Con convicción, seguridad y eficacia, la Argentina llega a la Final del Mundo

Media hora duró el partido. Después, llegaron dos mazasos que Argentina le propinó a Croacia y dio por terminada la contienda, aún cuando restaban más de un tiempo por jugar. Pero lo cierto es que hubo poco más de treinta minutos de paridad, de juego, de fuerzas equilibradas y de incertidumbre por el resultado. Luego, la Argentina, con la monumental conducción de Leo Messi, tomó el control físico, deportivo y psicológico, ante una Croacia que fue más por inercia y obligación que por entereza colectiva.

En esa media hora Argentina jugó un partido inteligente. Supo esperar a su rival, dejar que tomara el balón y a partir de tres cuartos de cancha, neutralizarlo. Por eso fue útil jugar con cuatro medio campistas, para ganarle esa zona de la cancha, y a partir de allí sacar contragolpes rápidos, que pudieran lastimar, mientras sostenía una defensa sólida. Por eso Lionel Scaloni modificó una vez más la formación y varió el esquema. El equipo arrancó con Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul, Enzo Fernández, Leandro Paredes y Alexis Mac Allister; y adelante, Leo Messi y Julián Álvarez.

Croacia comenzó con Livakovic al arco; Juranovic, Lovren, Gvardiol y Sosa; Luka Mocric, Marcelo Brozovic y Mateo Kovacic; Mario Pasalic, Andrej Kramaric e Iván Perisic.

Crédito: @FIFAWorldCup

En ese lapso del juego, los europeos intentaron manejar la pelota, darle buen destino y progresar con triangulaciones por las bandas. Sobre todo, por el lateral izquierdo, por el buen talante de Perisic. Los volantes, Modric, Brozovic y Kovacic, se vieron obligados a desdoblarse en el esfuerzo físico para poder dominar un sector en el que la Argentina tenía mayor cantidad de jugadores. Y el trabajo de neutralización de los muchachos de Scaloni dio resultado, porque más tarde o más temprano, recuperaban la pelota, al tiempo que desgastaban a los croatas en un esfuerzo desmedido. Y cuando tenían espacios, con la conducción de Messi, arrancaban en contragolpes de sumo peligro.

Así llegó el pelotazo largo a Julián Álvarez, la desinteligencia de Lovren en la marca, la salida desprolija del arquero Livakovic, el toque de Álvarez, el choque con el arquero, y el penal que Lionel Messi transformó en el 1-0 para la Argentina, a los 34′ de juego.

No se terminaron de acomodar en la reanudación del juego, que enseguida volveó a golpear la “Albiceleste”. Y, esta vez, sería un mazaso definitivo.

Iban 38′ cuando Julián Álvarez aprovechó un buen pelotazo hacia él, burló la salida de Lovren, después volvió a obtener el rechazo suave de Juranovic, Borna Sosa pifió el despeje, la pelota le volvió a quedar al delantero argentino que definió ante la salida del arquero croata para poner el 2-0 a favor de la Argentina.

Crédito: @FIFAWorldCup

Dos cambios realizó Croacia para comenzar el segundo tiempo; M. Orsic entró en lugar de Borna Sosa, de pobre primer período, y N. Vlasic ingresó por M. Pasalic.

Pero no le dio demasiado resultado; para colmo, a los 49′ se lesionó Brozovic, y debió dejarle su lugar a Petkovic. Croacia sumaba delanteros, pero ya estaba muy desdibujado en el campo de juego. Lionel Scaloni metió rápido, a los 60′, a Lisandro Martínez por Leandro Paredes. La intención era armar una línea de tres centrales para jugar contra los dos centro atacantes de Croacia, Kramaric y Petkovic, mientras se abrían por las bandas Nahuel Molina y Nicolás Tagliafico. El partido estaba controlado, pero el entrenador argentino no quería pasar sobresaltos y se apoyó en un esquema muy usado en estos tiempos, de tres centrales y dos laterales que puedan desdoblarse entre defender y pasar al ataque.

Pero si alguien creía que el destino del partido se podía modificar, Leo Messi se encargó de dejarle en claro que todo estaba dicho. Por eso elaboró una jugada espléndida por derecha, burló dos veces la marca de Gvardiol, llegó al fondo, se metió en el área, y sacó un centro exacto para la definición de Julián Álvarez. La argentina quedaba 3-0 arriba a los 68′ de juego, tras una maniobra excelsa de Messi y una definición contundente de Julián Àlvarez, quien tuvo una actuación descollante.

Exequiel Palacios reemplazó a Rodrigo De Paul, a los 73′, mientras que Paulo Dybala entró por Julián Álvarez.

Argentina ya había acabado con el partido. La diferencia en el score era muy grande, y en cada estocada parecía que llegaba un vuevo gol. lo tuvo Dybala en una apilada personal, lo tuvo Alexis Mac Allister en un balón al que no pudo entrarle bien y se le fue al lado del palo izquierdo del arco rival. Croacia se rpetía con centros que cortaban las salidas de Emiliano Martínez, un disparo de Orsic que se fue apenas alto y un intento de Modric que no prosperó. Y cuando salió el propio Luka Modric, a los 80′, agotado y extenuado, reemplazado por Majer, la rendición se firmó en modo incondicional. Es cierto que tuvo, a los 84′, una situación tras un tiro de esquina, el cabezazo cruzado y Dejan Lovren no llegó a definir, pero el match estaba escrito.

A los 85′ llegaron otros dos cambios en la Argentina: Juan Foyth entró por Nahuel Molina, y Angel Correa ingresó en reemplazo de Alexis Mac Allister.

Todo había concluído un largo rato antes. Con solvencia, autoridad y una alta autoestima, la Argentina había nocqueado a Croacia y llega llena de confianza a jugar la Final del Mundo, la sexta de su historia, que no se detiene.

Hernán O’Donnell