El año comenzó lleno de tenis

Es el deporte que inicia la temporada. Si bien hay varios que tienen su continuidad entre el cierre de un año y el inicio de otro, como los deportes de Estados Unidos, sea el football americano o el hockey sobre hielo, o las competencias europeas con sus mágicas ligas, para quienes toman el año calendario como el principio y final de cada temporada, el tenis es el deporte que abre cada nuevo ciclo: comienza su circuito sobre el inicio del año nuevo (en verdad, en los días finales del año viejo) y concluye en noviembre, tiempo de vacaciones y comienzo de pretemporada entre sus finales y diciembre.

Este año, como siempre, Oceanía nos abre la puerta. En Australia y Nueva Zelanda se viven las primeras emociones.

Se volvió a tutear con la victoria Kei Nishikori. El japonés que sorprendió al mundo cuando se llevó el ATP de Delray Beach 2008 tras vences en una dura batalla a James Blake, alcanzó el éxito en Brisbane tras mucho tiempo de no alcanzarlo. Había logrado su último torneo en febrero de 2016 y en ese lapso llegó a 9 finales, todas sin lograr el trofeo mayor. Pero tuvo su premio a la constancia y perseverancia, y le ganó a Daniil Medvedev por 6-4, 3-6 y 6-2.

En la India, Kevin Anderson le ganó a Ivo Karlovic por 7-6(4), 6-7(2) y 7-6(5), en un largo y extenuante partido. 

Mientras, por estas horas se juegan los atrayentes torneos de Sydney y Auckland, a la espera del Australian Open, el primer Grand Slam del año.

Y en la Argentina se aguardan dos torneos con mucha expectativa. El Córdoba Open, del 2 al 10 de febrero en el Estadio Mario Alberto Kempes, donde se pondrá en marcha una nueva plaza tenística y el Argentina Open, del 9 al 17 de febrero en el Buenos Aires Lawn Tennis Club en su 19º año consecutivo, un ya más que tradicional certámen en el calor del verano de Buenos Aires.

Ya están confirmados Dominic Thiem, Fabio Fognini, Diego Schwartzman, Marco Cecchinato, Pablo Carreño Busta, Leonardo Mayer, Guido Pella entre muchas figuras.

Tenis del bueno. En todo el mundo y en casa también.



Hernán O’Donnell