Con orden, sacrificio y efectividad, Marruecos llegó a las semifinales

El Mundial avanza y llega a sus partidos definitorios. La euforia domina y las pasiones crecen. Argentina ha llegado a las semifinales y la intensidad de los hinchas, lógica, razonable, y natural, ha ganado también a muchos periodistas, que son quienes más deberían conservar la calma, analizar el juego y tener una mirada objetiva, racional. La pasión de los hinchas, de la selección o de cualquier club, es la razón de ser de este deporte. La que le da color y sentido, incluso la que sostiene el negocio, aunque no lo vean con claridad. Sin hinchas que consuman, no hay negocio. Así de claro. Pero el periodismo ocupa otro lugar. Es difícil, porque el sentir social colectivo “obliga” a subirse al carro de la euforia, el triunfalismo, y el sentirse “parte del equipo”, cuando en realidad el periodismo siempre está, o debería estar a un costado, como narrador de los hechos, con la mirada que mejor pretenda, pero sin ser parte del equipo ni de la hinchada. Para ser integrante del equipo, hay que estar adentro de la delegación oficial. No hay otra. Por más cercano que se sienta, por más amigo que crea ser de los jugadores o el entrenador. Y para ser parte de la hinchada, hay que estar allí, con ella. En la tribuna. El palco es para periodistas, en un Mundial o un partido del Ascenso, de cualquier categoría. Aún con el cariño por una camiseta o una selección, que nunca se pierde, es cierto, pero debe quedar a un lado a la hora de trabajar. Pero todo se ha mezclado, los roles se desdibujaron, y se ha perdido el sentido profesional.

Crédito: @FIFAWorldCup

De esto se trata. De mantener el profesionalismo, de creer en lo que uno hace, realizarlo con honestidad, y sostenerlo contra viento y marea. El Mundial es un Campeonato de Fútbol, el máximo sin dudas, pero un Campeonato de Fútbol al fin, como el Campeonato de Primera “D”, el Torneo Federal, o la Liga de Chipre. Y como tal lo vemos, lo gozamos, lo analizamos y lo disfrutamos. Sin perder de vista a cada equipo, cada jugador, cada planteo y cada innovación táctica. Por eso disfrutamos tanto cada partido, tanto el de nuestra selección como el resto de los países. En este caso, el de Marruecos y su enorme sacrificio para vencer a Portugal y llegar a las semifinales, con una enorme expectativa e ilusión.

Portugal presentó una novedad, que en el fondo dejó de ser tal. Cristiano Ronaldo, su jugador emblemático, su figura más taquillera y más famosa a nivel mundial, ha quedado, otra vez, en el banco de suplentes. Una decisión táctica del entrenador Fernando Santos, que hizo lo más importante de un entrenador: tomó una decisión.

El equipo de Walid Regragui se presentó con Bono en el arco; Hakimi, El Yamiq, Romain Saiss, y Yahia Attiyat Allah; Ounahi, Amrabat, y Amallah; Hakim Ziyech, Youseff En-Nesyri y Sofiane Boufal.

Fernando Santos determinó que Portugal comenzara con Diogo Costa en el arco; Diogo Dalot, Pepe, Ruben Días y Raphael Guerreiro; Bernardo Silva, Ruben Neves y Otávio; Bruno Fernándes, Goncalo Ramos y Joao Felix.

Y salió un partidazo. Con un equipo, el africano, con un esquema muy claro. Línea de cuatro, Amrabat de volante central por delante de esa línea, los internos, Ounahi y Amallah más adelantados y a veces en línea con los extremos, Ziyech y Boufal, y Youssef En-Nesyri como centrodelantero.

Portugal se paró de manera bien ofensiva. Con las trepadas de Dalot por derecha y Raphael Guerreiro por izquierda, la habilidad de los extremos, Bruno Fernandes y Joao Felix, que hicieron un gran partido, más el aporte de Ramos, buscó desde el inicio. A los 4′ tuvo una llegada con un cabezazo de Joao Félix que Bono sacó al corner. El extremo portugués daba una señal del partido importante que iba a jugar, mientras que el arquero Bono también hacía su primera intervención de una tarde llena de brillo.

Respondió Marruecos con un cabezazo de Youssef En-Nesyri a los 6′, que salió por arriba del travesaño. El partido cobró temperatura muy rápido, y se hizo atractivo.

A los 30 volvió a tener una chance clara Portugal, con un tiro de Joao Félix que se desvió en un defensor, y el balón salió al corner.

Hasta que a los 41′ llegó el gol de Marruecos. Una centro desde la izquierda, el arquero Diogo Costa salió a destiempo, detrás incluso de la cobertura de Rubén Días, y por delante de ellos se metió Youssef En-Nesyri, para anticiparse y de cabeza poner el 1-0 a favor de Marruecos.

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Portugal salió más apurado a jugar el segundo tiempo, y volcó el juego hacia el área rival. Cuando iban 50′ hizo sus primeras dos modificaciones. Joao Cancelo entró en lugar de Raphael Guerreiro, mientras que Cristiano Ronaldo reemplazó a R. Neves. En Marruecos, a los 56′ Dari debió ingresar por el lesionado Saiss.

Tuvo una gran chance el equipo luso a los 57′, con un cabezazo de Goncalo Ramos que salió apenas desviado. Luego, a los 63′, llegaron dos variantes en el equipo africano; W. Cheddira ingresó por S. Amallah, y B. Benoun ocupó el lugar de Y. En-Nesyr.

El partido ya tenía un argumento muy claro. Portugal lanzado al ataque, los africanos más replegados. Cuando iban 68′ llegaron el tercer y cuarto cambio del equipo europeo; Rafael Leão entró por G. Ramos, y V. Ferreira ingresó por Otavio.

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El empuje de los lusos era fuerte y constante, pero todo terminaba en las manos de Bono. A los 78′ realizó su quinto y último cambio; Ricardo Horta entró por Dalot. Bruno Fernandes se ubicó de lateral derecho y Horta fue de extremo. Y se mantuvo el dominio de Portugal.

A los 80′ Aboukhal debió entrar por el lesionado Ziyech, mientras que Jabrane ingresó en lugar de Boufal, en la ventana en que Marruecos hizo su cuarto y quinto cambio.

Joao Félix tuvo un tiro extraordinario, a los 82′, que Bono sacó al corner con un vuelo tremendo. A los 90+1′ Cristiano Ronaldo se escapó de contragolpe y sacó un disparo rasante que desvió Bono, el arquero de Sevilla. Era un final a toda orquesta, con Portugal jugado en ataque y los marroquíes agazapados, a la espera del contragolpe.

Fue expulsado Cheddira, a los 90+2′, por doble amonestación. Y a los 90+5′ se escapó de contragolpe Aboukhal, solo, y Diogo Costa le tapó el remate con el pecho.

Hasta allí llegó el partido. Las lágrimas conmovedoras de Cristiano Ronaldo, que poco pudo hacer en el tiempo que jugó. La alegría de los marroquíes, que abrazan una semifinal histórica. Y el Mundial de Fútbol, que nos regala partidos vibrantes, atractivos y emocionantes que nos recuerdan que el juego está por encima del show, el colorido, el negocio, y las figuraciones de quienes buscan un protagonismo que está fuera de juego.

Hernán O’Donnell