Buenos Aires se llenó de emoción con la última presentación de Juan Martín Del Potro

Tal vez no haya sido el último partido oficial de Juan Martín Del Potro; tal vez haya una presentación en el Torneo de Río de Janeiro ya llí habría que ver hasta donde llega. Pero para la gente, para su gente, aquella que vibró con su carrera, que siguió sus partidos del primero al último, que vibró con las conquistas de cada uno de sus torneos, que enloqueció con el US Open y se emocionó hasta el infinito con la Copa Davis; la gente que lo apoyó y lo acompañó en cada interrupción que tuvo su carrera, en cada momento difícil y en los largos períodos de recuperación. La gente que lo llevó al pedestal sublime de los ídolos y que la noche del Martes 8 de Febrero de 2022 colmó el Buenos Aires Lawn Tennis Club para darle el último adiós a su carrera profesional.

El partido casi fue una anécdota. Federico Delbonis, rival y amigo en esta noche especial, dominó desde el principio. Si bien Juan Martín se llevó el primer juego, luego se soltó el brazo del hombre de Azul. y tras el 0-1 inicial, Delbonis fue protagonista exclusivo a partir de las dificultades físicas de Juan Martín para desplazarse y sostener el ritmo del partido. Entonces se llevó la primera manga por 6-1.

Con el apoyo del público, con un aliento constante que bajaba de las tribunas, Juan Martín se hizo fuerte con su servicio y se adelantó en el marcador. Delbonis defendió el suyo y así el set se desarrolló en una cierta paridad hasta llegar al 3-3. Ahí se produjo el quiebre, tras un game largo y parejo en el que ambos tuvieron sus chances pero fueron más las de Delbonis. Por eso logró quebrar para adelantarse 4-3, sostuvo su saque y se puso 5-3.

El clima creció en intensidad emotiva, y Del Potro, al momento de iniciar su saque, se quebró. “Vamos Juan Martín, el último esfuerzo”. Tal vez haya sido ese grito anónimo de la tribuna que le tocó la fibra más íntima, que le llegó a lo más hondo y lo inundó de emoción. No pudo sacar. Debió apoyarse en la toalla, secar las lágrimas, tomar aire e ir, después de una pausa imprescindible, a buscar el último milagro.

No pudo ser. Enfrente había un amigo, pero también un rival con otro presente que, por los puntos y tal como lo indica el manual de lealtad deportiva, le jugó de la manera más seria y respetuosa y le ganó ese game, para cerrar con un 6-1 y 6-3 final.

El abrazo entre los contendientes, sentido y emotivo, disipó cualquier duda. La ovación conmovedora de la gente, los aplausos sonoros, la compañía de las figuras de ayer, como Gabriela Sabatini o Guillermo Coria, los ídolos y amigos personales, como el “Flaco” Rolando Schiavi, la madre y los amigos de Tandil. Todo se juntó en esos minutos finales, esos en los que caminó el cose sacó la vincha, la apoyó en la red, saludó a los cuatro costados, levantó los brazos y dejó su nombre flotando en el Adiós…

Hernán O’Donnell