La noche del reencuentro del Seleccionado y la gente

El partido ante Bolivia por la Competición Preliminar de la Copa Mundial de la FIFA-Qatar 2022 tomó un cariz y una expectativa inusual, mucho más grande que todos los partidos anteriores frente al mismo rival. La Argentina jugó ante el conjunto boliviano en Córdoba en 2016, para el camino a Rusia 2018, antes en noviembre de 2011 en el estadio de River Plate para llegar a Brasil 2014, y en ambos casos, y en los anteriores, a los que siempre asistimos desde los años ’80, no se había generado esta expectativa. un poco por ver a los Campeones de América, otro tanto por el regreso del público a las canchas luego de casi dos años de ausencia. Y el clima previo, la semana fría, con muchas lluvias y tormentas, le puso un marco de épica y melancolía a todas las horas expectantes.

Crédito: AFA Media

Además estaba en el medio toda la cuestión del partido suspendido ante Brasil, la salida de los cuatro futbolistas que actúan en la Premier League de Inglaterra y las variantes obligadas porque dos de los cuatro que juegan allí son titulares del conjunto de Scaloni: el arquero Emiliano Martínez y el zaguero Cristian Romero. Por “Dibu” ingresó Juan Musso, portero del Atalanta de Italia. Y por el defensor jugó Germán Pezzella, a esta altura, un histórico del elenco nacional.

Fue la noche del reencuentro. Con la gente, con la victoria, con el Estadio “Monumental”, con las celebraciones y una actuación estupenda, ante un rival digno, que hizo todo lo que pudo, planteó un partido de neutralización y no se alejó de su libreto. Bolivia trató de sostenerse en el partido a partir de su excelente arquero, Carlos Lampe, una línea de tres zagueros, Jusino, Haquin y Quinteros, dos laterales volantes que se proyectaban pero también eran muy disciplinados para retroceder y armara una línea de cinco cuando Argentina atacaba (la mayor parte del tiempo), Jesús y José Sagredo. Tres volantes, Saavedra, Justiniano y Villarroel, más adelante Henry Vaca y como referencia de ataque, Marcelo Martins Moreno.

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En ese esquema se destacó, como es habitual, el volante central Leonel Justiniano, de gran despliegue en el centro del campo, mucho temple para luchar y buen pie para jugar. Pero era difícil marcar a Messi en la noche de su “casamiento” definitivo con el público argentino. Y así fue como a los 13′ abrió el marcador, tras un balón robado en ataque y un zurdazo de afuera del área que marcó el 1-0 para la Argentina.

Después de esos quince minutos iniciales frenéticos, el equipo de Sacloni se tomó un pequeño respiro. Invitó al rival a salir, a buscar un poco el campo contrario, para encontrar más espacios donde desarrollar su juego y sobre todo las maniobras de ataque. Pero la visita no salió, solo lo hizo a cuenta gotas y le alcanzó para tener dos oportunidades: primero un cabezazo de Moreno Martins que controló Musso y sobre el final del primer tiempo Henry Vaca intentó por arriba, pero el disparo se fue alto.

La realidad es que la Argentina dominó con la proyección de sus laterales, Nahuel Molina y Marcos Acuña, la firmeza de los centrales, Pezzella y Nicolás Otamendi, el ritmo que marcaron De Paul, Paredes y Alejandro Gómez, de gran primer tiempo en la creación, la distribución y el tándem formado con el “Huevo” Acuña, Leo Messi suelto y Di María por derecha, Lautaro Martínez por el medio completaron el equipo.

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Y tuvieron muchas situaciones en el primer período. A los 38′ Leo Messi encabezó una veloz corrida por izquierda, habilitó al centro a Lautaro Martínez y el remate con pie abierto del delantero del Internazionale de Milan se fue apenas desviado.

A los 42′ probó Messi desde lejos y el balón pasó muy cerca. Con ritmo y llegadas, la Argentina cerró una primera etapa elogiable.

Y todo continuó en el complemento. La visita arrancó con una modificación: Ramiro Vaca reemplazó a Villarroel, que estaba amonestado por una violenta falta a De Paul y bien pudo haber sido expulsado en esa jugada. por las dudas, César farías decidió su reemplazo. Fue empezar y que las situaciones cayeran como hojas en invierno. A los 48′ remató Leandro Paredes y rechazó Lampe; tomó el rebote Angel Di María y volvió a desviar el arquero boliviano. A los 57′ probó Rodrigo De Paul, y el balón pasó apenas alto.

A los 60′ Joaquín “Tucu” Correa ingresó en lugar de Alejandro “Papu” Gómez. Y a los 63′ llegó el segundo gol, quizás el más elaborado de la noche. Messi tocó al medio para Leandro Paredes, este abrió a la izquierda para Correa, el “Tucu” se la devolvió a Messi, Leo combinó con Lautaro Martínez en una hermosa doble pared, se perfiló por el medio, remató, rebotó en la pierna de Jusino, le quedó a Leo y con un toque suave marcó el 2-0 para la Argentina. Y se desató el carnaval. Adiós a los protocolos, los barbijos y el moderado silencio. Los cantos ya se hicieron sentir fuertes y constantes. El aliento para el equipo y los jugadores, como en las viejas épocas.

Bolivia intentó dos variantes a los 66′ de juego: Roberto Fernandez reemplazó a E. Saavedra y C. Algarañaz ingresó en lugar de Henry Vaca. Enseguida Lionel Scaloni trazó dos variantes en el equipo local: Nicolás González entró en lugar de Angel Di Maria y Angelito Correa ingresó por Lautaro Martinez, a los 70′ de juego.

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A los 76′ Villamil reemplazó a Jesus Sagredo en la selección de Bolivia, mientras que a los 80′ Argentina hizo sus últimos cambios: Exequiel Palacios ingresó en reemplazo de Rodrigo De Paul y Lucas Martínez Quarta ocupó el lugar de Nicolás Otamendi.

Ya el dominio de la selección local era absoluto. Bolivia solo mantenía el orden en función de no sufrir una catástrofe, porque la Argentina lo apretaba mucho y cuando Messi tomaba el balón, parecía que el peligro era inminente.

Y así fue como cerró la fiesta con un tercer gol de Messi. Iban 87′ cuando Angelito Correa intentó un remate que rebotó en la pierna de Haquin; el balón lo tomó Paredes, quien sacó un tiro fortísimo al arco, pero el vuelo de Carlos Lampe rechazó la pelota. Y le quedó servida a Messi para que disparara y marcara el 3 a 0 para la Argentina.

Fue el cierre del show del juego, aunque quedó una última variante en la visita, que los medios y la gente perdieron de vista, porque cuando se jugaban los 90+4′ del partido Sebastián Reyes entró en lugar de Haquin. Casi nadie se dio cuenta, porque a los pocos segundos el árbitro peruano Kevin Ortega dio por concluido el partido.

Durante una media hora, el equipo celebró junto a su gente. Camisetas alusivas a la conquista de América, la entrega de la Copa por parte del Presidente de AFA, Claudio Tapia, al capitán Messi, la vuelta olímpica, las lágrimas de Leo y el baile de los más desenvueltos…

Una noche de reencuentros, la selección y su gente. Lo esperábamos hace bastante tiempo.

Hernán O’Donnell