Liverpool no tuvo piedad y avanzó en su sueño continental

Empezó a todo ritmo, sin especulaciones. Porto fue desde el primer segundo a la búsqueda de un tanto que encaminara su clasificación y Liverpool respondió con un golpe a la “mandíbula”, para demostrarle que también iría al frente, a buscar ese gol que sentenciara la serie.

Si alguien pensaba que la serie sería previsible por el resultado del encuentro en Inglaterra, se equivocó. Porque ninguno se quedó con lo hecho. Ni Porto se mostró entregado ni los “Reds” lucieron confiados. Danilo y Pepe se sumaban en cada pelota detenida y Porto avisaba.

El equipo portugués salió con un plan decidido: atacar sin pausas, con pases largos, juego directo y la búsqueda incesante del arco adversario. Brahimi, Marega y Corona se pararon bien arriba y buscaron cada pelota larga que recibían, para forzar al error a la defensa del equipo inglés. Si tuvo un pecado fue la repetición de la búsqueda con centros elevados, que eran bien controlados por los centrales de Liverpool.

Cuando iban 25′ un pelotazo largo para la entrada de Herrera era la situación más clara para el local, pero cuando entraba solo al área para definir, la rapidez y la capacidad de Van Dijk le permitió recuperar terreno y sacarle la pelota en un quite providencial. De contra llegó una buena maniobra de Salah en el área, la habilitación para Mané y el gol a los 26′ que segundos después convalidó el VAR. Liverpool pasaba a ganar por 0-1 de visitante. Con el 2 a 0 que había conseguido de local, la serie pareció quedar sellada en ese momento.

El estadio sintió el golpe y los ecos escuchados eran de los hinchas ingleses que copaban el ámbito con su euforia.

Porto siguió en la búsqueda. Y apareció la figura del arquero brasileño Allison Becker, seguro de arriba, atento para cortar. Cada avance, cada centro, se detenía en sus manos; el local parecía golpeado y no encontraba las respuestas. Se había caído en el ritmo y ya no mostraba lucidez en las maniobras. El partido se apagó y el primer tiempo se cerró con una llegada del equipo inglés, el remate de Milner que se fue muy cerca del palo derecho de Iker Casillas.

Jürgen Kloop decidió que Firmino ingrese en el segundo tiempo. Para darle más picante al atque, para tener más fineza en la elaboración. Pero el complemento se inició con la misma tónica del final de la primera parte. El local al ataque, con el recurso permanente de los centros y el visitante sereno, con la intención de dormir el partido.

Para Porto no había demasiadas ideas, ni tampoco le sobraba juego. Iba por impulso. Se adelantó en el campo y se la jugó por un gol que le permitiera meterse en el partido. De seguir con ilusiones. El brasileño Soares, que había ingresado en el segundo tiempo, tuvo un buen cabezazo cruzado a los 53′. Ese era el argumento del conjunto portugués: centros y algún cabezazo salvador. de derecha o de izquierda, desde cualquiera de las bandas, empezaron a llover los balones al área “roja”.

Y a los 64′ Mohamed Salah aprovechó una larga habilitación, entró a la espalda de los zagueros y cuando le salía Casillas marcó el 0-2 que sentenciaba la serie. Pero Porto no se quería rendir fácil. Y a los 68′ Eder Militao metía de cabeza, el arma fundamental, tras recibir un corner, un golazo para achicar el resultado al 1-2. La lluvia era el telón de la despedida de los portugueses, que no se daban por vencidos.

Faltaban poco más de 20 minutos y necesitaba 4 goles más para soñar…Mané lo tuvo a los 72′, estaba solo y hasta había superado, de modo lateral, al arquero Casillas, pero remató alto, arriba del travesaño y se perdió de cerrar la serie por anticipado. Pero al equipo de Kloop siempre le queda una carta más en el mazo. A los 76′ centro de Henderson, cabezazo de Firmino y tercer gol del conjunto inglés. El 1-3 era lapidario para alguna ilusión portuguesa…y a los 83′, otro cachetazo: cabezazo de Van Dijk para aumentar a 1-4 el marcador.

Liverpool no tuvo una actuación deslumbrante ni encendió las luces del Estadio de Dragao en Oporto. No brilló a pesar del resultado. Fue letal y contundente. Le alcanzó con su enorme oficio, para marcar en su única llegada del primer tiempo y para que explotaran al máximo sus cualidades jugadores como Salah o Bobby Firmino. Razones suficientes para sortear la fase con comodidad y esperar las semifinales con el mismo sueño y la ilusión de la última temporada.



Hernán O’Donnell