Bajo la lluvia de Quito, Universidad Católica dio un paso adelante

Fue una noche de Copas de aquellas. Con todos los condimentos que hicieron grande a la Libertadores, con todos esos ingredientes que son imprescindibles para el certamen más importante de América de clubes de fútbol, con todos los componentes que forjaron su leyenda, para que prendiera en los amantes de la pelota bajo estos cielos del mundo…Y en Ecuador se vivió una jornada a pleno de la presente edición de la Copa CONMEBOL Libertadores, que ha vivido cambios de nombres y de patrocinantes, pero que siempre mantuvo el espíritu que la noche lluviosa y destemplada de Quito.

Liverpool había sacado una ventaja en Montevideo, porque la victoria por 2 a 1 le daba un margen al equipo oriental. Solo empatar le bastaba para clasificarse y jugar contra Libertad de Paraguay por la segunda fase previa. Pero no podía confiarse, porque Universidad Católica de Ecuador había demostrado ser un equipo ofensivo, audaz, inteligente. Y así como en Uruguay había hecho un papel interesante, de local fue por su resultado. Apoyado en Diego Armas y el argentino Facundo Martínez, la Católica fue mejor en el inicio. Con el peligro latente de Alzugaray, ex jugador de Central Córdoba de Santiago del estero, y la peligrosidad de Juan Manuel Tévcez, quien pegó un tiro en el palo al comienzo del partido. los dos delanteros, también argentinos, resultaron peligrosos bajo la tormenta, aunque Sebastián Lentinelly se mostraba rápido y seguro.

Hasta que a los 29′ el equipo uruguayo tuvo una oportunidad inmejorable. Un pase atrás de De Los Santos a Minda, este que se resbala y Ramírez que se encontró con la pelota, el espacio libre y la salida del arquero Galíndez. Pero no pudo resolver el delantero uruguayo y el arquero nacido en rosario y nacionalizado ecuatoriano le sacó la pelota cuando el visitante intentaba gambetearlo.

El partido era abierto. a pesar de las inclemencias del tiempo y que el campo de juego ya lucía con espacios inundados a la media hora de juego, aún así los dos equipos se prodigaban por buscar el arco rival. Hast que a los 37′ Tevez encontró la pelota en el punto del penal, tras un par de rebotes y de pifias, y con un tiro recto venció al arquero uruguayo para marcar el 1 a 0 para Universidad Católica.

Y a los 38′ Lentinnely sacó un remate dificilísimo de Alzugaray, con una mano que desvió el balón al corner. Se había complicado el cierre del primer tiempo para Liverpool y el local facturó su dominio con otro gol.

Se la llevó Chalá, tiró la pared con Alzugaray, quien se la devolvió exacta por el medio, y Chalá con un tiro suave venció la salida de Lentinelly a los 43′ de juego para poner el partido 2 a 0.

Con un tiro libre final para Liverpool finalizó el primer tiempo. Con un resultado que favorecía al local, pero que para los uruguayos no era una sentencia definitiva. Con un solo gol forzaban la definición con remates desde el punto del penal.

Gaston Pérez por Franco Romero fue la variante de la visita para iniciar el complemento. Y Liverpool fue por el descuento. Se soltó un poco más, adelantó las líneas y trató de llegar al arco de Galíndez.

En el local, a los 67′ ingresó Farías por Armas. En el equipo de Montevideo a los 70′ hubo dos modificaciones: J.P. Rosso entró por A. Pereira y G. Bueno ingresó en lugar de L. Ocampo; pero sufrió enseguida un golpe definitivo.

A los 74′ llegó un corner desde la derecha de Universidad Católica y De los Santos marcó el 3-0 con un remate fuerte y seco, al primer palo de Lentinnelly.

Marcelo Méndez, entrenador visitante, fue por las últimas modificaciones a los 76′: M. Fernandez entró por F. Diaz y M. Correa ingresó en lugar de Figueredo.

En el local ya había salido Alzugaray, reemplazado por Valencia y a los 86′ Cevallos entró en lugar de Tévez.

Ya no había esperanzas para Liverpool. A pesar de que no bajó los brazos, pegó un tiro en el travesaño e insistió en ataque hasta el final. Pero no alcanzó.

Universidad Católica de Ecuador jugó muy bien, atacó desde el comienzo, buscó revertir la desventaja que traía de Uruguay y edificó un triunfo contundente bajo el diluvio permanente de la noche de Quito.

Hernán O’Donnell