Gennady Gennadievich Golovkin, la estrella del momento

El 7 de abril de 1982 los argentinos estábamos conmocionados, preocupados y atentos casi las 24 horas en la recuperación de las Islas Malvinas y la inminencia de la guerra que se presentaría pcos días después. Ya se había tomado Puerto Argentino, las negociaciones por la vía diplomática no avanzaban y las tropas inglesas se embarcaban rumbo al Atlántico Sur. Días de preocupación, de intriga e incertidumbre se acercaban.

Los deportes, que siempre son una pasión y una manera de distraerse, de escapar a la dolorosa realidad, nos llenaban con la inminencia de la Copa del mundo de la FIFA-España 1982 y los combates de boxeo que engalanaban las noches del Luna Park y otros rings del país: entonces brillaban Santos Benigno Laciar, Juan Martín Coggi, Juan Domingo “Martillo” Roldán, Gustavo Ballas, Ubaldo Néstor Sacco y Sergio Víctor Palma.

Era la Década dorada en el mundo, los gloriosos años ’80, donde brillaron Sugar Ray Leonard, Roberto “Mano de Piedra Durán”, Marvin “Marvelous” Hagler, Tommy Hearns, “Pepino” Cuevas, Alexis Argüello, asomaba Salvador Sánchez, Larry Colmes. Fueron, para los que asomábamos a la adolescencia, los mejores años del boxeo…

Ese 7 de abril, en la lejana Kazjistán, en la localidad de Karaganda, nacían dos niños gemelos, hijos de un minero ruso y de una madre coreana. Los llamaron Gennady y Maxim. Vadim y Sergei completarían los 4 hijos de la pareja. Kazajistán formaba parte, entonces, de la antigua Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas (URSS) y Rusia, donde había nacido su padre, era una de las más grandes que la componían.

Sus hermanos mayores lo alentaron a la práctica del boxeo; en realidad, le proponían peleas desde muy chico, así a los 8 años ya comenzaba a medirse con chicos de su edad. Así se inició por este camino, aunque sus hermanos optaron por inscribirse en la armada rusa.

La tragedia invadiría a la familia, pues en 1990 Vadim murió en combate cuando defendía a Rusia y en 1994 fallece Sergei, también en lucha armada, aunque nunca hubo información precisa por parte del gobierno sobre cómo fueron esos desgraciados sucesos..

Gennady le había tomado el gusto al boxeo. También el gemelo Max. Creció y le dieron una beca de un programa olímpico para su desarrollo deportivo. Y obtuvo rápidos resultados: Como amateur conquistó el Campeonato Mundial en Tailandia, los Juegos Asiáticos en Corea del Sur, el Campeonato mundial en Budapest y una medalla de plata en peso mediano en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Realizó más de 300 combates con notable suceso.

Golovkin I

A partir de 2006 se pasa al mundo profesional. Ya era otro boxeador; otra persona. Sabía a lo que se dedicaría y se puso los objetivos muy claros. Se trasladó a Alemania para desarrollarse en un país donde nada le faltaría. Perfeccionó el idioma; ya dominaba el kazajo y ruso, y hoy habla, además, alemán e inglés. Cuatro lenguas para el muchachito de sonrisa agradable y mirada respetuosa que comenzaría la senda de los boxeadores admirados arriba del ring y respetados afuera, como Sugar Ray Leonard u Oscar de la Hoya.

Esa es la cara de Gennady Gennadievich Golovkin: el hombre sonriente, educado, carismático. Dueño de una simpatía particular, de vida conyugal ordenada y respetuoso con sus adversarios.

Como le sucedió a muchos al comienzo de su carrera, pocos advirtieron el futuro promisorio que podría tener. Más bien surgían las críticas por un estilo prudente y poco atractivo. No renovó contrato con la empresa alemana Universum, que prefería otros pugilistas como Félix Sturm, y buscó nuevos horizontes.

El encuentro con Abel Sánchez le dio la “mexicanización” a un boxeo mecanizado de origen ruso; le mostró los videos de Julio César Chávez y lo convenció de que sería el Mejor del Mundo…Todavía recibe algunos golpes que podría eludir, pero está claro que ha mejorado su defensa y se muestra más combativo. Hemos contado en Ring Side como su encuentro con Sánchez fue vital para los dos; el entrenador pensaba retirarse en Big Bear y allí encontró el Kazajo el lugar ideal para entrenarse y lanzar, de modo definitivo, su carrera.

Golovkin II

Su vida profesional ya es conocida. Aquí está la otra cara de Golovkin. El hombre que respeta a sus adversarios, que entrena con toda seriedad, que buscó los caminos para llegar a la gloria, que adora pasar el tiempo con su esposa y su hijo Vadim, que domina cuatro lenguas, que ha incorporado su hermano Maxim a su grupo de trabajo, que sufrió la muertes de sus hermanos mayores y en febrero pasado un paro cardíaco también se llevó la vida de su padre, y con el dolor a cuestas debió presentarse en el mítico Madison Square Garden para enfrentar al australiano David Geale.

El hombre de la sonrisa y el respeto se transforma dentro del ring. Sigue la escuela de Leonard, Cuevas, de la Hoya. Caballeros de buenos modales, que, cuando suenan la campana se visten de guerreros indestructibles. En ese camino se encuentra Gennady Gennadievich Golovkin.

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Hernán O’Donnell