Yusuf Yazici fue el verdugo que terminó con la racha invicta del Milan

Fue un primer tiempo complicado para el Milan. No tuvo la profundidad habitual ni esa capacidad de hacer daño con facilidad; no jugó mal, tuvo el balón la mayor parte del tiempo, le dio buena circulación desde el fondo, pero en el sector más preponderante, en la zona del área rival, allí fue desprolijo. No tuvo fineza y no resolvió de la mejor manera cada maniobra de ataque.

Se encontró con un Lille combativo. Un equipo que acumuló cinco volantes para dar pelea en la mitad de la cancha, con los portugueses Xeta y Renato Sánches como abanderados de la batalla en el centro del campo. Y el local extrañó la claridad de Calhanoglu, la velocidad de Leao, incluso el trajinar de Bennacer…todos en el banco de los suplentes.

El equipo francés mostró soltura y atrevimiento. Batallaba en la mitad de la cancha, y cuando se hacía del balón iba adelante con la conducción del turco Yusuf Yazici y la potencia de Jonathan David.

A los 20′ llegó el penal, muy discutible, pero que Yazici se encargó de convertir. 0-1 para el Lille y sorpresa en San Siro.

El local se encontraba abajo sin merecerlo, pero a partir de allí le costó encontrarle la mano al partido. Como que el gol de la visita lo desdibujó y si bien tuvo una chance clara a los 24′ con un tiro libre de Ibrahimovic que el arquero Maignan pudo desviar, después no contó con demasiadas situaciones ante el arco rival.

Llegó por izquierda con Theo Hernández, por derecha con Catillejo, algo de Brahim Díaz, poco de Krunic, desabastecido Zlatan…todo terminaba en un tiro que rebotaba en algún defensor. Y Lille amenazaba con cada contra de Jonathan Bamba, igual que sus compañeros, atrevido y sin complejos para jugar.

Para el comienzo del segundo tiempo Stéfano Pioli dispuso dos variantes imprescindibles para cambiar la imagen del equipo: Calhanoglu por un inexpresivo Krunic y Leao ingresó por un deslucido Castillejo.

Sin embargo, Milan estuvo lejos de mejorar y en pocos minutos sufrió dos golpes que actuaron como un terremoto que sacudió su estructura y derrumbó todos los planes de recuperación.

A los 54′ Yazici sacó un remate cruzado desde la izquierda que le picó en las barbas a Donnarumma justo en el momento en que se arrojaba a la pelota, le pasó por encima y se clavó sobre la base de su poste izquierdo para dejar el partido 0-2.

Y a los 58′ un contragolpe rápido y preciso del visitante le permitió a david filtrarse por el centro y tocar a la entrada de Yazici, quien con otro tiro cruzado, esta vez a la derecha de Donnarumma, marcó su tercer gol particular y el tercero del partido. Lille quedaba en ventaja por 0-3 y todo parecía concluído.

Así lo entendió el propio entrenador del Milan, quien determinó la salida de su máxima figura, Zlatan Ibrahimovic, para preservarlo y el ingreso de Rebic a los 60′, en una ventana donde también ingresó Bennacer por Tonali.

En la visita, el DT Christophe Galtier, también entendió que debía hacer modificaciones. A los 64′ B. Andre entró por Xeka, que hizo un buen partido, pero estaba amonestado y correspondía cuidarlo; y también ingresó I. Lihadji por J. Ikone.

No tuvo ideas el local. Como si también hubiera sentido el cansancio físico de una larga cantidad de partidos acumulados. Y no le salía ninguna; ni siquiera el tiro de Leao, ya cerca del final, que era factible de convertir en otro momento, pero en esta tarde complicada se fue afuera.

Quedaron los cambios finales. A los 77′ el noruego J.P. Hauge entró por el español B. Diaz en el local y en la visita a los 79′ B. Yilmaz ingresó por la gran figura de la jornada, Y. Yazici en tanto B. Soumare reemplazó a Renato Sanches, de muy destacada labor; a los 83′ Reinildo entró por otro que brilló, J. Bamba.

Para Milan fue, al cabo, casi como sacarse un peso de encima. Las rachas invictas, cuanto más se prolongan en el tiempo, en un momento empiezan a volverse una carga, una suerte de mochila que hay que mantener como sea y entonces el entorno, el mundo del fútbol empiezan a preguntarse cuando van a perder. Cuando se cortará la serie. Y cuando llegan partidos importantes, definitivos, o clásicos, esa serie invicta se vuelve un peso en contra. De modo inconsciente, perder luego de más de 25 partidos ante un rival de otro país, y que no implica caerse en la tabla de la EURO, es como un alivio. Como sacarse un peso de encima.

Pero para que sea sólo eso, desprenderse de un karma, lo que vale es la pronta recuperación. será el desafío del equipo de Pioli; volver rápido a la racha victoriosa.

Para Lille, el aplauso y la felicitación por un partido destacado, audaz y generoso, cuyo premio fue una victoria para recordar por mucho tiempo.

Hernán O’Donnell