Inglaterra ganó un partido complicado y asoma como candidato

El Grupo “D” presentó, en su jornada inicial, el partido más atractivo, duro y competitivo del grupo. Inglaterra vs Croacia, en Wembley, ahí a pasos de Londres, donde el Fútbol mundial tiene su Catedral, el escenario más célebre, famoso y cautivante de todos los escenarios de este bendito deporte.

Inglaterra recibió a su rival con el antecedente fresco del enfrentamiento por semifinales de la Copa Mundial de la FIFA-Rusia 2018; en aquella oportunidad ganó Croacia, de la mano de varias figuras que en esta oportunidad no están ya en el equipo, como Mandzukic e Iván Rakitic, pero con estrellas que brillaron, y lo hacen desde hace un tiempo, en esa cita ecuménica: Luka Modric, Ivan Perisic, Domagoj Vida, Mateo Kovacic…pero Inglaterra sentía que debía ser su tarde, que debía ser su partido. Y lo jugó como tal.

Gareth Southgate decidió jugar como le gusta a su gente; con mucha presión arriba, dos laterales, Walker y Trippier de subida permanente, dos volantes centrales, Rice más posicionado en el centro y Phillips con mayores posibilidades de desengancharse hacia el ataque; tres medio atacantes, Foden, Mount y Sterling, y un centrodelantero, Harry Kane, de enorme sacrificio, para tapar la salida del volante cetral rival, Brozovic, participar del circuito de juego y tratar de llegar al área rival en cada ataque de su equipo.

Se lo llevó por delante a su adversario en los primeros minutos y así contó con un par de situaciones muy claras; a los 5′ un disparo de Foden que se estrelló en el palo derecho de Livakovic, y un remate de Phillips, preciso y fuerte, que detuvo bien el arquero visitante, a los 10′ de juego.

Croacia se acomodó a partir de los veinte minutos de ese primer período, tras pasar un rato largo dominado por el local; fue cuando Modric se hizo del balón, los otros volantes, Brozovic y Kovacic, compartieron el manejo, Perisic se mostró por toda la banda izquierda y los delanteros, Kramaric volcado a la derecha y Rebic por el medio, ofrecieron sacrificio para asociarse en cada maniobra.

Fue el momento en que apareció Mings para solucionar todos los problemas, en tanto Stones acompañó en el juego aéreo y Pickford no pasó mayores sobresaltos.

Croacia encaró el segundo tiempo con mayor determinación; había mejorado al final de la primera etapa a partir de la inteligencia de Modric y el espíritu colectivo de sus compañeros, pero en el complemento intentó apretar un poco más. Ser más ofensivo.

Pero en una distracción, pagó caro; de la derecha de Walker partió una habilitación profunda a Phillips, quien se proyectó sin pelota para romper líneas, cuando se encontró con el balón giró a su derecha, se sacó de encima la primera marca y puso el balón justo para Sterling, quien definió fuerte frente a la salida del arquero y a los 56′ Inglaterra se adelantó por 1 a 0.

Wembley fue un rugido de alegría y celebración; la victoria empezaba a tomar forma. Y el encuentro comenzó otro capítulo, con el correr de los minutos, los dibujos tácticos variaron. Inglaterra, con la tranquilidad del marcador a favor, empezó a encontrar espacios para generar ataques como el del que tuvo Kane, tras un centro de Sterling y Harry no llegó a concretar, cuando iban 61′ de juego, aunque dio su cuerpo contra un poste.

Croacia sacó a relucir su orgullo y fue para adelante; con dos variantes a los 70′ de juego: N. Vlasic entró en el medio por M. Brozovic y J. Brekalo al ataque por A. Kramaric. En el local, Rashford ingresó por Foden, a los 71′.

Inglaterra se retrasó, dejó que el rival manejara el balón y buscó explotar los contragolpes; era un tanto riesgoso, porque Croacia se adelantó en el terreno y se acercó a Pickford, pero el conjunto británico se sintió cómodo, mientras encontraba el balón, amenazaba de contra y cerraba los caminos de su área con una super población de futbolistas.

Y llegó la sucesión de variantes en esos minutos finales y de sentencia; a los 77′ B. Petkovic ingresó por el delantero de Milan, A. Rebic en Croacia. A los 81′ el joven Bellingham reemplazó a Harry Kane, agotado tras un enorme esfuerzo para colaborar en la marca de su equipo. Y pocos minutos después, a los 84′, Pasalic entró por Kovacic, para darle aire al medio campo de la visita.

Pero Croacia se repitió en la fórmula de abrir el balón y tirar pelotazos cruzados para que aprovechen sus delanteros; a veces tenían forma de centros, a veces como simples cambios de frente. Pero no pudo armar juego asociado, a pesar de los intentos del capitán Modric y cada oportunidad se diluía sin mayores peligros.

Cuando ya estábamos en los 90+1′ de juego, D. Calvert-Lewin reemplazó a R. Sterling. Y nada varió. Inglaterra se aferró a la diferencia, sostuvo sus argumentos y ganó en su debut ante el rival más complicado del grupo. Nada mal para empezar.

Hernán O’Donnell

Bélgica fue “local” en San Petersburgo y mostró sus credenciales

El primer tiempo de Bélgica fue contundente. Jugó bien, supo mover la pelota, trató de desbordar por los costados, contuvo a Rusia cuando se le vino encima, se defendió con criterio y golpeó en los momentos justos. Sacó una ventaja importante y marcó el ritmo del juego.

Sostenido por la velocidad de Mertens y Ferreira Carrasco por los costados, y la potencia imparable de Lukaku por el centro, Bélgica hizo de su ataque una herramienta de generación de oportunidades, acompañado por varios desacoples de la defensa “visitante” porque por sorteo y posicionamiento, Bélgica fue “local” en San Petersburgo, tal como Italia fue “visitante” ante Turquía en Roma…

Lo cierto es que Rusia había arrancado con la intención de hacer valer su conocimiento del terreno, pero a los 9′ llegó el gol de Lukaku, tras un centro que lo buscaba y estaba en fuera de juego, pero el defensor ruso pretendió jugar el balón, se le escapó atrás y recibió el delantero del Inter, quien quedó habilitado y de media vuelta sacó el disparo que abrió el partido: 1 a 0 para los “Diablos Rojos” de Europa.

Rusia lo fue a buscar porque sentía que estaba en partido y que el primer gol de su rival había sido apenas un desliz. Pero lo cierto es que tuvo una chance a los 13′ a través de un cabezazo del lateral brasileño nacionalizado ruso, Mario Fernandes, quien le dio buen dirección al corner recibido, pero ese golpe de cabeza fue bien controlado por Courtois. Respondió Bélgica, que de a poco se adueñó del control del juego, y Thorgan Hazard disparó tras una buena pared, que el pecho de Anton Shunin evitó que entrara en su arco, a los 21′ de juego.

Después, las primeras variantes. Un choque de cabezas obligó a Castagne a dejar el campo de juego a los 27′ y su lugar lo ocupó Meunier, en Bélgica. Lo mismo le ocurrió al ruso Kuzyaev, quien intentó continuar, pero debió dejar su espacio a Cheryshev,a los 29′ del encuentro.

Y el propio Meunier aumentó el marcador, a los 33′ cuando un centro desde la izquierda fue rechazado en forma defectuosa por el arquero ruso, el balón quedó en el medio del área y a merced de Meunier, quien con tranquilidad señaló el 2 a 0 para los belgas.

Rusia ya estaba confundido; poco había quedado de su inicio inquietante y muy pronto se vio dominado por el equipo belga, que se hizo amenazante en cada uno de los ataques de sus hombres, porque tanto Mertens como Ferreira Carrasco y Romelu Lukaku le imprimían velocidad a cada lanzamiento, condimentado por una cuota de habilidad difícil de controlar para los oponentes.

Para colmo, las lesiones seguían su camino y Rusia debió realizar otra modificación sobre el cierre. A los 42′ V. Karavaev reemplazó a Y. Zhirkov por lesión.

Y para comenzar el segundo tiempo, Rusia salió con otra variante, la tercera, pero con dos ventanas usadas y una más por delante para el segundo tiempo.  I. Diveev ingresó por D. Barinov y allí fue el equipo “visitante”; a buscar el descuento, a apretar al rival y a acelerar los tiempos. Pero chocó con la firmeza de Verthongen y Boyata en la defensa, amén de la sabiduría de Courtois en la valla.

Rusia comenzó a apagarse en el intento, y a los 62′ apeló a las dos últimas modificaciones en su estructura. M. Mukhin reemplazó a R. Zobnin y A. Miranchuk entró por D. Cheryshev, quien había ingresado a los 29′ del primer tiempo con lo cual solo jugó poco más de media hora del partido.

Bélgica retomó el control del juego y a los 71′ Eden Hazzard reemplazó a Mertens, en una jugada esperada, la de ver al volante del Real Madrid y su actualidad. Tuvo algunos chispazos, pero no sobresalió como otros compañeros. Y a los 75′ cerró la ventana de las modificaciones con el ingreso de Vermaelen por el lesionado Vertonghen y de Praet por Ferreira Carrasco.

Todo parecía concluir con el dominio de Bélgica, que se apropió de la pelota y la manejo a su antojo con autoridad y suficeincia. le dio sentido a la circulación e hizo que Rusia corriera tras el balón. Hasta que a los 87′ Meunier lanzó una asistencia brillante al pique de Lukaku y el delantero del Inter sacó un tiro fuerte e inatajable, que valió el 3 a 0 y el cierre de una gran actuación de los “Diablos Rojos”.

A Rusia le quedó una última oportunidad a los 89′ con un tiro libre de Miranchuk que se fue alto, arriba del travesaño. Nada hubiera modificado; Bélgica tuvo una actuación convincente, mostró sus cualidades y lanzó su candidatura.

Hernán O’Donnell