Una Copa llena de sorpresas

Cuando todavía se vive con cierto estupor la eliminación del organizador en primera ronda de esta Copa FIFA Confederaciones Rusia 2017, nuevas sorpresas aparecen en la jornada.

En el grupo B parecía que todo estaba definido. Que Alemania y Chile se habían clasificado tras el empate que se forjó tras un excelente partido, y que los partidos ante Camerún y Australia, respectivamente, serían un mero trámite.

Pero el fútbol es hermoso porque tiene estas cosas. Porque siempre hay un lugar para la sorpresa, para que surja aquello que parece imposible, inverosímil. En eso, en ese carácter impredecible, no hay deporte que se le parezca. Ni por asomo.

En los papeles, Chile se presentaba como un rival muy superior a Australia. Casi, de otro nivel. El conjunto sudamericano ya está, por rendimiento colectivo y jerarquía individual de sus futbolistas, en la elite del fútbol mundial. Australia, en cambio, parece aún estar en el segundo escalafón.

Pero nada de eso se vio en el primer tiempo. Al contrario, lució más ofensivo el equipo oceánico. Fue para adelante con sus limitaciones, presionó con mucha gente en ataque y forzó un error en una salida desde el fondo de Chile. De ese enredo y esa pérdida de balón, llegó el gol de Troisi a los 41′. Antes había avisado con una aparición solitaria de Luongo, que Claudio Bravo pudo tapar y después tuvo una clarísima chance para aumentar el marcador, pero el remate se fue alto.

Chile no estaba en sintonía. Mantenía su identidad, su forma de jugar, pero no podía desbordar a los australianos; el empuje y la habilidad tremenda de Alexis Sánchez era su principal carta, y así llegó a una clara situación que Alexis no logró rematar cuando le faltaba el último toque. Y un disparo de Aranguiz se perdió en un rebote, en otra ocasión clara.

Inquieto e impaciente, el entrenador Pizzi decidió reemplazar a Aranguiz y Fuenzalida por Rodríguez y Pablo Hernández. Chile necesitaba salir de su confusión. Tomar las riendas y sacar adelante un partido que se había complicado y ponía en riesgo la clasificación.

El ingreso de Martín Rodríguez fue fundamental. No sólo por el gol que marcó a los 66′, que significó el empate 1-1 y la tranquilidad para “La Roja”, sino porque le dio frescura al ataque, liberó a Sánchez de tener que asumir todas las responsabilidades ofensivas y le dio más aire a Vargas y a Arturo Vidal.

Tras la igualdad, tuvo Chile el control del juego, pero Australia siempre amenazó, y se perdió un par de goles desde situaciones inmejorables, pero les faltó pericia a sus delanteros. Y cuando querían progresar en ataque, chocaban con Paulo Díaz (la figura de la defensa) y la experiencia de Jara y el arquero Bravo.

El empate le dio la clasificación a Chile, que no fue el mismo equipo que dominó a Alemania y que sufrió una sorpresa inesperada, de esas que el fútbol siempre nos regala para recordarnos por qué es el deporte más hermoso del mundo.

 

Hernán O’Donnell