El año de Josh Taylor, el escocés que abrazó la gloria

Nació en Prestonpans, muy cerca de Edimburgo, Escocia, el 2 de Enero de 1991. Su primer deporte fue el Tae Kwondo, donde se destacó y llegó a ser campeón junior, aunque a los 15 años descubrió el boxeo y ya no se despegó de él.

 Se crió en medio de  adversidades, donde de joven encontró un amor grande por las motos y la adrenalina que despiertan sus carreras. Practicó moto-cross, una especialidad de alto voltaje en el mundo de las carreras. También allí se empezó a moldear el boxeador, pues era blanco de burlas o agresiones verbales de chicos más grandes que él, pero a Taylor no le importaba el tamaño ni la talla: se peleaba con quien estuviera enfrente. Después, ya no le temería a nadie.

Muy rápido se convirtió en uno de los proyectos más importantes de Escocia; lo hizo bajo la tutoría de Terry Mc Cormack en el Lochend Amateur Boxing Club y participó en los Juegos de la Commonwealth, la Comunidad de Naciones que reúne a todos los países soberanos, independientes y semi independientes, que mantienen o tuvieron un vínculo histórico y político con el Reino Unido. Y en los Juegos, se reúnen cada cuatro años para desarrollar distintas competencias en un símil de Juegos Olímpicos o Regionales, donde participan deportistas de los países que forman la Mancomunidad de Naciones.

En Nueva Delhi, India,  Taylor alcanzó la medalla de plata en la categoría ligero (hasta 60 kg) tras perder la final frente a Tom Stolker en 2010. “No fue fácil, para nada”, dijo Taylor después de su participación. “He corregido mis errores y mi forma ha mejorado todo el tiempo”.

Después llegó el tiempo de los Juegos Olímpicos Londres 2012. En esos años, sus peleas amateurs, incluso antes de participar en los Juegos de la Comunidad o los olímpicos, cautivaban a un público que ya lo advertía como alguien especial. En los Juegos de la Comunidad 2014 en Glasgow, alcanzó el oro en la categoría superligero.

Cuando entró al mundo del profesionalismo, empezó un camino ascendente. Un eslabón de victorias que se enhebró con prolijidad y aciertos, y que fue coronado con una actuación estupenda en el World Boxing Super Series. Entonces el tiempo empezó a ser dedicado en exclusividad a los entrenamientos y a la familia; adiós a otras actividades, adiós a las motos, a las que puso en venta a través de su página de Facebook, donde destacaba las virtudes de las máquinas, su perfecto estado de mantenimiento, la calidad de los repuestos y las piezas originales, y su necesidad de venderlas sólo por la falta de tiempo para utilizarlas, no porque ellas tuvieran algún problema mecánico.

A eso le agregó un cuidado especial en las comidas y la alimentación. Trabajó con un nutricionista, Mark Ellison, que ideó un plan para mantenerlo fuerte, bien alimentado,  para mantenerse en su peso y no subir, como es natural a través de los años.

Su debut en el campo rentado fue el 18 de julio de 2015, y desde allí creció sin pausas hasta este presente.

Lo bautizaron “The Tartan Tornado”. En pocas peleas, le vieron un destino de estrella. Sus virtudes comenzaron a destacarse: buen jab, poder de fuego con las dos manos, buenos movimientos de cintura y cabeza, trabajo rápido de piernas. De a poco se metió en la piel de los fanáticos.

El triunfo con Víktor Postol lo catapultó a la cima, a las primeras marquesinas, mientras progresaba en la Serie Mundial de Boxeo. Contra Barnchyk ganó el título mundial superligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y después llegó la pelea consagratoria ante Regis Prograis, en la que para muchos fue “la pelea del año” y la que le permitió ganar el Trofeo Muhammad Alí de la Super Serie Mundial de Boxeo, un hermoso trofeo esculpido por el mismo autor de la Copa del Mundo de la FIFA.

“Los últimos tres asaltos los peleé con un ojo cerrado, sin visión de ese lado y apelé al corazón, al instinto, al temperamento. Fue un triunfo inolvidable, aún no lo puedo creer”, dijo tras el combate.

“Atravesé situaciones que me impulsaron durante la pelea; no había manera de perder por lo que sentía en esos momentos”, dijo y se refería al fallecimiento del padre de su novia y de la hermana de su entrenador, Shane McGuigan. “Me gustaría ser el único campeón en la división”, señaló, “Esto no ha pasado en Escocia desde Ken Buchanan en 1971, fue el último campeón indiscutido”.

En su página de Facebook tiene miles de fans que se conectan para intercambiar opiniones y preguntas; también tiene sus cuentas en Instagram y Twitter, pero a veces le resulta imposible poder responder todos los mensajes, las muestras de afecto, y hasta confiesa “sentirse abrumado por el aluvión de comunicaciones”, y por eso agradece a todos en general en su propia web. En las redes, se descubre la vida de un chico agradecido y comunicativo. No tuvo problemas en sacarse fotos con quienes admiraba; tiene una, de sus inicios profesionales, con Freddy Roach, a quien llamó uno Ede los mejores entrenadores de boxeo del mundo”, o con el magnífico tenista Andy Murray, escocés como él y dueño de una trayectoria extraordinaria en su deporte.

 No disimula su amor por su pareja y el agradecimiento a su familia. Tiene un apego incondicional por ellos y ante la definición que le pide Facebook sobre sus “intereses personales”, contesta Familia y boxeo, sin agregar ningún otro tema. Entre los videos de su hogar, hay uno que tuvo mucha repercusión y es la imagen de sus dos perros que se abalanzaron sobre él tras el regreso al hogar después de haber vencido a Prograis. Ellos son parte de su familia, de su círculo íntimo, de aquellos que siempre están.

De hecho, en su página de internet, el encabezado está dedicado a mencionar a su padre, madre, su hermana Finch y su novia Danielle, como los promotores de este gran momento, igual que su primer entrenador, Terry Mc Cormack y el equipo del gimnasio “Lochend Amateur Boxing Club”. Después a los amigos de siempre, y por último agradece a la empresa promotora, “Ciclone Promotions”, que guía su carrera profesional.

Hoy es el tiempo del reconocimiento, de la fama mundial y las luces de las grandes carteleras que se abren, luego de una victoria dura, trabajosa, donde estuvo en peligro y con el corazón y el apoyo sostenido de su familia logró llevarla a su favor, a pesar de la falta de visión, las dificultades y la incógnita que podía despertar el fallo. Josh Taylor se sobrepuso a todo, mostró su enorme corazón y tiene el futuro en sus manos.


Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)