La ilusión que nos condena

Amanece el equipo. Como en el clásico tema de “Pier”, aparece con ganas de pegar un grito. Un grito de esperanza y de optimismo. La selección argentina fue a la altura de La Paz y se trajo un punto de oro, que le permite mantenerse en lo más alto de la tabla sudamericana y ya más cerca de la Copa del Mundo FIFA-Brasil 2014.

Recuerdos ingratos de aquel mortificante 6 a 1 encontró a varios jugadores con ganas de revertir aquella triste tarde y convertirla en una hermosa ilusión, que nos condena a todos.

Angel Di María, el primero. Porque le tocó vivir (en la eliminatoria pasada) una expulsión prematura, dolorosa, que lo cargó de responsabilidad en esa derrota. Y ahora fue el “héroe” de La Paz. El mejor jugador, el que más corrió, el más sacrificado, el más destacado.

Javier Mascherano también pudo tener su desquite con una tarde euqilibrada, positiva.

Y Leo, claro. Que no convirtió, pero que siempre fue un imán para propios, extraños y para los de afuera. Aún sin aire, con los efectos de la altura que lo mareaban, se las ingenió para meter pinceladas de su talento inigualable. Y preocupar siempre.

Argentina vs Bolivia 2013Y Sergio Romero, cada vez más firme en el arco. De impecable noche ante Venezuela y mejor aún frente a Bolivia. En el arco, titular indiscutido.

Y Banega, que cuando no juega Gago, se le parece mucho. Y Basanta, que cumplió. Y el esfuerzo de todos. El corazón para estar presentes, cuando el cuerpo ya no da…

Argentina jugó prolijo y ordenado. Pasó algunos sofocones al comienzo, equilibró sobre el cierre de la primera etapa, y en el complemento aguantó a pie firme hasta contar, de contragolpe, con las situaciones más claras para ganar.

“Los jugadores a nivel individual y a nivel de conjunto, hicieron un partido muy bueno”, señaló el entrenador Alejandro Sabella.

“Pasamos de un moderado optimismo a un optimismo mayor, pero todavía tenemos que clasificar. Hay que tener cautela. Tenemos que ir de a poquito con la misma humildad que tienen los jugadores. Pensaremos en los próximos partidos que son difíciles”, agregó el director técnico argentino.

Y añadió: “Pasamos de un moderado optimismo a un optimismo mayor, pero todavía tenemos que clasificar. Hay que tener cautela. Tenemos que ir de a poquito con la misma humildad que tienen los jugadores. Pensaremos en los próximos partidos que son difíciles”.

El equipo fue eso. Un equipo. Duro, solidario, sacrificado. Un rival y un lugar que siempre fueron difíciles para el fútbol argentino. Pero el equipo amaneció. Y propone muchas ganas de pegar el grito. Porque nos alimenta una enorme ilusión, que de modo irremediable nos condena a confiar y soñar.

 

Hernán O’Donnell