Países Bajos tuvo altura para entender el partido y avanzar a los cuartos de final

Fue un muy lindo partido; con dos equipos virtuosos, ricos, competitivos. Quizás con mayor experiencia Países Bajos, con ese saber que le permitió entender el juego, como se planteaba el encuentro y la sagacidad de su entrenador Louis Van Gaal para plantearlo de la manera que más le convenía. Con una actitud encomiable por parte de Estados Unidos, que siempre se prodigó por el ataque, aún cuando daba algunas ventajas en el retroceso ante cada contragolpe naranja. Fue un gran partido, y el ganador tiene credenciales como para considerarlo un rival de cuidado.

Crédito: @FIFAWorldCup

Países Bajos comenzó con Andries Nopper en la valla. Tres centrales, Jurrien Timber, Virgil Van Dijk y Nathan Aké; Denzel Dumfries como lateral derecho, Marten de Roon y Frenkie de Jong como volantes centrales y Daley Blind como carrilero izquierdo; y adelante, Davy Klaasen, Cody Gapko, y Memphis Depay.

El conjunto de Gregg Berhalter se presentó con Matt Turner en el arco; Sergiño Dest, Walker Zimmerman, Tim Ream y Antonee Robinson; Weston Mckennie, Tyler Adams, y Yunus Musah; Timothy Weah, Jesús Ferreira, y Christian Pulisic.

El inicio del partido tuvo el control de Estados Unidos. Bien adelantado en el campo, con las trepadas de Dest y Robinson, la dinámica de Tyler Adams y la habilidad de Pulisic, el conjunto de Berhalter llevó el juego hacia el campo “naranja”. Pero se encontraba con una defensa cerrada, firme, donde sobresalían Nathan Aké y Virgil Van Dijk, amén de los carrileros, que salían rápido de contra. Así fue como aprovechó un contragolpe de izquierda a derecha, con la abertura a Denzel Dumfries, quien envió un centro atrás, y sobre el punto del penal surgió Memphis Depay para convertir con un remate fuerte. Iban 9′ y Países Bajos se adelantaba por 1-0.

El juego continuó con el mismo argumento. Un equipo, el norteamericano, que buscaba en ataque con buen trato del balón, y otro conjunto, el europeo, que era muy práctico para cortar en su campo y aprovechar los amplios espacios para amenazar de contragolpe.

Sobre el cierre de la primera etapa volvió a llegar Estados Unidos; remató Weah a los 42′, y respondió Noppert. A los 44′ fue Sergiño Dest el que armó una buena jugada individual por derecha, pero no pudo rematar cuando entró al área. Y el equipo de Van Gaal volvió a usufructuar su oportunidad.

Ya se jugaban 45+1′, y Dumfries envió un centro similar al del primer tano, esta vez surgió Blind por el centro del área, y sacó un disparo seco que se transformó en el 2-0 para Países Bajos.

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No estaba conforme el célebre Louis Van Gaal, entrenador de Países Bajos, con el rendimiento de su equipo a pesar de la ventaja de dos goles, y por eso decidió hacer dos modificaciones para comenzar el segundo tiempo.  T. Koopmeiners ingresó por D. Klaassen, mientras que S. Bergwijn entró en lugar de M. de Roon. Bajó unos metros Gakpo, y el equipo empezó a tener un poco más la pelota. Gregg Berhalter, en tanto, decidió comenzar el segundo tiempo con una variante en el equipo americano; Giovanni Reyna ingresó por Jesús Ferreira.

Y creció más el partido. A los 48′ llegó Estados Unidos, con una arremetida de Ream que salvó Gakpo sobre la línea, tras un tiro de esquina desde la derecha. Países Bajos contestó a los 49′, con un centro de la derecha que intentó conectar Memphis Depay, y Matt Turner tapó en una notable reacción.

Entonces, el partido se hizo de ida y vuelta. Iban 53′ y Estados Unidos volvió a tener una buena llegada. Giovanni Reyna cedió a McKennie, este sacó un buen tiro que se fue por arriba del travesaño. Y otra vez respondieron los europeos, con un disparo de Memphis Depay que Matt Turner desvió al corner, cuando se jugaban 60′ del encuentro.

A los 64′ llegaron el segundo y tercer cambio del equipo de Berhalter; Brenden Aaronson ingresó por Timothy Weah, y Wright entró en lugar de McKennie.

A esta altura, ya era otro partido. Con más llegadas y dominio repartido. Salvó Turner a Estados Unidos en una doble tapada a los 70′ de juego. A los 74′ le quedó el balón a Wright, pero su control fue defectuoso, se abrió mucho para superar al arquero de Países Bajos y su tiro fue tapado por Timber, quien sacó el balón al corner.

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A los 75′ Yedlin entró por Sergiño Dest, en el cuarto cambio de los americanos. Y del tiro de esquina vino el remate defectuoso de Wright que sorprendió a la defensa europea y se metió junto al ángulo para que Estados Unidos achicara la diferencia. El partido quedaba 2-1 a favor del equipo naranja.

El entusiasmo americano iba a durar poco. A los 80′ Blind tomó un balón por izquierda, amagó tres veces, hasta que sacó el centro pasado para Dumfries, tal vez descuidado por Robinson, pero ahí es el arquero, Turner, el que debe hablar, ordenar, y avisarle a sus compañeros por las marcas. Turner tenía la jugada y el campo de frente, debió ordenar a la defensa y advertir a sus compañeros que un rival llegaba libre por el costado derecho.

Dumfries hizo su trabajo, y con un remate cruzado, puso el 3-1, a los 80′, que iba a ser definitivo.

Sintió el golpe Estados Unidos. Lo sintió Robinson, tal vez se sintió responsable por esa jugada, y enseguida no pudo controlar una pelota accesible. Pero sería injusto caerle al lateral, que jugó un gran partido y un buen Mundial, en una jugada que debía contar con la ayuda del arquero para ordenar a la defensa.

A los 82′ Simons reemplazó a Depay en el equipo naranja, mientras que a los 90+1′ entró el delantero Jordan Morris por el lateral Robinson, en la última apuesta de Gregg Berhalter. Su colega, Louis Van Gaal hizo dos cambios a los 90+2′ para el conjunto europeo: Matthijs de Ligt reemplazó a N. Ake, de muy buen partido, y W. Weghorst ingresó en lugar de C. Gakpo.

Fueron las últimas anotaciones de un gran partido, que se disputó entre los dos equipos que empelaron sus mejores armas. Estados Unidos, con su crecimiento constante. Países Bajos, con la mezcla valorable de calidad individual con experiencia y conocimiento táctico, para interpretar bien el partido y dar el paso adelante en la clasificación.

Hernán O’Donnell