Sevilla ganó con su fútbol clásico y avanza en su Copa favorita

A los 12′ llegó el cabezazo de Koundé, que pegó en el travesaño y se fue afuera. Era la primera oportunidad clara de Sevilla, que había salido decidido a buscar el partido, mostraba una leve superioridad y empezaba a mostrar sus colmillos, en un partido duro, porque Roma no se amilanaba.

Sevilla se ordenaba por derecha, con la salida por Jesús Navas, por izquierda con Reguilón, la firmeza de Koundé y Diego Carlos, la movilidad de Ever Banega y los atacantes Lucas Ocampos y Suso, que ya son conocidos por todos, pero no dejan de sorprender.

Y a los 21′ llegó la gran jugada individual de Reguiló, quien se proyectó por su lateral izquierdo, se metió en el área, le ganó la posición a Diawara, pasó al central y batió al arquero López con un remate que pasó entre sus piernas. 1 a 0 para Sevilla.

Roma se adelantó en el campo. Sintió el golpe y fue a buscar; ya no dejó tan solo a Dzeko en el ataque. Kolarov empezó a ser una salida clara por izquierda, Zaniolo se hizo crago de manejar el balón y Henrikh Mkhitaryan se sumó a la propuesta. Para Sevilla era también un estado ideal, porque le aparecían espacios grandes para explotar su llegada por el contragolpe, con la aparición por sorpresa de los laterales; así tuvo una inmejorable chance Jesús Navas, quien recibió un pase de Fernando y tras pasar al arquero, el balón se le fue largo…Roma trataba de volcar el juego al campo de Sevilla y el equipo andaluz amenazaba de contragolpe. Y el partido era bueno y entretenido.

Sobre el final del primer tiempo, Sevilla sacó otra ventaja. Un balón largo para Lucas Ocampos, el argentino que la corrió, la peleó y se fue por la banda derecha, hasta llegar al fondo y dejarle el centro a Youssef En-Nesyri, quien entró solo y libre para marcar el 2 a 0 a los 43′ de juego.

En el segundo tiempo, Roma mostró una cara mejor. Más ofensiva, con mayores riesgos asumidos

Tuvo una buena chance con un remate de Mkhitaryan, que rozó la base del poste izquierdo. Otra jugada combinada que el delantero armenio no pudo conectar bien. Era otro equipo, más incisivo, aunque Sevilla se mostraba firme y amenazante en cada contragolpe.

A los 56′ Fonseca ensayó dos cambios: L. Pellegrini por N. Zaniolo y C. Perez reemplazó a Diawara; Roma buscaba más peso ofensivo. En Sevilla ingresó M.El Haddadi por Suso a los 67. Y más tarde, a los 76′ Gonzalo Villar entró por Kolarov en Roma, para sumar más gente a la zona ofensiva: un volante por un defensor.

Roma empezó a chocar con la seguridad de los centrales, Koundé, de gran categoría y Diego Carlos, una verdadera roca impasable. Y en tanto el juego andaluz crecía por la velocidad picante de Ocampos, el ritmo hábil de Banega y el trabajo prolijo de Jordán y Fernando en la mitad de la cancha.

Y sumó llegadas, como la jugada que pudo ser gol, pero el offside previo de Koundé la frustró o la combinación de Ocampos y Jordán que terminó con un buen cierre de Lopez a los 82′, o como ese tiro libre de Banega a los 90′ que rebotó en el travesaño, o el cabezazo de Koundé tras el centro de Banega, que tapó bien el arquero de Roma a los 90+5′, y junto a él había intentado cabecear Franco Vazquez, que un segundo antes había ingresado por Ocampos. Era más Sevilla también al final del partido.

Y quedó para el cierre la expulsión de Mancini, a los 90+7′, por codazo intencional al rival, tras la revisión del VAR.

Sevilla ganó bien, con su fútbol clásico, la pasión que transmite su entrenador Julen Lopetegui, y avanza en su UEFA Europa League, la Copa que tantas veces pudo levantar.


Hernán O’Donnell

Portland Timbers ganó con justicia y es finalista

Son la base fundamental de un buen equipo, uno de los mejores de la MLS (Major League Soccer), que ha llegado a la final de este torneo rápido a fuerza de buenas actuaciones, de un juego veloz y asociado, con varios hombres importantes, pero con dos pilares fundamentales: los argentinos Sebastián Blanco y Diego Valeri.

Muy rápido Blanco para moverse por los costados, preciso para la entrega y de fuerte remate al arco. cerebral Valeri, inteligente para la conducción, perspicaz para el pase más acertado, tiempista para manejar los tiempos y dueño del balón parado.

Philadelphia lo esperó con su estrategia inteligente que le permitió llegar hasta las semifinales. Un equipo concentrado, luchador y dispuesto a explotar el contragolpe, con la frescura de Aaronson para desequilibrar en ataque.

A los pocos minutos Blanco sacó un remate fuerte y bajo con destino de red, que el arquero Blake controló muy bien. Luego llegó la apertura del marcador, tras el corner ejecutado desde la derecha, y la aparición de Jeremy Ebobisse para concetar de cabeza y convertir de pique al suelo a los 12′ el 0-1 para Portland.

Ahí el equipo se acomodó mejor en el campo, se tiró unos metros más atrás y empezó a manejar el ritmo al compás de Chara, Valeri y Blanco. Philadelphia salió un poco más, a partir del trabajo de Bedoya, la insistencia de Aaronson y la tosudez de Przybylko, pero no encontraba fluidez en su juego. Se enredaba en la táctica de Portland y los Timbers tenían más llegadas, aunque Blake, como siempre, resultaba un escollo duro de superar.

Sin embargo, sobre el final del primer tiempo Philadelphia iba a encontrar una inmejorable oportunidad. Infracción de Blanco en un centro que no revertía demasiado peligro y el árbitro que sancionó, de modo correcto, penal. Sergio Santos se hizo cargo de la ejecución, pero su remate se fue alto y el partido siguió 0-1 para Portland cuando iban 45′ de juego. Se jugaron unos pocos minutos más de tiempo agregado y terminó el primer tiempo, con la ventaja de Portland Timbers.

En el complemento se acentuó la primacía del equipo verde; se afianzó en el dominio, le imprimió velocidad y acumuló varias chances para aumentar, con un aprovechamiento integral de los espacios. A los 65′ una gran jugada de Valeri dejó solo a Niezgoda (había ingresado a los 55′ por Ebobisse, en tanto Polo reemplazó a Loria) y su remate fue al medio, bien controlado por el jamaiquino Blake.

Philadelphia movió el banco a los 59′; salió Santos, que había desviado el penal, e ingresó Ilsinho.

Se lo perdió Valeri en otro contragolpe bien iniciado por Blanco y enseguida llegó el segundo tanto. Corner desde la derecha, cabezazo de Chara al costado, aparición de Sebastián Blanco como un fantasma y segundo cabezazo para marcar el 0-2 a los 69′ de juego.

Era todo de Portland, que en cada contragolpe amenazaba con aumentar el marcador. Parecía todo resuelto, pero el fútbol tiene muchos duendes que siempre dan vueltas y cuando nadie lo espera, aparecen…

En el final, las emociones subieron las pulsaciones de todos los seguidores del fútbol del planeta que vibran con cada partido a través de todas las plataformas en estos tiempos sin espectadores en las canchas.

Tiro libre para Philadelphia, el remate fuerte de Jamiro que Clark despeja a medias y la pelota que queda a merced del primero que llega. Es Wooten, quien con un remate fuerte y cercano descuenta para el 1-2 a los 83′ del encuentro.

Y quedaban más sorpresas, porque muy pronto una pared entre Aaronson y Kacper Przybylko terminó con el balón en la red, pero la jugada no fue convalidada por una posición adelantada previa. Era un inmenso susto para Portland, que había jugado mucho mejor, realizado un buen partido y en dos minutos parecía que el castillo se le derrumbaba.

Portland trató de pasar el sofocón y enfriar el juego. Había hecho un gasto enorme y sobre el cierre estuvo cerca de perder la ventaja. Trató de atacar con precisión y de controlar con seguridad la pelota, hasta que el tiempo consumiera. Y en el último instante sufrió un nuevo susto con un remate peligroso que Steve Clark atrapó con buenos reflejos.

El temblor había pasado. Portland Timbers, el equipo de Diego Valeri y Sebastián Blanco, había hecho todo para llegar a la final, y con algún sobresalto en el epílogo, llegó a la jornada final, a jugar por la gloria.


Hernán O’Donnell