Bélgica fue “local” en San Petersburgo y mostró sus credenciales

El primer tiempo de Bélgica fue contundente. Jugó bien, supo mover la pelota, trató de desbordar por los costados, contuvo a Rusia cuando se le vino encima, se defendió con criterio y golpeó en los momentos justos. Sacó una ventaja importante y marcó el ritmo del juego.

Sostenido por la velocidad de Mertens y Ferreira Carrasco por los costados, y la potencia imparable de Lukaku por el centro, Bélgica hizo de su ataque una herramienta de generación de oportunidades, acompañado por varios desacoples de la defensa “visitante” porque por sorteo y posicionamiento, Bélgica fue “local” en San Petersburgo, tal como Italia fue “visitante” ante Turquía en Roma…

Lo cierto es que Rusia había arrancado con la intención de hacer valer su conocimiento del terreno, pero a los 9′ llegó el gol de Lukaku, tras un centro que lo buscaba y estaba en fuera de juego, pero el defensor ruso pretendió jugar el balón, se le escapó atrás y recibió el delantero del Inter, quien quedó habilitado y de media vuelta sacó el disparo que abrió el partido: 1 a 0 para los “Diablos Rojos” de Europa.

Rusia lo fue a buscar porque sentía que estaba en partido y que el primer gol de su rival había sido apenas un desliz. Pero lo cierto es que tuvo una chance a los 13′ a través de un cabezazo del lateral brasileño nacionalizado ruso, Mario Fernandes, quien le dio buen dirección al corner recibido, pero ese golpe de cabeza fue bien controlado por Courtois. Respondió Bélgica, que de a poco se adueñó del control del juego, y Thorgan Hazard disparó tras una buena pared, que el pecho de Anton Shunin evitó que entrara en su arco, a los 21′ de juego.

Después, las primeras variantes. Un choque de cabezas obligó a Castagne a dejar el campo de juego a los 27′ y su lugar lo ocupó Meunier, en Bélgica. Lo mismo le ocurrió al ruso Kuzyaev, quien intentó continuar, pero debió dejar su espacio a Cheryshev,a los 29′ del encuentro.

Y el propio Meunier aumentó el marcador, a los 33′ cuando un centro desde la izquierda fue rechazado en forma defectuosa por el arquero ruso, el balón quedó en el medio del área y a merced de Meunier, quien con tranquilidad señaló el 2 a 0 para los belgas.

Rusia ya estaba confundido; poco había quedado de su inicio inquietante y muy pronto se vio dominado por el equipo belga, que se hizo amenazante en cada uno de los ataques de sus hombres, porque tanto Mertens como Ferreira Carrasco y Romelu Lukaku le imprimían velocidad a cada lanzamiento, condimentado por una cuota de habilidad difícil de controlar para los oponentes.

Para colmo, las lesiones seguían su camino y Rusia debió realizar otra modificación sobre el cierre. A los 42′ V. Karavaev reemplazó a Y. Zhirkov por lesión.

Y para comenzar el segundo tiempo, Rusia salió con otra variante, la tercera, pero con dos ventanas usadas y una más por delante para el segundo tiempo.  I. Diveev ingresó por D. Barinov y allí fue el equipo “visitante”; a buscar el descuento, a apretar al rival y a acelerar los tiempos. Pero chocó con la firmeza de Verthongen y Boyata en la defensa, amén de la sabiduría de Courtois en la valla.

Rusia comenzó a apagarse en el intento, y a los 62′ apeló a las dos últimas modificaciones en su estructura. M. Mukhin reemplazó a R. Zobnin y A. Miranchuk entró por D. Cheryshev, quien había ingresado a los 29′ del primer tiempo con lo cual solo jugó poco más de media hora del partido.

Bélgica retomó el control del juego y a los 71′ Eden Hazzard reemplazó a Mertens, en una jugada esperada, la de ver al volante del Real Madrid y su actualidad. Tuvo algunos chispazos, pero no sobresalió como otros compañeros. Y a los 75′ cerró la ventana de las modificaciones con el ingreso de Vermaelen por el lesionado Vertonghen y de Praet por Ferreira Carrasco.

Todo parecía concluir con el dominio de Bélgica, que se apropió de la pelota y la manejo a su antojo con autoridad y suficeincia. le dio sentido a la circulación e hizo que Rusia corriera tras el balón. Hasta que a los 87′ Meunier lanzó una asistencia brillante al pique de Lukaku y el delantero del Inter sacó un tiro fuerte e inatajable, que valió el 3 a 0 y el cierre de una gran actuación de los “Diablos Rojos”.

A Rusia le quedó una última oportunidad a los 89′ con un tiro libre de Miranchuk que se fue alto, arriba del travesaño. Nada hubiera modificado; Bélgica tuvo una actuación convincente, mostró sus cualidades y lanzó su candidatura.

Hernán O’Donnell