Peñarol quiere volver a enamorar a América

Es un gigante del fútbol sudamericano aunque hace ya tiempo que no domina el continente. Tiene una historia copera enorme, con 5 Libertadores conquistadas y otras 5 finales jugadas. Un palmarés envidiable, que se une a las 3 Copas Intercontinentales ganadas y 2 finales más perdidas. Un grande del mundo, en realidad.

Peñarol quiere volver a ser. Ese sueño que se alimenta con obras, como el Estadio reciente que le da una localía valorable, la modernización del club, la apuesta por un ídolo de la casa a cargo de la dirección técnica como Diego Forlán, y el fervor permanente de su gente.

Frente a Jorge Wilstermann se jugó una parada brava. Con un primer tiempo duro, pegajoso, donde no pudo encontrar la fórmula para desequilibrar a un equipo que le planteó batalla en el primer tiempo.

Fue duro y complejo el primer tiempo y la segunda parte no comenzó mejor, porque a los 50′ fue expulsado el zaguero central Rodrigo Abascal. Pero el local sacó fuerzas de esa supuesta flaqueza y metió como marca su historia. Empujó y acorraló a Jorge Wilstermann, que ya no se sostenía en la pelea, retrocedía e intentaba llegar de contragolpe. Y Peñarol iba, por los costados, por el medio.

Así llegó el grito tan esperado. Un desborde del lateral González por derecha, el centro rasante y pasado para la entrada del español Xisco Jiménez, quien no pudo conectar, pero el defensor visitante, Alejandro Meleán, en su afán por rechazar, convirtió en contra de su valla, a los 68′ para marcar el 1 a 0.

Tras el gol, el reacomodamiento. Cuatro en el fondo, una segunda línea de cuatro volantes y Xisco arriba, de punta. El equipo boliviano mejoró con el ingreso de Arrascaita, quien mostró dinámica y habilidad para buscar en ofensiva; se asoció con el argentino “Pochi” Chávez, y Wilstermann progresó en el campo, ante un local que se ordenó para defender la ventaja con un hombre menos.

A los 86′ tuvo una gran chance el visitante cuando un tiro libre de Chávez se estrelló en el travesaño; Wilstermann sentía que podía. Había ganado en la primera fecha ante Colo Colo por 2 a 0 y quería sumar. Pero enfrente estaba un grande, que apelaba al orgullo y a la lucha para defenderse. Porque los minutos finales fueron de la visita, que apretó al local,lo atacó por los costados y lo llenó de centros.

Algunos merodearon el arco, otros fueron rechazados por la defensa y por momentos pareció que se metían los duendes que hicieron grande a Peñarol. Para sostener la diferencia, lograr los primeros tres puntos y soñar con volver a enamorar a América.


Hernán O’Donnell