Pelé, la verdad del fútbol cumplió 80 años

Tenía solo 9 años cuando encontró a su padre sentado en living de su casa, con la radio encendida y la narración que traía los ecos de la derrota de Brasil ante Uruguay en el último partido de la Copa del Mundo de 1950. Su progenitor estaba triste; lloraba y sufría, con la mirada perdida. “No te preocupés, papito; yo voy a ganar un Mundial para vos”, intentó consolarlo. En Bauru hacía frío aquella tarde de julio; las noticias que llegaban desde Río de Janeiro, a unos 500 km de distancia, describían el drama y la tristeza deportiva que inundaban a todo un país. El niño sintió que debía abrazar a su padre y le transmitió un mensaje de esperanza con la inocencia de los primeros años. Y enseguida regresó a la calle para continuar con su juego favorito, rodeado de chicos como él, que a los 9 años estaban ajenos a todo lo que significaba el mundo de los adultos. El Mundial, para ellos, estaba en sus partidos de los domingos a la tarde.

Tenía 9 años, entonces. Y muy poco tiempo después, cumplió su promesa. A los 17 años fue el conductor, el estratega, la estrella de un Brasil que rompió el maleficio y se consagró Campeón del Mundo en la Copa de Suecia 1958. Apenas ocho años tardó en hacer realidad lo que había prometido con la inocencia de un niño. Entonces, aún era un adolescente. Había logrado en poco tiempo una meteórica carrera; apenas dos años antes había arribado a Santos para integrarse a sus divisiones menores. Su padre, Dondinho, había sido un centro atacante en equipos semi profesionales, y cuando tuvo una oportunidad en Atlético Mineiro, una choque en un partido frente a Sao Cristovao derivó en una lesión en su rodilla de la que no se pudo recuperar. Eran los inicios de 1942, la medicina deportiva no estaba tan desarrollada y allí se frustraron los sueños de su progenitor. Pero había visto algo en su hijo, y por eso le inculcó dos cosas: llevar el balón lo más cerca de su cuerpo posible y manejar las dos piernas.

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En 1956 se incorporó a Santos y en 1958 ganó el Mundial con la selección de Brasil. En ese lapso, donde debía estar en algún equipo juvenil, deslumbraba en las prácticas, gambeteaba con facilidad a los futbolistas de la primera división, llamaba la atención. Y cuando se lesionó Vasconcelos, el “10” titular, tomó su puesto y ya no lo dejó. “Esa camiseta era mía”, rememoró mucho tiempo después Vasconcelos, “pero llegó un muchacho flaquito y me di cuenta que la había perdido para siempre”.

Debutó en Primera a los 15 años, en Septiembre de 1956. Entonces dejaba de ser Edson para tomar el apodo por el cual lo conocería el mundo entero: “Pelé”. Su sobrenombre de chico, en su barrio y su hogar, era “Dico”, pero este se perdió al llegar a Santos. En muchos de sus biografías intentó explicar el origen del famoso apodo, del cual se han escrito varia teorías. Para él también resulta imposible decir cual es la verdadera, pero cree que la teoría de su tío Jorge puede ser la más cercana a la realidad. A Edson le gustaba jugar de niño, en ocasiones, como arquero. Y el portero del equipo de su padre era apodado “Bilé”; así le gritaban a él entonces, “Bilé”, que por deformación derivó en “Pelé”. Sea como sea la verdadera historia del apodo, PELE, en mayúsculas se convertiría en la verdad del fútbol.

En 1957 lo convocaron para la selección nacional de Brasil. La película tomaba una velocidad que ya no podría detener. Hacía menos de un año que había debutado en la primera división y ya le tocaba enfrentarse con la Argentina por la Copa Roca. Luego consiguieron la victoria en las eliminatorias que les permitió llegar a Suecia, y allí Brasil comenzó una cadena de éxitos conducido por un joven, Pelé y un soñador de aire despreocupado y piernas chuecas que también deslumbraría al mundo: Garrincha. Los dos estuvieron cerca de quedar desafectados del equipo nacional, por recomendación de un sociólogo quien había manifestado, en el caso de Pelé, poca fortaleza mental y espíritu infantil. No iba a estar preparado, en el plano mental, para la competencia. El Direcor Técnico, Pedro Feola, siguió su instinto y pensó que lo necesitaba para jugar al fútbol. Y lo llevó al mundial, igual que a Garrincha.

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El debut fue con Austria, 3-0. Luego, empate con Inglaterra, 0-0. Más tarde, 2-0 a Unión Soviética con dos goles de Vavá. En cuartos de final, apareció la estrella. Un gol para vencer 1 a 0 a Gales. 3 goles a Francia en las semifinales que Brasil ganó 5 a 2. Y otros dos goles a Suecia en la gran final ante el local para vencerlo también por 5 a 2 y gritarle al mundo que Brasil era el merecido campeón.

Jugó los dos primeros partidos del Mundial de Chile 1962. Convirtió el segundo gol ante México para ganar 2-0, se lesionó en el empate ante Checoslovaquia por 0-0 y ya no pudo volver al equipo titular, que también salió Campeón. Con menos protagonismo, era la segunda Copa de Pelé.

Mientras, sumaba goles y títulos con el Santos. Ganó la Serie A con su equipo entre 1961 y 1965; volvió a salir campeón en 1968. Fue Campeón con Santos de la Copa Libertadores de América en 1962 y 1963; también esos dos años ganaron la Copa Intercontinental, hoy homologada como la Copa Mundial de Clubes.

El Mundial de Inglaterra 1966 fue una pesadilla de patadas y golpes que recibió el equipo y sobre todo, Pelé. La victoria inicial ante Bulgaria, con tantos de él y Garrincha no trajo tranquilidad. De hecho, Pelé no jugó el segundo partido, donde cayeron ante Hungría y el último de la zona, frente a Portugal, también fue derrota y salida de Pelé por las infracciones recibidas.

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Pero el libro tenía reservado el mejor capítulo para el final. Lo más sublime de su majestuosa carrera. El Mundial de México 1970, el que lo consagró como el Rey del Fútbol Mundial.

El debut fue ante Checoslovaquia. 4 a 1, un gol de Pelé, y la gente que empezaba a vislumbrar a la mejor selección de todos los tiempos.

En el segundo partido, Brasil venció a Inglaterra por 1 a 0 con gol de Jairzinho. Y en el tercero le ganó 3 a 2 a Rumania, con dos tantos de Pelé.

Brasil derrotó al gran Perú de los ’70 por 4 a 2 en los cuartos de final; en la semifinal le ganó a Uruguay 3 a 1, la tarde de la jugada maestra ante la salida de Ladislao Mazurkiewicz, que no pudo ser gol, para darle más romanticismo aún.

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Y en la final con Italia marcó el primer gol para señalar el camino de la victoria por 4 a 1. Brasil se consagraba por tercera vez Campeón del Mundo; en el camino vencía a campeones de la talla de Inglaterra, Uruguay e Italia. Conquistaba con un fútbol vistoso, ofensivo, contundente. Recibía aplausos y reconocimientos de todo el mundo. Pelé se ponía la corona de mejor jugador del mundo.

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Siguió su carrera en Estados Unidos para darle brillo a un deporte, entonces nuevo, pero que hoy presenta un crecimiento sostenido. Salió campeón de la NASL con el Cosmos de Nueva York en 1977.

Se fue entre aplausos y lágrimas. Fueron 20 años de carrera profesional y 1284 goles convertidos. Todos los campeonatos posibles.

Hoy cumple 80 años. Edson Arantes do Nascimento. Pelé. La verdad del fútbol.

Hernán O’Donnell