Argentina se sostuvo en su historia y aún está en carrera

Parecía una noche complicada. Igual que la primera. Porque la selección comenzó con ímpetu, con ganas, con buen trato de balón y con la intención de imponer condiciones. Pero le quedaba lejos el arco de Paraguay y cuando el primer tiempo entraba en su fase media, las nubes se asomaron por Belo Horizonte y provocaron una jornada con sobresaltos.

Paraguay tuvo la primera llegada con un remate de Derlis González que se desvió al corner. Y enseguida llegó el tanto del conjunto Guaraní. Gran desborde de Miguel Almirón por izquierda, corrida magnífica hasta el fondo, centro atrás y el remate de Richard Sánchez al poste izquierdo de Armani que no pudo llegar con su estirada. Iban 37′ y Paraguay se ponía 1 a 0. La albiceleste pagaba caro sus errores; incluso pudo haber sido expulsado el arquero Armani tras una salida en falso y un puntapié violento sobre un adversario, aunque sin intención pues se advirtió su claro objetivo de impactar al balón.

Argentina se veía sacudida, confundida. No surgían ya las combinaciones ni el juego asociado. Mucho menos el equipo “vertical” que pide el entrenador. Pinceladas de Messi, la pelea de Lautaro Martínez con los grandotes del fondo, sus choques con Gustavo Gómez, y alguna maniobra de Lo Celso.

La Argentina sintió el golpe y se fue al descanso confundida. Paraguay se aferraba al orden, al buen trato del balón y a la posibilidad de organizarse rápido para salir de contra.

En el complemento entró Sergio Aguero por Pereyra. Tres volantes, Messi de enlace, dos puntas. Más las subidas de Casco y Tagliafico. Sin embargo, el empate llegaría por la incursión del VAR que advirtió al árbitro una mano difícil de advertir en un lanzamiento de Martínez que se estrelló en el travesaño. Leo Messi convirtió el penal a los 57′ y ya el 1 a 1 no se modificaría a pesar de las emociones que siguieron. Porque Otamendi fue al piso dentro del área para despejar un balón sin advertir que Derlis González entraba por delante de él. Lo golpeó con claridad y el penal fue asumido por el propio González, pero Armani adivinó la intención y lo desvió tras arrojarse a su izquierda. Iban 63′ y el resultado quedaba igual: 1-1.

Argentina no pudo aprovechar el envión emocional. Ingresó Di María, después Matías Suárez, pero no tuvo peso ofensivo. Y cuando pudo poner el balón en el área, apareció el arquero Fernández para responder.

El equipo de Eduardo Berizzo se paró bien de contra y cuando ingresó Oscar Romero todo su juego pasó por sus pies. Para arrancar, para contragolpear, para dormir el balón…mientras que el resto se acomodaba para achicar espacios, luchar y marcar.

No tuvo más imaginación la Argentina. Se quedó en el ímpetu y en alguna sociedad que no prosperó. Fue un equipo que mejoró el carácter, que asumió un poco más de protagonismo pero no encontró las ideas necesarias para torcer el resultado. Lo pudo ganar, es cierto, porque Fernández tuvo una doble tapada. También lo pudo perder en el penal de González. Le quedó el empate que sabe a poco, pero que sirve porque el equipo sigue con posibilidades. Eso sí, habrá que aprender rápido todas las lecciones porque en el último exámen, ante Qatar, la Argentina ya no puede fallar más.


Hernán O’Donnell