El legado del ’65: Orgullo y pasión

Ese try formidable, cuando apenas se jugaban 2 minutos y de un line, Juani Hernández se la abrió a De La Fuente, el ingreso de Imhoff por el centro, la combinación con Bosch y el try del Chelo, limpio y contundente, despertaban la sopresa, abrían la ilusión y contagiaban un entusiasmo en una tarde que, de a poco, se hizo grandiosa e inolvidable.

Los Pumas fueron más pumas que nunca ese primer tiempo. Dominaron el partido sin tener más la pelota y sin jugar más en el campo de Sudáfrica que en el propio. Pero a pesar de que no dominaron en esos puntos, fueron inteligentes para golpear en cada momento y sacar una buena ventaja.

Llegó la gran jugada de Hernández para contraatacar, la genialidad de Tomy Cubelli y el segundo try de Argentina, el primero de Imhoff. Y una gran salida de Senatore de un scrum, otra maniobra de Cubelli y el tercer try que llega de la mano de Imhoff, el segundo personal. Un try de Sudáfrica marcaba que no había que desconcentrarse, pero se cerró el primer tiempo con un penalazo de Chelo Bosch desde la mitad de la cancha y al descanso con el tanteador inimaginado: 13-27 para el visitante.

Y el segundo tiempo comenzó con la misma intensidad; penal a favor, distracción de Sudáfrica, Hernández sorprende y Juan Imhoff mete el cuarto try de Los Pumas y tercero personal.  13-34 para Los Pumas. El tiempo de soñar…

Un try de Le Roux, tras una corrida fantástica achicó el marcador. 20-34, falta media hora y a luchar…De la mano del  full back Sudáfrica creció. Fue más intenso en el juego, se movió más rápido en el juego de manos y entró de punta con mucha dureza en cada ataque profundo. Los Pumas tackleaban y aguantaban con Senatore y Leguizamón como estandartes de la defensa. Y el reloj corría…Un drop de Marcelo Bosch fundamental cuando faltaban 20 minutos: 20-37 para la visita y más aire para Argentina. Los cambios dieron una vuelta de oxígeno. Para soportar la presión local, para mantener la presencia en el partido. Un try de Havanna achció las distancias: 25-37 y dos minutos para jugar..

Y para pelear cada pelota como la última. Para tacklear, para correr y para luchar. Con la emoción de vivir una jornada inolvidable, con la presencia de Los Pumas del ’65 en el estadio, con el himno completo, con la camiseta, medias y pantalones de toda la vida, con la estrategia de Hourcade y la fuerza y compromiso de todos…

Los Pumas jugaron como nunca. Fuero más Pumas que nunca. Para no olvidarlo jamás.

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Hernán O’Donnell