Un nuevo tropiezo, y la salida parece acercarse…

Otra vez tropezó el juvenil argentino. Otra vez se fue con las manos vacías tras un partido aceptable, con un rendimiento que fue de menor a mayor, que englobó un primer tiempo de dominio infructuoso y un crecimiento en la segunda parte que lo llevó a esperanzarse con un rsultado mejor.

Sin embargo, la Argentina volvió a perder. En esta ocasión, ante el local, Corea del Sur, un equipo muy físico, rápido, obediente y con una tremenda predisposición al sacrificio. Con el ruidoso apoyo de su público, Corea no tuvo pruritos en defenderse y ocupar todos los espacios detrás de la pelota. Con suma atención a su oponente, supo retroceder con dos líneas de cuatro hasta donde fuera necesario. Y contra ese esquema chocó la selección nacional.

Todo el ímpetu, la jerarquía, la tremenda habilidad que mostraron de modo individual los jóvenes argentinos, chocó, en los primeros minutos, con la muralla coreana. Palacios, Conechny, Ponce, el mismo Ascacíbar, Colombatto…todos mostraron un enorme poderío individual, pero costó elaborar juego y en un veloz contragolpe, el talentoso Lee Seungwoo abrió el marcador cuando iban 18 minutos. Una jugada letal, donde se combinaron la velocidad del delantero local, un error de Montiel en la disputa, la salida lenta de Senesi y el achique deseperado de Petroli. A todos los supo burlar Lee, y marcó un golazo.

La escuadra de Ubeda insistió, con la jerarquía de sus futbolistas, pero otra desconcentración en defensa le costó el segundo tanto. Un pelotazo largo, Senesi que no la puede cubrir bien y la larga salida de Petroli que termina en un choque con el delantero Youngwook Cho y el penal sancionado por el árbitro Cüneyt Cakir. Paik Seungho anotó su remate a los 42 y el cierre del primer tiempo marcaba una larga diferencia de 2 a 0 para el local.

La Argentina aumentó su juego en el segundo tiempo. Fue más punzante, más intenso y agresivo en el ataque por la influencia de los ingresados Torres y Mansilla. Así llegó el descuento, tras una buena manionbra colectiva y la definición potente del “Chelo” Torres. Iban 50 minutos, parecía que había tiempo…

No alcanzó. Se replegó Corea con enorme espíritu de sacrificio; metió una línea de 5 defensores, tres volantes muy pegados a la línea defensiva, uno suelto por delante y el centreforward sólo arriba, para amenazar con los contraataques. Los cinco de atrás y los tres volantes defensivos conformaron una telaraña que nunca se pudo romper: siempre había un para de hombres de rojo para superar. tampoco se logró con remates de larga o media distancia. la barrera estaba infranqueable.

La Argentina perdió 1 a 2 y quedó muy cerca de la puerta de salida. Sólo una victoria ante Guinea y una combinación de resultados, le darían una entrada en los últimos vagones del tren. Habrá que aferrarse a ese último boleto, con más ilusión que razón.

 

Hernán O’Donnell