Cádiz pegó dos golpes y asaltó la punta de La Liga

El final del primer tiempo fue la mejor síntesis de lo que es el fútbol en su esencia: un deporte único, inigualable, incomparable. Fuera de toda lógica y previsibilidad muchas veces. Divorciado de la justicia otras tantas. Sorpresivo, en ocasiones. Había sido superior el Eibar a los largo de los primeros treinta y cinco minutos del partido. Más agresivo que el Cádiz, más ordenado en la conducción del balón, más adelantado en el campo, el local se las había arreglado para tener la pelota y llegar en un par de oportunidades hasta las barbas de Jeremías Ledesma, el arquero argentino del conjunto visitante.

En ese desarrollo, a los 32′ tuvo una oportunidad clara con un centro desde la derecha para la entrada por izquierda de Takashi Inui, quien de cabeza conectó con precisión, pero Ledesma estiro su pierna derecha y pudo rechazar la pelota. Después lo volvieron a exigir con un remate lejano.

Cádiz había mostrado un orden defensivo bastante prolijo y muy pronto nos iba a señalar también su capacidad de daño, porque de una contra rápida llegó el gol de Negredo a los 36′ para poner el 0-1 en el partido y enseguida, en otra transición veloz de defensa a ataque, fue Salvi el que entró por derecha y con un fuerte tiro marcó el 0-2 cuando iban 39′ del partido.

El local había sido más en ese período; con la conducción de Bryan Gil Salvatierra, Eibar se había mostrado más dominante. Tuvo buenas llegadas por las bandas a partir de la labor de Rodrigues e Inui, en tanto Kike García se sumaba al circuito de juego. Pero se descuidó en las explosiones de Cádiz, equipo ordenado en su campo y veloz para salir rápido. Bien pegadas las dos líneas de cuatro, y astutos Negredo y Anthony Lozano para elegir las partidas.

Eibar salió al segundo tiempo con dos cambios: E. Exposito entró por P. Diop y S. Enrich reemplazó a T. Inui; un volante ofensivo y un delantero para reordenar el equipo, el “9” y el “10”, dos jugadores para alimentar la esperanza de remontar la situación.

Pero Cádiz salió de otra manera y mostró una faceta más ofensiva. A los 60′ I. Alejo entró por Salvi Sanchez, y el equipo se paró con dos contenciones, tres por delante y Negredo arriba. Se adelantó unos metros y Eibar ya no tuvo el dominio territorial, con lo cual el partido era cada vez más deventajoso. A los 71′ Malbasic entró por Lozano en la visita, y a los 74′ Kadzior por Rodrigues en el local.

Bryan Gil seguía en su rol de conductor en el Eibar, Les costaba a los ingesantes influir en el desarrollo, en tanto Cádiz acumuló un par de llegadas más.

Alvaro Cervera, el DT de Cádiz, cerró el juego con tres variantes:  a los 79′ Augusto Fernandez entró por J. Jonsson, Y. Bodiger ingresó en lugar de A. Negredo y J.A. Garrido reemplazó a J. Mari; Cádiz se cerró, en forma definitiva, en los diez minutos finales.

Ya no tenía tiempo el local. A pesar de los últimos dos cambios a los  81′, cuando Y. Muto entró por Kike Garcia y R. Soares lo hizo por el argentino Esteban Burgos.

Pero no pudo hacer más el local. Cádiz tuvo certera eficacia, pegó dos golpes y alcanzó la punta de la Liga.

Hernán O’Donnell

Junior fue superior y se llevó el triunfo ante Plaza Colonia

Plaza Colonia y Junior armaron un primer tiempo muy entretenido. Con ritmo, con llegadas, con ambiciones. Tuvieron buena disposición para salir al querido Estadio “Profesor Alberto Supicci” a jugar un encuentro abierto, con la mente puesta en el arco de enfrente. Tanto el equipo de Colonia del Sacramento como el de Barranquilla salieron a jugar. Y nos entretuvimos.

Un planteo de 4-1-4-1 para el local; con Yvo Calleros como eje central, entre la línea de defensores y los cuatro volantes más adelantados. Y el brasileño Diogo, bien arriba, como punta de lanza. El equipo de Luis Amaranto Perea se ordenó con una línea de cuatro, dos contenciones, Cetré y González para abrir por las bandas y Teo Gutiérrez y Miguel Borja para preocupar por el medio.

En ese contexto, lució un poco mejor Junior. Más rápido para transitar el centro del campo, más preciso para elaborar la maniobra final y un poco más punzante para meterse en el área rival. Plaza Colonia estuvo a la altura, porque no se asustó por el compromiso y cada vez que pudo, fue directo al arco de Sebastián Viera.

En el segundo tiempo se acentuó el dominio visitante. Creció mucho el trabajo de Teo, se afianzaron los laterales, Borja tuvo más participación y así Junior empezó a encerrar a Plaza Colonia en su campo. Y las intervenciones del golero local, Santiago Mele, fueron cada vez más importantes.

Matías Rosa advirtió que Plaza perdía posiciones y empezó a meter mano en el banco de suplentes. A los 64′ F. Piriz ingresó en lugar de Alvaro Fernandez; y un rato más tarde, a los 69′ J.C. Mascia ingresó por Diogo y E. Redin entró por N. Dibble.

En el conjunto colombiano, Perea hizo su primer cambio a los 76′: entró F. Hinestroza por E. Cetre en la línea de volantes. Las situaciones para la visita se repetían y Mele tapaba y se revolcaba por el área. A los 80′ un tiro libre a favor de Junior fue ejecutado por su arquero, el uruguayo Sebastián Viera y su disparo fue al ángulo superior izquierdo de Mele, que con un vuelo magnífico desvió el balón al tiro de esquina.

Y al final llegó el gol de la visita. Una jugada por izquierda, el balón que tomó Borja y lo cambió al otro lateral con un pase a Teófilo Gutiérrez, quien entró al área y con un suelazo al piso, ante la salida de Mele, logró meter el balón cuando llegaban tres defensores casí a la línea de meta para intentar despejar el peligro. Iban 86′ y Junior se abrazaba a la victoria con el tanto de Teo; 0-1 y a esperar el final.

Ya no tuvo tiempo el equipo de Colonia del Sacramento. Empujó con más fuerza que fútbol, en tanto en Junior llegaban dos variantes más. A los 88′ S. Cardenas ingresó en lugar de L. Gonzalez y J. Sanchez entró en reemplazo de D. Moreno. Era el tiempo de ordenarse y cerrar el partido.

Junior fue más a lo largo de los noventa minutos y al final encontró su premio. Plaza Colonia tiene el desquite en Barranquilla y allí tendrá la oportunidad de poder revertir lo que no pudo hacer en casa.

Hernán O’Donnell