El Seleccionado presentó sus nuevas caras

Fue un partido agradable, un rendimiento positivo y una victoria lógica y previsible. La Argentina de Scaloni (¿Por cuanto tiempo estará?) hizo su debut en Los Angeles, California, Estados Unidos de América ante Guatemala. El rival no parecía de mayor riesgo, casi sin antecedentes en los últimos meses, con poco rodaje y una historia que no se acerca a la de mayor gloria no sólo en el Mundo sino en Centroamérica. En su región, Guatemala está por debajo de Costa Rica, Honduras, El Salvador e incluso Panamá. Por eso era más un partido para ver las fuerzas propias que la oposición que pudiera brindar el adversario.

El equipo argentino tuvo unos buenos 45 minutos iniciales. Costó abrir el marcador, pero se vieron acciones y propuestas que llevaban a pensar que indefectiblemente el gol caería. Rápido por los costados, Pavón y Martínez supieron abrir el espacio, con dinámica en la mitad a partir de los desplazamientos de Lo Celso y firme en la zaga de Pezzella y Funes Mori.

Llegó el penal a los 30′, con el tiro cruzado del “Pity” Martínez se abrió el marcador y a partir de ahí se encontraron los espacios en la ofensiva.

Lo Celso convirtió un golazo: le cayó un despegue del centro del área, tras un corner ejecutado desde la derecha y metió un bombazo que se coló por debajo del arquero guatemalteco. Un remate seco y potente decretaba el 2 a 0.

Y sobre el final del primer tiempo, Giovanni Simeone apareció por izquierda, gambeteó al arquero, se abrió un poco más y remató a la red desde un ángulo cerrado.

El primer tiempo se cerraba con un 3 a 0 contundente. Parecía que la cifra se podía ampliar en el complemento. Pero, de modo  misterioso, esto no ocurrió.

En el segundo tiempo, Argentina (también Guatemala) metió muchos cambioos. como suele suceder en estos partidos, las variantes desdibujan al equipo. Es bueno para ver la mayor cantidad de futbolistas, pero el funcionamiento colectivo comienza a mermar. Cada modificación conlleva un tiempo de adaptación, tanto del que ingresa como del resto de los compañeros al jugador que se suma. Y, suele pasar, el equipo baja el volumen, aunque si es muy valioso para que se empiecen a sumar más jugadores, sumen minutos, sientan la camiseta y aprovechen algunas posibilidades individuales. Lo bueno de Argentina, es que estos muchachos privilegiaron el juego colectivo que el lucimiento personal; se buscó más tocar y asociarse que  la maniobra individual.

Por eso valen los ingresos de Santiago Ascacíbar, el “Monito” Vargas, Walter Kanemann, el “Mudo” Vazquez, Franco Cervi…todos pudieron hacer su aporte y mostrarse con una camiseta que requiere talento, pero sobre todo, personalidad.

No pudo aumentar la Argentina en el complemento, pero mostró una buena imagen colectiva. Ganó con claridad, dio el primer paso, comenzó el nuevo camino. No es poco, en estos tiempos tan convulsionados para el equipo nacional.

 

Hernán O’Donnell