Leclerc logró una resonante victoria y Ferrari vuelve a saborear el éxito en la Fórmula 1

El retorno de la máxima categoría llegó con un Gran Premio que siempre se aguarda con expectativas, porque es muy veloz, porque encierra sorpresas y porque depara pasadas y momentos de emoción. Bélgica se caracteriza por su velocidad, con curvas muy rápidas y espacios para los encuentros; en este GP no faltó la emoción desde el principio, porque en la largada ya hubo roces, toques y deserciones llamativas.

Charles Leclerc largó rápido y se metió en la primera posición; entre Vettel y Hamilton pelearon por la segunda ubicación, aunque la Ferrari hizo valer su mejor posición de largada. Y de atrás vino apurado Verstappen, quien intentó meterse en un ángulo cerrado en la primera curva, cuando Kimmi Raikonnen le había ganado la cuerda y hasta lo encerró de modo leve. Pero el holandés no frenó, lo tocó en el costado, se elevó el auto del finlandés y Verstappen quedó a un costado, fuera de combate cuando no se había corrido aún la primera curva de la carrera.

La multitud de holandeses quedó estupefacta. El silencio llegó a ese sector de las tribunas y tras la salida del auto de seguridad, con el reordenamiento, Leclerc se afirmó en la vanguardia, seguido por Vettel, Hamilton, Bottas, Norris, Perez, Ricciardo…

El orden se mantuvo a lo largo de la competencia. El cambio de neumáticos no alteró posiciones, pero el andar de Mercedes comenzó a tener influencia en los tiempos. Se acercó Hamilton a las Ferraris, y Vettel soportó durante algunos giros su asedio, hasta que en la vuelta 32 el inglés le mostró el auto y aprovechó la abertura de la curva para superarlo con limpieza y habilidad. Quedaban 12 vueltas y sólo 6″ de diferencia con el puntero del campeonato. Hanilton iba a la caza de la primera colocación y Bottas le apuntaba a Vettel por el tercer lugar.

El alemán fue a cambiar gomas y resignó el tercer puesto con Bottas; era inútil pelear y optaron por asegurar el coche hasta el final de la competencia.

Mientras, Leclerc no se rendía. Exigía a la máquina y mantenía la diferencia. Entre la vuelta 36 y 38, se manejó con una diferencia de alrededor de 7″. Era cuestión de llegar a la última, la vuelta 44, con ese ritmo de carrera. ¿Podría?

El final llegó a toda intensidad. Hamilton descontó varios segundos, pero no logró alcanzara Leclerc. El piloto de Mónaco mantuvo la templanza y no soltó la punta. Giró con precisión y llegó a la última vuelta con 2″ de ventaja sobre el inglés.

La emoción lo embargó al final. “Corriendo por Anthoine” decía un claco en su auto. “Esta carrera, este triunfo es para él”, dijo desde el auto ya en la vuelta posterior al final. “Siempre lo voy a recordar; corrimos mucho tiempo juntos y será quien me compañe por siempre”, dijo Leclerc cuando todo había terminado y se acordó del piloto fallecido el sábado en el GP de F2.

La lucha fue dura y la victoria un premio para el piloto de Ferrari. Un premio que tuvo el triste sabor de la tragedia del sábado y la esperanza de un futuro que cada vez es más prometedor para él.


Hernán O’Donnell