River y Boca pelean por otra definición

Quedan dos fechas por jugarse y el final de bandera verde es entre River y Boca. No hay nadie más en el medio. La discusión es entre los dos conjuntos más populares del país, los que convocan más gente y los que se reparten, desde el fondo de la historia, el poder y el dinero. River y Boca, como tantas veces en los últimos años, como tantas veces en el mundo profesional que está a una década de llegar a su centenario, otra vez vuelven a dirimir la lucha por el título en un final de bandera verde.

River tiene una ventaja. No es decisiva, pero sí es importante. Lleva tres unidades más que su rival y eso, a esta altura puede ser determinante. Porque a River le bastará con conquistar 4 puntos de los 6 que quedan en disputa. Si le gana en su cancha a Defensa y Justicia, le alcanzará el empate ante Atlético en Tucumán para consagrarse. Boca está un poco más urgido; necesita ganar en Santa Fe frente a Colón y luego hacero en la Bombonera ante Gimnasia en la última jornada. Podría también alcanzarle con 4 puntos si River pierde los dos partidos, pero allí ya estaría en otra posición, porque si resigna unidades depende de la suerte del “Millonario”. Y es muy peligroso, porque si Boca no gana en Santa Fe, River se consagrará si derrota al Halcón de Varela el próximo fin de semana.

La victoria en La Plata le abrió un crédito definitivo al equipo de Marcelo Gallardo. Muchos sindicaban que era el partido más difícil que tenía por delante, el que podía llegar a perder, el que lo medía ante un adversario peligros y de visitante.

River lo resolvió con su jerarquía conocida. Se plantó en el campo con la conducción de sus volantes, entregó la dinámica de siempre de Ignacio Fernández, el aporte de de la Cruz, la línea de 5 que encuentra a Montiel y Casco lanzados como cohetes por las bandas, la firmeza de Javier Pinola en el fondo y la voracidad goleadora de Matías Suarez y Rafael Santos Borré.

Pueden jugar Pratto y Scocco, o Quintero en la mitad de la cancha, o salir Pinola del once titular y el conjunto no se resiente. No cambia.

No hay fisuras en el equipo, ni grietas en la intimidad. Y si existen, no trascienden. Lo que sí se notó es un cambio en su juego. La salida de Palacios le cambió el esquema y la definición. Menos tenencia en la mitad de la cancha, un poco menos de elaboración, más abierto en los costados con la línea de 5 y una voracidad más llamativa por ir directo al arco de enfrente. River resignó un poco de fútbol en la elaboración para ser un equipo más vertical, más directo.

Boca corre de atrás. Tiene la tranquilidad de que el campeonato parece sentenciado para la “Cátedra” entonces le queda mucho para ganar y poco para perder. Otros opinan que el predominio de River en los últimos años se acentuaría aún más si se queda al final con este torneo y por eso Boca tiene una “obligación” mayor por conquistarlo. Para no sufrir otra afrenta deportiva, otra derrota ante su adversario de siempre. Son aquellos que creen que Boca debe robarle este torneo a su clásico rival para empezar a cerrar las heridas.

Tiene un equipo en formación, con un Director Técnico nuevo y algunas piezas que se empiezan a acomodar.

Si le alcanza para llevarse el título, estas dos fechas darán la respuesta. Pero creemos que es aún un equipo que empieza tener una forma, que ha sido pensado con la inclusión de Alexis Mac Allister y el volante se fue a Inglaterra, que tiene por definir algunos puestos, por ejemplo el de centro delantero, nada menos, y que todavía no alcanzó el rodaje que sí tiene River.

Pero lo que todos esperan, de uno y otro lado y los neutrales, claro está, es una definición mano a mano. Una final entre sí para definir al campeón. Una final más. Como fue la de la Supercopa, la de la Libertadores, e incluso las semifinales de la Copa del año pasado. Una final más, para resolver este torneo, estaría bárbaro. Sería otra fiesta para nuestro fútbol y con un premio grandísimo por delante. Será cuestión de esperar unos días.


Hernán O’Donnell