Dabove se metió en un laberinto y tiene tres partidos para hallar la solución

Diego Dabove llegó a San Lorenzo con buenos antecedentes. Había hecho una larga carrera como entrenador de arqueros junto a profesionales destacados de la dirección técnica; luego comenzó a trabajar como “Head Coach”, entrenador principal. Y allí empezó a destacarse. primero en Godoy Cruz de Mendoza, y luego con Argentinos Juniors, del que hizo un equipo intenso, combativo, con momentos de buen juego pero en el que sobresalía el carácter y el temperamento del equipo.

Entró rápido en la consideración de los grandes. llamó la atención de Independiente, Racing y al final lo contrató San Lorenzo.

Pero aquí, en el “Ciclón” tuvo un inicio de ciclo muy lejos del imaginado. Con un debut interesante en los primeros veinte minutos ante Arsenal, el equipo de Boedo terminó apretado y ganó con lo justo por 2 a 1.

Luego encadenó dos traspiés de distinto tenor. Con Colón perdió el espíritu de lucha evidenciado en el primer encuentro y se diluyó ante un rival serio y comprometido. Mejoró con el ingreso de los hermanos Romero, pero no le pudo escapar a la derrota.

Y frente a Central Córdoba de Santiago del Estero el equipo cayó aún más. Tuvo un inicio elogiable, con una actitud ofensiva encomiable, dispuso del balón y jugó a atacar a su rival. Duró unos doce minutos, hasta que llegó el gol de Jonathan Bay, tras una salida equívoca de Pittón. Y allí se desarmó San lorenzo. Perdió la brújula. Entró en la confusión y no encontró los caminos para revertir un partido que, a fuerza de errores, terminó en una goleada en contra que puso al entrenador en el ojo de la tormenta.

Porque el Ciclón sufrió goles por errores defensivos muy marcados, amén del mérito del equipo santiagueño. El segundo tanto vino tras una serie de pases entre Federico Gattoni, Gino Peruzzi y Jalil Elías. Un pase del marcador central al lateral; este que se la devuelve hacia atrás. Gattoni que vuelve a tocar al costado, a Elías, quien recibe de espaldas a la cancha y es atorado, después de tanto toqueteo intrascendente, por Lattanzio, quien roba el balón y se lo cede a Milton Giménez para que este defina con enorme categoría de emboquillada y con comba por encima del adelantado Monetti. Mérito de la definición del ex delantero de Atlanta tras un error en la salida de la defensa.

Esto no terminó allí. Enseguida Fede Gattoni quiso ceder la pelota al arquero Monetti, y si bien el pase fue corto, el arquero tardó mucho en salir y tampoco fue decidido a cortar el balón o al delantero que aprovechó el mal pase. Quedó en evidencia el zaguero, que se había equivocado en el segundo tanto de Colón, aunque allí la mayoría de la gente culpó a Monetti. Esta vez fue al revés; quedó expuesto el defensor, aunque el arquero no hizo mucho para evitar que Lattanzio se llevara la pelota y marcara el tercer tanto.

Ni hablar cuando llegó el cuarto tras un corner y el obsequio de la defensa para que Salomón señalara el cuarto gol de Central Córdoba. El papelón quedaba completo.

Diego Dabove no pudo imprimirle al equipo el carácter y la intensidad que había mostrado en experiencias anteriores. San Lorenzo, en dos partidos, resquebrajó la confianza y perdió el crédito. El técnico apartó a los dos mejores futbolistas (junto a Juan Ramirez) del equipo titular ante Colón. Apeló a ellos, los hermanos Oscar y Angel Romero, cuando el marcador era adverso y faltaba poco tiempo. Hizo ingresar a Angel de titular en la noche del último sábado. Luego, en el segundo tiempo apostó por Oscar y por Alexander Díaz, otro juvenil que pide titularidad.

El DT armó un equipo con algunas caras nuevas, como Santiago Melano o Jalil Elías, que no aportaron más que los que estaba o se fueron. Otro, como Diego Barghieri, sí le dio un salto de firmeza a la desdibujada defensa, pero no puede solucionar todas las fallas de sus compañeros. Prescindió de los dos mejores y más talentosos futbolistas del plantel, al menos desde el arranque. No les dio demasiado lugar a los jóvenes del plantel que están en condiciones de ser titulares: Andrés Herrera, Julián Palacios, Alexander Díaz, entre otros. El equipo no ha mostrado la intensidad esperada; tampoco asumió la rebeldía necesaria para revertir las situaciones adversas. Y si el vestuario está dividido como afirman los que dicen conocer la intimidad de lo que sucede por Boedo, los malos resultados no traen la paz necesaria y pueden influir en las relaciones aún de un modo más negativo.

Todo un panorama complicado a horas de enfrentarse con Huracán y luego ante la Universidad de Chile por la Copa CONMEBOL Libertadores de América.

Diego Dabove se metió solito en un laberinto y ahora tiene tres exámenes difíciles para hallar la salida y encontrar el camino para que San lorenzo tenga un buen rumbo. De su mano, y la respuesta de los jugadores, depende.

Hernán O’Donnell