cuevas, quien hizo un interesante camino. Venció al italiano Lorenzo Sonego por un doble 6-4, luego al español Albert Ramos Viñolas y jugó un gran partido ante Diego Schwartzman, en el que incluso tuvo un match point en el tie break del segundo set.

Son los días de Diego Schwartzman, el máximo preclasificado, que llegó al torneo con la enorme carga emocional de ser el candidato, de tener la “obligación” de llegar a la final. Y ganarla. Esa exigencia tan nuestra, que no cambia con los años ni todas las palabras dichas. Ese exitismo tan argentino que conocemos casi desde que empezamos a meternos en el mundo del deporte y del que nos cuesta tanto salir…

El “Peque” luchó contra esa presión y la calidad lógica de los oponentes, toda la resistencia que los rivales hacen cuando entran a la cancha.

Pero es la semana nuestra de tenis. La semana para vivir, para gozar, para disfrutar. Para pasar las horas en el mítico escenario de los bosques de Palermo y ubicarse en el court central, “Guillermo Vilas”, para gozar del deporte, soñar con las hazañas, vivir la épica y conocer a las nuevas estrellas que surgen sin interrupciones.


Hernán O’Donnell