Un Angel para la salvación

Un partido malo, casi sin llegadas ni situaciones de gol, sin aproximaciones ni volumen de juego. Sin emociones ni revelaciones. Con mucho viento y demasiadas infracciones.

Argentina le ganó a Marruecos 1 a 0 con un gol de Angel Correa a los 82′, que sirvió para salvar la ropa, decorar un resultado positivo de cara a la historia y la oportunidad de ver a algunos futbolistas. No mucho más.

A diferencia del encuentro ante Venezuela en Madrid, esta vez el DT argentino, Lionel Scaloni, eligió ir a los seguro. Un clásico 4-4-2 para tener seguridad y confianza en la defensa, controlar el juego en mitad de cancha, y apostar al ataque con los dos delanteros y la llegada de los volantes externos y, en modo eventual, algún lateral o algún medio centro.

Andrada; Montiel, Pezzella, Kanemann y Acuña; Pereyra, Guido Rodríguez, Paredes y De Paul; Lautaro Martínez y Dybala. Clásico, para no pasar sobresaltos.

Pero no quedó mucho del partido. Poco para sacar conclusiones. Durante el primer tiempo hubo más infracciones que juego. Más roces que fútbol. Más revuelo y entrevero entre futbolistas que jugadas armadas. Los locales propusieron un partido físico y de corte sistemático. Argentina no supo escapar a esa propuesta. Al contrario, en lugar de intentar salir de esa telaraña y contestar con juego asociado, la albiceleste hizo causa común y contestó golpe por golpe. Entonces, más que un partido de fútbol internacional, se transformó en un desafío de barrio con guapeadas en cada acción interrumpida.

El segundo tiempo tuvo un poquito más de juego. Un poquito. Pero no demasiado. Marruecos hizo su juego. Y la Argentina no evolucionó. No cambió mucho su juego al margen de los ingresos de Suárez, Correa, Zaracho, Lo Celso, Marcone (al final) y hasta el arquero Musso, que entró a los 66′ para poder mostrarse un rato.

Nada pasaba hasta que se encendió un Angel. De un lateral, Correa hizo su clásico giro, la llevó de afuera hacia adentro, tiró una pared, gambeteó a un defensor y largó el remate cruzado para abrir el marcador a los 82′ de juego.

Nada más para destacar. Entre el viento, las infracciones permanentes y la falta de imaginación y atrevimiento hicieron del encuentro un partido ordinario.

Argentina rescata la victoria, que le sirve para las estadísticas y sumar confianza. Por lo demás, tendrá todavía mucho para trabajar y soñar, tal como lo sueña el pueblo futbolero, con recuperar la identidad y la esencia del viejo y querido fútbol argentino.



Hernán O’Donnell