Argentina puso el alma, pero la jerarquía de Kazajistán se llevó la serie

Fue un fin de semana a pleno sol en Córdoba, pero muy duro. Con partidos complicados, que dejaron mucho para analizar, algunas conclusiones importantes y varias luces para sostener el futuro.

Todo comenzó el viernes en el Córdoba Lawn Tennis Club. La presentación de la rosarina Nadia Podoroska y la gran esperanza en ella, la número 1 de la Argentina ante la segunda jugadora kasaja, Yulia Putintseva. Y la ilusión que tomó forma en el primer set se desinfló con la continuidad del partido; todo lo que había construido Podoroska con el 6-2 inicial se apagó cuando aparecieron algunos problemas físicos y la desconcentración que la llevaron a ceder el segundo set por 4-6 cuando se encaminaba a consolidarlo. Y en el tercero la situación se hizo insostenible; Putintseva ganó por 6-0 para llevarse el partido.

Crédito: Prensa AAT

Pero el Viernes 16 de Abril iba a cerrarse con una victoria que traería alegría y esperanza. Lourdes Carlé, actual 430 en el ranking de la WTA, con mucha energía, el apoyo del público y las ganas de la juventud, en su debut en la Billie Jean King Cup venció a la primera raqueta de Kazajistán, Elena Rybákina, que se ubica 23 en el mundo, por 6-4, 3-6 y 6-0.

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La emoción se reflejó en las palabras emitidas apenas terminó el encuentro de la primera jornada. “Fue el mejor partido de mi vida; salí a jugar sin pensar en el ranking, sin tener en cuenta que ella es la número 23 del mundo. Pensaba que iba a ser una partido largo y traté de mantenerme focalizada. El segundo set lo perdí, pero la reacción de 0-4 a 3-4 me hizo seguir en ritmo de partido y eso me ayudó para hacer mi juego en el tercer set. Estoy muy feliz, no puedo describir lo que siento, pero me encanta jugar con el apoyo del público”.

El Sábado 17 comenzó con otro traspié de Podoroska; esta vez cayó ante Elena Rybakina por 6-4 y 6-4. Le costó mucho a Nadia encontrarle la vuelta al partido, más allá de un juego equilibrado en el comienzo del partido y la resolución del primer set sobre los juegos finales. En la segunda manga el dominio de Rybakina fue mayor hasta adelantarse por 5-3 con su servicio; allí apareció la rebeldía de la rosarina para quebrar, pero luego no pudo sostener su saque y el encuentro se cerró con otro 6-4 para la kasaja.

Lourdes Carlé debió enfrentar a Yulia Putintseva con la “obligación” de ganar el punto para llevar la serie al doble y allí definir el match, en el quinto punto.

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Jugó un primer set elogiable, con un temperamento que ya empieza a tomar forma para darle crédito a un futuro de jugadora “copera”, y lo llevó al tie break, tras un 6-6 parejo, en el que la visitante se mostró un poco más sólida en defensa y más contundente en ataque.

En el desempate, lo que algunos llaman “penales”, ganó el primer punto, pero luego la kazaja dominó la escena, y se adelantó muy rápido para llevarse el primer set por 7-6 (3).

En el segundo set Putintseva quebró en el primer parcial el servicio de la jugadora argentina y luego defendió su saque para adelantarse 2-0. Volvió a quebrar el saque local, con cierto margen y se fue al descanso con un 3-0 alentador.

Pero Carlé no se entregó y ante el dominio de la kazaja, con el marcador 30-15 para la visitante, corrió y luchó, sumó tres puntos seguidos y revirtió el juego para quedar con su servicio 1-3. Y de ese envión anímico, dominó el juego siguiente con su saque, y muy pronto quedó 2-3. Había esperanza para dar combate.

Sin embargo, Putintseva no se confundió. Jugó con seguridad, se adelantó 40-0, cedió un punto y cerró el juego: adelante 4 a 2. Peleó Lourdes y en un game muy conversado recuperó espacio y quedó 3-4.

Después llegó la lesión de la kazaja, la dificultad física que la llevó al tie break, la confianza de la argentina, el triunfo de Carlé por 7-6 en el segundo set y el retiro de la Putintseva cunado estaban 15-15 en el juego inicial del tercer set y ya el físico no le permitió poder moverse ni un centímetro más. De manera algo milagrosa, la selección argentina de tenis se encontró con la chance de jugar el quinto punto y buscar en el dobles de Nadia Podoroska y Lourdes Carlé la posibilidad de lograr la serie.

Pero la historia no pudo tener final feliz. Anna Danilina y Sharoslava Shvedova conformaron una dupla sólida y supieron sacar ventajas muy pronto. En pocos minutos se adelantaron por 4-0, a partir de una buena sincronización, aceitada complementación y un trabajo en equipo consistente. Más allá de alguna debilidad en el servicio, la dupla funciona casi sin fisuras en el primer set y se adelantaron por 6-0.

En la segunda manga las chicas sacaron a relucir una dósis de rebeldía deportiva y consiguieron su primer game para igualar el primero que habían logrado las visitantes y quedar 1 a 1. Mantuvieron el saque las visitantes y se adelantaron 2 a 1. Mantuvo Lourdes su servicio y el set quedó igualado 2 a 2. Quebraron el saque de Danilina y quedaron arriba 3-2. La tarde de Córdoba tomaba otro color. Y con el servicio de Podoroska, la Argentina se adelantó 4-2.

Kazajistán ganó su saque y se fueron al descanso 4-3 arriba Argentina. Sacó Carlé, entró en acción Podoroska y en pocos minutos resolvieron ese juego. Con un smash de la rosarina, Argentina quedó 5-3 en el segundo set.

Recuperó su servicio Kazajistán, el partido quedó 5-4 para la Argentina y sacaba Podoroska. Se puso 40-30, set point y vino la debacle; dos puntos seguidos para la visita, el drive de Nadia en la red y Kazajistán igualó 5-5 el segundo set. Con el servicio de Shvedova, las sombras asomaron por el Córdoba Lawn Tennis Club.

Fue un juego peleado, donde las argentinas soportaron la presión y levantaron varios puntos que definían el pleito, pero al final mantuvieron la ofensiva y quedaron 6-5 arriba.

El saque de Lourdes Carlé no fue suficiente; enseguida Kazajistán quedó arriba 0-40 y una derecha larga de la joven de Daireaux terminó el juego.

Kazajistán ganó el quinto punto por 6-0 y 7-5. Se llevó la serie, fue más en los papeles y lo demostró en el juego. Argentina puso alma y corazón, y dejó el crédito abierto para el futuro.

Hernán O’Donnell