Atlético de Madrid recibió al Campeón con un aluvión de energía y fútbol

Europa vuelve a abrir la fiesta anual más grande del fútbol. Levanta el telón de la segunda parte de la edición 2019/2020 de la Champions League, la competición de clubes más atractiva del planeta, el torneo de fútbol de entidades de mayor prestigio y jerarquía. Europa le abre sus brazos al mundo y comienza el año con la segunda parte de la competición, la etapa de partidos de octavos de final, a matar o morir, desde el punto de vista deportivo, claro está.

Febrero y Marzo serán los meses que cobijarán esta fase; aquí empezará a tomar color el certamen y se perfilarán los candidatos, los animadores, los favoritos. Serán estos los dos meses que la semana llenará de fútbol los televisores de cada rincón del planeta donde el fútbol es el aire que se respira. Entre este martes 18 de Febrero y el miércoles 18 de Marzo se jugarán todos los partidos de esta fase. Alrededor de 30 días para gozar de un momento único de la Champions League.

A los 3′ estalló Madrid. Corner desde la derecha, la pelota que cae en el área chica y la entrada oportuna de Saúl para marcar el 1 a 0. Ritmo, pasión y locura, la propuesta siempre llena de energía del equipo de Diego Simeone. Y una escapada de Angelito Correa a los 5′, que no pudo conectar Moratta. Aleti explotaba por los costados, presionaba e intentaba sacudir a Liverpool. Y el partido tomó temperatura muy rápido.

De a poco, Liverpool se metió en el partido. Buscó asegurar la pelota, trabajarla, con Wijnaldum movedizo y dispuesto, la rotación de los tres hombres de ataque y la presión de Henderson y Fabinho, el conjunto inglés avanzó en el terreno. Y empezó a empujar al arco de Oblak.

A los 25′ volvió a avisar el local; una jugada rápida, el desborde de Moratta, enganche en el área chica y un remate fortísimo que tapó con maestría Alisson Becker. Pudo convertir Salah en la jugada siguiente, pero estaba invalidada por off side de Firmino. El partido no daba ni pedía tregua.

El conjunto de Klopp se hizo de la pelota. Se adueñó. Un poco por obligación y otro poco porque el Aleti decidió cederselá. Y en el monopolio del balón, le costó encontrar el hueco, perforar a una defensa que se hizo fuerte y rocosa a partir del trabajo de Felipe, Savic, Vrsaljko y las oportunas intervenciones de Oblak. Mientras, la mitad de la cancha luchaba con la bandera de Thomas Partey, Saúl, Koke y Lemar mientras Correa y Moratta se alistaban para cada contragolpe. Con ese espíritu de lucha y la habitual identificación de sus jugadores con el sacrificio y el juego colectivo, Atlético de Madrid aguantó bien el primer tiempo y casi no le permitió al Liverpool contar con situaciones de gol. El visitante era el dueño del balón, pero no lograba lastimar al rival.

Marcos Llorente por Thomas Lemar fue el cambio que propuso Simeone al inicio del segundo tiempo. Jurgen Klopp también decidió una variante al comenzar el complemento: Origi por Mané. Y a jugar.

A los 52′ un centro bárbaro de Gómez fue bien conectado por Salah, y su cabezazo se fue muy cerca del palo derecho del arco local. Era la primera clara de Liverpool y un aviso de lo que podía suceder si el Aleti se distraía o bajaba un poco la guardia.

Vitolo por Moratta propuso el “Cholo”. Más lucha en la mitad de la cancha, más piernas para cortar. Enseguida sorprendió Klopp: Chamberlain por Salah. Le costaba a Liverpool; de un centro, Henderson sacó un tiro abierto que se fue muy cerca del poste derecho de Oblak. Iban 72′ y el problema de Liverpool era la falta de espacios. No era suficiente con las trepadas de los laterales, porque el campo no se abría. Atlético tapaba sus subidas y acumulaba gente por el medio. Entonces, los caminos del visitante se cerraban mucho antes de llegar al área local.

Cuando llegamos a los 76′, último cambio en Aleti: Diego Costa por Angel Correa. Un poco para tener la pelota, para aguantarla, para forzar infracciones…Milner por Henderson fue la última variante del Liverpool a los 79′.

Aleti llegaba entero a los 10′ finales, ese tramo decisivo donde afloran el cansancio, los temores, los nervios y la presión del reloj. Había hecho un esfuerzo supremo para sostener el resultado y procuraba cerrar el juego con su clásico despliegue en el orden defensivo. Liverpool movía el balón de lado a lado, pero no podía perforar la defensa local.

Liverpool no resignó su idea hasta el final; aunque la mano vino torcida y no tuvo tampoco suerte para convertir lo poco que tuvo, el equipo inglés se mantuvo en su línea de juego. Y el Aleti hizo su trabajo habitual de sacrificio, esfuerzo y máxima concentración. Desde el primero hasta el último segundo de juego. Y se llevó una valiosa victoria para soñar en el torneo e ilusionarse con dar el gran golpe en el desquite en Inglaterra.


Hernán O’Donnell