Nadal, la tarde de los paraguas…

“Fuera de España, lo que sentí esta tarde no lo sentí en ningún lugar. No puedo prometer nada, pero espero volver pronto”. Así cerró Rafa Nadal su presentación en Buenos Aires. Que fue tremenda, impactante, triunfal. Quienes esperaban ver al mejor jugador de polvo de ladrillo de la historia, se vieron recompensados. Un fenómeno dentro de la cancha, un fenómeno fuera, que supo ganarse el cariño de un público que lo esperaba con muchas ilusiones y no se fue defraudado.

WP_20150301_009La semana fue impecable. Con una cadena de victorias inobjetables, contundentes. Rafael Nadal se perfiló desde el principio como el dueño del certamen. No sólo era la estrella que buscaban todos los medios, sino el rival impiadoso que liquidaba a todo aquel que se pusiera en su camino.

Así venció a Arguello por 6-4 y 6-0; a Federico Delbonis con un resultado muy amplio: 6-1 y 6-1; Luego llegó la semifinal ante Berloqc. Y si bien Charly hizo un gran esfuerzo en el primer set, nada pudo hacer para concretar el batacazo. 7-6 y 6-2 para el español. Y la final ante su amigo Juan Mónaco fue más complicada por los avatares climáticos que por el desarrollo del juego.

El partido iba a comenzar 14.30, pero en el momento del inicio llegó el chaparrón. media hora de espera, y a la cancha: dos games jugados (1-1) y otra catarata de agua: al vestuario y a esperar otro buen rato.

WP_20150301_010Y a eso de las 17 hs se pudo continuar: La cancha muy pesada, un “Pico” Mónaco enchufado y con ganas de demostrar que se habían equivocado al excluirlo del equipo de la Copa Davis hicieron un match equilibrado. Pero Nadal pudo quebrar y llevarse el parcial por 6-4.

La segunda manga fue similar a lo que vivimos en la semana; Un Nadal encendido, dominante, se puso muy rápido 4-0 y dejó la sensación de su gran dominio en esta superficie. Mónaco ya no tuvo resto para buscar el partido y casi sin tiempo de acomodarnos en la butaca se fue el segundo set  por 6-1. Nadal ganaba el partido y el Torneo.

Una cálida ovación despidió sus palabras una tarde húmeda, fresca y desapacible. Nadal no quiso dejar sin su función al público que fue a gozar de su talento. Jugó cuando no se podía, buscó que el show fuera posible y dejó una tonelada de tenis.

DSC01906

 

Hernán O’Donnell