Milan celebró el regreso de Zlatan con un triunfo en el derby

Los clásicos en San Siro no tienen localía. le puede tocar al Inter, como en esta ocasión, o al Milan, pero cuando se juega a puertas cerradas, para los dos equipos es un escenario habitual, familiar. No están la mayoría de los seguidores y abonados del conjunto que hace las veces de local. Entonces no hay influencias de ese tipo. Por eso se presumen partidos abiertos, inciertos, equilibrados en las posibilidades.

Una cantidad de estrellas increíble en cada uno de los equipos; jugadores de renombre, con actualidad en seleccionados poderosos, y con un nombre rutilante: Zlatan Ibrahimovic. El sueco, con su elegancia, talento y jerarquía sobresale siempre, aún cuando está rodeado de notables futbolistas.

El Milan arrancó mejor, con la conducción de Calhanoglu, hábil e inteligente para encontrar los espacios y a los compañeros; la velocidad de Leao por la banda izquierda, el sosten de Kessie y Bennacer y las subidas habituales de Hernández y Calabria. Y Zlatan, por supuesto.

A los 12′ puso en ventaja a su equipo. Llegó al área con pelota dominada, supo protegerse de Kovalov y forzar la marca y el contacto del defensor del Inter para que le cometiera penal. Lo ejecutó a la derecha de Handanovic, el arquero adivinó y rechazó, pero del rebote Ibrahimovic convirtió. 0-1 para el Milan.

Y enseguida apareció de vuelta para volver a sacudir la red. Desborde de Leao por izquierda, centro muy preciso y llegó libre el delantero sueco para rematar y convertir a los 16′ el 0-2 para la visita.

El partido estaba a pedir del equipo de Pioli. Seguro, aplomado, mantenía el control del juego.

Sin embargo, de a poco el Inter apareció en escena. Barella dijo presente, Arturo Vidal comenzó a pedir la pelota, Perisic empezó a profundizar la banda izquierda y los delanteros a presionar.

A los 28′ llegó el empate. Desborde de Ivan Perisic por izquierda, centro pasado y la aparición solitaria de Romelu Lukaku para convertir el 1-2 y dar comienzo a otro partido.

Porque se animó el local. Entendió que si apelaba a su fútbol, podía equilibrar el juego. A los 31′ un buen centro de Hakimi fue conectado por Lautaro Martínez y su cabezazo lo encontró bien parado a Donnarumma.

Y sobre el cierre lo volvió a perder el belga, en otra chance clara del local que Kjaer sacó sobre la línea.

En el complemento el partido se hizo más cerrado. Con mayor presión en la mitad de la cancha, más ajustes en las marcas y con menos profundidad. A los 61’ Krunic entró por Leao y Castillejo lo hizo por Saelemaekers en el conjunto visitante. Eriksen ingresó en lugar de Brozovic en el Inter.

El conjunto de Conte arriesgó un poco más. Y contó con algunas llegadas a partir de la presion de Lukaku; y se jugó la última carta con el ingreso de Alexis Sanchez por Arturo Vidal a los 82’; chileno por chileno, pero un delantero por un volante. En Milan se lesionó Kessie y Tonalli lo reemplazó a los 86’.

Y llegaron las emociones finales. A los 90+4’ Lukaku y Martinez armaron una pared y cuando el belga iba a concretar el empate, Hernandez salvó con un cruce providencial. Y a los 90+5’ otra vez Lukaku tuvo una chance, le pegó de espaldas y de taco, pero la pelota fue directo a las manos de Donnarumma.

Ahí se abrazó el equipo de Pioli a la victoria. Por la que hizo méritos en el inicio, se apoyó en la voluntad colectiva y la sabiduría inextinguible de Zlatan Ibrahimovic.

Hernán O’Donnell

En un tiempo, Nápoli armó una goleada que relamió sus heridas

La herida producida por el “escritorio” de la Federación Italiana de Calcio que determinó que Napóli perdiera su partido ante la Juventus, al que no pudo concurrir pues las autoridades sanitarias de su ciudad no le permitieron viajar por tener varios futbolistas con COVID-19, le sirvió como combustible para encender los motores y tener un primer tiempo arrollador ante el sorprendente Atalanta.

El equipó de Gennaro Gatusso salió con una tremenda determinación, con un esquema ofensivo sostenido en Fabián Ruiz como eje del juego en el medio campo, con sus hombres de ataque bien organizados y con la proyección de los laterales, Di Lorenzo y Elseid Hysaj. Atalanta giraba alrededor de Alejandro Gómez, su sociedad con Ilicic y la potencia de Zapata, pero excepto algunas llegadas esporádicas, no encontró el partido. A los 21′ tuvo un remate de larga distancia de “Papu” Gómez que se fue muy cerca, en su acción más peligrosa. Pero detrás, vendría la tormenta.

A los 22′ Politano abrió al fondo a la derecha para la llegada de Di Lorenzo, este lanzó el centro rasante y el mexicano Lozano convirtió el 1 a 0 para el local.

A los 26′ otra vez el “Chuky” Lozano volvió a convertir, tras el choque entre los argentinos Cristian Romero y José Luis Palomino, el balón le quedó a él y con un remate cruzado desde larga distancia que puso el partido 2 a 0 para Nápoli.

Le era difícil a la visita acomodarse, porque no trabajaba bien el medio para contener los avances locales y la defensa sufría en inferioridad numérica, amén de errores propios. Y Politano, a los 29′, señaló el 3 a 0.

Era una tarde redonda para los de Gatusso, donde facturaban con facilidad. El eje ofensivo de Politano, Mertens, Osimhen y Lozano funcionaba a la perfección. Y aumentó a los 42′ cuando Osimhen sacó un tiro cruzado desde afuera del área, mientras se caía y el arquero Sportiello fue sorprendido con el paso lateral hacia su izquierda, en tanto la pelota iba a su derecha; cuando quiso volver era tarde, y el primer tiempo se cerró con ese 4 a 0 en favor del Nápoli.

Toda la bronca acumulada, se había relamido con cuatro gritos feroces.

Atalanta comenzó el segundo tiempo con dos variantes: B. Djimsiti ingresó en lugar del deslucido Zapata y J. Mojica en reemplazo del argentino J.L. Palomino.

Más tarde, a los 54′ S. Lammers entró por el “Papu” Gomez, a los 60′ Gatusso dispuso que F. Ghoulam ingresara por M. Politano en el local y a los 62′ R. Malinovskiy entró por J. Ilicic en el cuarto cambio visitante.

A los 68′ Atalanta llegó al descuento, de modo increíble por un contragolpe que agarró mal parada a la defensa local y Sam Lammers, el reemplazante de “Papu”, definió sobre la salida del arquero y marcó el tanto para que el partido quedara 4-1 para Nápoli.

Mejoró la visita, alentada por ese tanto y una disposición más ofensiva, en tanto Nápoli se había quedado con respecto al primer tiempo. Gatusso definió dos cambios para despertar al equipo. Iban 74′ cuando S. Lobotka reemplazó a D. Mertens y K. Malcuit entró por T. Bakayoko.

Se acomodó entonces el local al encuentro y volvió a tener el balón. Así se hizo del manejo del tiempo y las acciones; Atalanta no pudo resolver la propuesta local y el partido se le hizo cuesta arriba. ya no sufrió los duros embates del primer período, pero sí estaba lejos del control y corría detrás de la pelota.

A los 80′ Muriel entró por Gosens en el último cambio visitante y a los 82′ el local dispuso dos modificaciones. A. Petagna entró por V. Osimhen y D. Demme reemplazó a F. Ruiz; con esos cambios se cerró el partido.

Nápoli había salido con enjundia y en un tiempo muy eficaz armó una goleada que relamió sus heridas.

Hernán O’Donnell