Río Cuarto se ilusiona con la campaña de Estudiantes

El campeonato de Primera Nacional está en su etapa de definiciones; ya queda sólo una jornada por jugar para ver quienes entran a la gran final por el primer ascenso y como se acomoda el resto para luchar por el segundo ascenso a la máxima categoría, la Liga Profesional. Por eso no se termina la ilusión si no se accede al primer puesto de un grupo y por ende a la finalísima. También el segundo lugar otorga un pasaje a semifinales y el resto de los que integran las dos zonas “Campeonato” tienen chances de subir.

El tema es que el primer puesto da muchas oportunidades, y por eso todos están con ganas de llegar allí. Para Atlanta y Estudiantes de Río Cuarto era una inmensa posibilidad que le ofrecía el calendario en esta tarde calurosa del Domingo 3 de Enero de 2021. Una tarde para jugar, buscar los tres puntos y soñar con el primer puesto en la Zona Campeonato “A”.

Estudiantes arrancó con todo. Se paró bien adelante, lanzó a los laterales Benavídez y Suarez por los costados, los centrales se pararon cerca de la media cancha y Bottino se convirtió en el eje de un equipo profundo y dinámico.
Así armo una muy buena jugada a los 5’ con muchos toques y movimientos sincronizados, y el remate de Hesar que Ferrero desvió al córner con esfuerzo.
Atlanta se recompuso a los 10’ y avisó con un buen tiro de Dramisino que Ardente supo controlar. No fue muy peligroso, pero el local avisó que estaba en partido.

Después el encuentro se hizo de ida y vuelta. A los 20’ Bottino tuvo un remate forzado, al que le costó perfilarse, pero con buena dirección. Y a los 22’ la visita realizó su mejor jugada de la etapa con la subida de Suarez, la pared con Hesar, el lateral llegó al fondo y largó un centro atrás que Bottino supo rematar al arco pero con esfuerzo Ferrero despejó y Tecilla completó al córner.
Sin embargo, el local iba a abrir el marcador a los 33’ cuando Valdez Chamorro sacó un buen centro de la derecha, pasó toda el área y por el otro lado llegó Ochoa Giménez para marcar el 1-0 para el local.

Allí se quedó Estudiantes. No pudo despertar de ese golpe. Encima a los 35’ Atlanta tuvo otra oportunidad cuando Ferrero sacó largo y Milton Gimenez se resbaló cuando iba a resolver ante la salida de Ardente.
Y sobre el cierre del primer tiempo lo tuvo Dramisino con un rodillazo tras recibir de un tiro de esquina desde la derecha y Luis Ardente, atento, controló. El período inicial, que había sido controlado por la visita al comienzo, terminó con una leve superioridad local.

En el complemento Estudiantes se presentó con un cambio que iba a ser fundamental en el desarrollo del partido. Entró el joven veloz y hábil Arismendi en reemplazo de Maximiliano Comba. Y el equipo de Vázquez empezó a crecer, a dominar otra vez el partido. Y muy pronto llegó a la igualdad. Iban 50′ cuando Arismendi lanzó el centro desde la izquierda y Nicolás Ferreyra aprovecho de cabeza para marcar el 1 a 1.

Atlanta respondió a los 62′ con una buena maniobra de Ochoa Giménez, quien habilitó a la derecha a Dramisino, pero su disparo se fue muy afuera. A los 64′ Padilla ingresó por Suárez en la visita, que realizó una variante táctica interesante. Retrasó a Bottino, que había jugado bien adelantado en el primer tiempo, a la posición de volante central y Brealdi, que lo había hecho en ese lugar en el primer período, se soltó más en la media cancha, casi como un enlace con los delanteros.

Después empezó a acelerar la visita; a los 66′ se lo perdió Sepúlveda, con un remate ancho tras varios rebotes en el área “Bohemia”. Atlanta necesitaba retoques y las variantes llegaron desde el banco; a los 67′ Luis López ingresó en lugar de Milton Giménez y Talpone reemplazó a Dramisino.

Y enseguida marcó dos cambios más: a los 73′ Fabricio Pedrozo entró por Julián Marcioni y Previtali por Ochoa Giménez. En el equipo cordobés Parisi ocupó el lugar de Hesar.

Luego de las variantes, continuó el dominio visitante. A los 79′ tuvo una gran ocasión tras una chilena de Parisi y una magnífica reacción del arquero local, Facundo Ferrero, quien supo reaccionar para volar y desviar el tiro. En Atlanta hubo otra modificación Axel Ochoa por Molina a los 81′ para buscar ampliar la salida por derecha.

Sin embargo, el premio le iba a caer al equipo que había jugado un poco mejor; iban 82′ y Benavídez sacó un buen centro de la derecha y Sepúlveda metió un cabezazo para marcar el 1-2 y desatar la locura del festejo del “León del Imperio”.

Allí busco “cerrar” el partido con dos cambios a los 85′ de juego: Lautaro Formica entró por Cainelli, y Emanuel Schmidt ingresó en reemplazo de Bottino.

Estudiantes había hecho méritos para llevarse la alegría del triunfo a Río Cuarto. Incluso pudo ampliar el marcador, porque a los 90+2′ Arismendi armó una jugada bárbara por izquierda, habilitó a Parisi, y este solo con el arco a disposición, elevó el remate.

Atlanta fue digno y luchó hasta el final. Perdió fuerza y sintió el golpe de la modificación de los torneos. Estuvo adelante en el marcador en los tres partidos de local y no pudo sostener la victoria. Pero le queda una chance más y podrá aprovecharla.

Estudiantes celebró de modo muy ruidoso este triunfo en un vestuario plagado de gritos, cantos y alegría. es que Río Cuarto sueña con el ascenso a la Liga Profesional y este equipo le da motivos para creer.

Hernán O’Donnell

El año se abrió con un Superclásico lleno de emociones

Fue un partido bárbaro, con goles, llegadas, emociones y un resultado que se mantuvo oscilante de principio a fin. Fue más River en general, en el manejo de la pelota, la actitud ofensiva y el control del juego. También en el dominio territorial. pero Boca no perdió la fe y pudo rescatar un punto, cuando ya se quedaba sin nada a pesar de tener durante gran parte del encuentro las tres unidades en el bolsillo.

Porque así fue el Superclásico más tempranero de la historia. Parecía que era de Boca, al final de River, y ya en el cierre, fue empate.

Boca abrió el marcador en un momento en el que el partido se empezaba a acomodar y en el que la visita comenzaba a marcar los tiempos de juego. River había llegado a fondo, había tenido su chance con la aparición de Beltrán, pero fue el local quien logró inaugurar el marcador. A los 9′ Emmanuel Más se mandó por izquierda sacó un pelotazo cruzado y Ramón Abila le ganó la espalda a los centrales de River para marcar el 1 a 0 ante la salida de Franco Armani. En su primera aproximación al área rival, el equipo de Miguel Angel Russo se puso en ventaja.

River insistió con su fórmula. Presión constante, subida de los laterales Montiel y Pinola, manejo de De la Cruz y Carrascal, despliegue de Enzo Pérez y presncia ofensiva de Borré. Así, a los 15′ tuvo una chance con una llegada colectiva y el disparo de Carrascal que se estrelló en el palo derecho de un inseguro Andrada.

A los 37′ volvió a avisar el “Millonario” con un remate de De la Cruz desde lejos que pudo atrapar el arquero de Boca. El entretiempo los encontraba con una ventaja para el local aunque la visita había dejado una imagen óptica superior.

El conjunto de Marcelo Gallardo empezó la segunda parte con dos variantes: Ignacio Fernández por Zuculini, y Matías Suárez por Lucas Beltrán. Más apuestas ofensivas para River.

Boca se paró más cerca de su área, le cedió el control a River y apostó al contraataque. Tuvo una chance a los 53′ cuando un pelotazo de Buffarini para Abila, quien partió en off side, lo encontró a “Wanchope” mano a mano ante la salida de Armani. Su compañero Mauro Zárate llegaba solo por el medio y de pasarle el balón, el segundo tanto era factible. Abila prefirió intentar la gambeta y el arquero de River le robó el balón. Boca perdió una chance clara y el DT resolvió reemplazar a los dos. Iban 57′ cuando Carlitos Tevez entró por Mauro Zárate y Franco Soldano ingresó por Ramón Abila.

Pero allí comenzarían los infortunios para el local; a los 58′ se fue expulsado Campuzano por doble amonestación. Boca se iba a atrasar más, aunque de contra Tévez habilitó a Villa, quien tras un enorme pique quedó ante Armani y el arquero visitante le sacó su remate al corner. Para acomodar el medio, Russo dispuso que Jara ingresara por Cardona a los 62′; así, Capaldo se vio apoyado por el ingresado Jara, y Villa y Soldano se ubicaron en las bandas.

River comenzó a apretar con mayor intensidad. A los 67′ F. Girotti entró por J. Carrascal y Cristian Ferreira por Javier Pinola; acumulaba mucha gente en ataque y cuando a los 70′ Ponzio entró por De la Curz, su propuesta se hizo clara: iniciar por el medio, abrir a los costados y llenar de contros el área local para aprovechar a los cuatro delanteros que había puesto en el campo de juego.

Así pudo igualar y revertir el marcador. A los 73′ Ponzio abrió a la derecha, Montiel sacó un buen centro y Girotti metió un cabezazo alto que se convirtió en el empate 1 a 1.

Boca dio señales de vida a los 75′ con un tiro libre de Villa, su mejor figura, que se fue apenas desviado del ángulo superior derecho de Armani.

Pero River ya había volcado todo el juego a su favor y a los 76′ volvió a marcar; una jugada de derecha a izquierda, el centro de Fernández, el rebote corto de Zambrano, el nuevo centro y Borré que le gana el anticipo a Izquierdoz para marcar el 1-2 para River Plate.

Todo estaba dado a pedir del equipo de Gallardo. Tenía el marcador a su favor, un hombre más, el control del juego y un rival con varios futbolistas que otra vez defeccionaron en un Superclásico. Sin embargo, la confianza mata al hombre y en un error evitable, Enzo Pérez cometió un foul; la segunda amarilla y la expulsión bien aplicadas dejaron a la visita en igualdad numérica con el local. Boca se animó y en una buena jugada de Carlos Tévez, quien se fue del medio hacia la izquierda, arrió a su marca, le cruzó el balón exacto a Villa y este tocó de pique al arco frente a la salida de Armani. 2 a 2 a los 85′.

El final fue a pura emoción, porque River volvió a ir al ataque y Boca ya se sintió más confiado. Le puso corazón al partido, dejó el alma en cada pelota y equilibró la superioridad riverplatense.

Fue un clásico vibrante para empezar el año. Con emociones e incertidumbre por el resultado hasta el final. Y con el augurio de un año lleno de buen fútbol.

Hernán O’Donnell