Brasil encontró en los penales la justicia que no tuvo en el partido

Sufrió mucho Brasil para llegar a las semifinales. Sufrió, y sin merecerlo. Porque el equipo de Tité buscó desde el inicio del partido. Fue protagonista, con orden y la búsqueda de los laterales para poder abrir a un Paraguay que se mostró prolijo en la táctica de apretar las líneas. Bien cerca los cuatro defensores de los cuatro volantes, retroceso ordenado y espacios que se achicaban hacia atrás para impedir que Brasil se acercara al arco del “Gatito” Fernández.

El local no perdió la paciencia, fue siempre en la búsqueda del desborde por el costado, y buscó armar circuitos de juego con Philippe Coutinho, Roberto Firmino, Gabriel Jesús y Everton.

Sin embargo, se le fue el primer tiempo porque Paraguay nunca se desesperó ni perdió la tranquilidad; al contrario, cuando pudo adelantó líneas e intentó presionar en todos los sectores, para que el local no llegara cómodo hasta el área guaraní.

En el complemento aparecieron un poco los apuros, pero también las chances grandes. Porque Brasil aumentó el ritmo, le imprimió más peso a la ofensiva e intentó por todos lados perforar la resistencia paraguaya. De arranque, Alex Sandro ingresó por Filipe Luis para tener un lateral izquierdo con más proyección ofensiva; después Willian para proponer más llegadas por el extremo derecho: el jugador del Chelsea, desbordó siempre y ejecutó centros de las más diversas maneras, hasta convertirse en el hombre más trascendente en los armados ofensivos.

Y sumaron llegadas, casi siempre abortadas por la dura defensa de Paraguay, basada en el juego aéreo de Gustavo Gómez, Junior Alonso y Balbuena.

A propósito, a los 68′ un episodio pudo haber cambiado la historia del partido. Roberto Firmino se iba con pelota dominada al arco de Fernández y cuando ingresaba al área grande, Balbuena lo cruzó y el árbitro Tobar cobró penal sin dudar. Enseguida le llegó el llamado del VAR, y cuando revisó las imágenes cambió la sanción: tiro libre para Brasil (la falta había sido afuera del área) y expulsión (exagerada) para el zaguero paraguayo. Los dos se sintieron perjudicados; Brasil, porque ya no tuvo el penal, aunque la infracción fue centímetros afuera del área, y estaba bien revertirla. Y Paraguay porque perdía a un defensor importante en una jugada que creemos era sólo de amonestación.

Brasil fue, y cada vez que estaba cerca de abrir el marcador, algo pasaba. O se interponía una pierna, o un roce desviaba la pelota al corner, o aparecía el arquero Fernández…

No podía abrir el marcador y las agujas del reloj corrían veloces. Además, Paraguay apostaba a la velocidad de Miguel Almirón para los contraaatques y algún sofocón pasó. Una jugada fue bien controlada por Arthur en un contragolpe peligroso, que el volante de Barcelona pudo manejar a partir de un retroceso veloz y bien posicionado para no perder ni al atacante ni al balón.

Se fue el tiempo y los penales llevaron toda la angustia, la emoción y el suspenso. Alisson Becker atajó el primero de la serie y todo Brasil estalló en un grito. Parecía que muy rápido definiría. Luego, convirtieron Wiilian, y Brasil quedó arriba 1 a 0.

Entonces el suspenso entró en acción. Acertaron sus penales Almirón, Marquinhos, Valdéz, Coutinho, Rojas…erró Firmino y todo quedaba igual. Si convertía González, Paraguay se adelantaba en el marcador y lo dejaba match point, porque luego Brasil estaría obligado a hacer el gol o de lo contrario quedaba eliminado. un escalofrío recorrió a Brasil. Pero el paraguayo desvió su tiro, y volvía a aquedar todo a manos del local.

Gabriel Jesús, que no pudo convertir su penal ante Perú, esta vez no dudo y con un remate seguro le dio el pasaje a semifinales a su selección.

Brasil gritaba victoria tras sufrir en el partido y encontrar la justicia en los tiros desde el punto del penal.


Hernán O’Donnell

(Enviado Especial a Río de Janeiro, Brasil)