John Della Penna, un hombre que dejó un legado para los soñadores de utopías

John Della Penna fue un argentino enamorado del automovilismo. Lo abrazó con pasión desde muy chico, lo practicó de joven, mezcló audacia juvenil con sueños que parecían inalcanzables. Trabajó mucho, probó suerte en Estados Unidos y no temió en dar el paso adelante. Y triunfó. Fue un soñador, pero con los pies en la tierra. Sabía que las ilusiones podían cumplirse, pero para eso debía trabajar y esforzarse mucho. Así lo hizo, y vaya que lo logró: armó un equipo que participó en las 500 millas de Indianápolis, la meca del automovilismo deportivo de Estados Unidos.

Su vida la plasmó en un libro autobiográfico, “Made in Argentina”, que publicó hace unos años. Tuvimos, entonces, la hermosa oportunidad de conversar con él, sobre el libro, pero con mayor profundidad de su vida en el programa de Televisión “Universo Deportivo” que se emite desde el año 1996, ahora por Metro, antes por otras señales de TV. Fue en Abril de 2018. Una charla inspiradora, atrayente, inolvidable.

Fue una de las charlas más ricas que tuvimos, la experiencia de primera mano de un “self made man”, como se denomina en Estados Unidos a los hombres emprendedores, los que logran hacerse una posición económica y social a partir de su trabajo, su esfuerzo, sus sacrificio y sus estudios y conocimientos. De aquella gran nota del 14 de Abril de 2018, rescatamos todo esto…

“Yo tenía un sueño desde muy chico. El automovilismo siempre me gustó mucho”, dijo Della Penna en los estudios de produces. “Tuve la suerte de tener una excelente educación en Buenos Aires, en la escuela Técnica 28 de Belgrano. Con esa preparación viajé y de a poco encontré mi lugar.”

Tenía un tío en Nueva York que le dio cobijo: “Mis primeros años fueron de adaptación. Estados Unidos es muy distinto a la Argentina; las cosas se hacen con tiempo, con planificación. En la Argentina se trabaja con menos predicción, así que despacito me empecé a adaptar allá. Fui a una escuela de aviación, me hice piloto de automovilismo y luego intenté armar mi equipo”, señaló sobre los comienzos.

Tuvo que tener un cambio de actitud con respecto a cómo se había criado. “El proceso, el desarrollo es lo más importante. El camino es lo importante. A veces queremos resultados en lo inmediato, y siempre tenemos que entender que las cosas llevan un tiempo. Hay que darle tiempo a las cosas, hay que tener paciencia. A veces, a medida que avanzamos, vemos que tenemos que modificar cosas que teníamos previstas. Es decir, a veces, el proceso nos marca que algunos pasos hay que cambiarlos. Eso tenemos que entender, se aplica en el deporte, en la ciencia, en cualquier tarea. Puede haber un paso en falso, retroceder y volver a retomar la senda”, explicó como filosofía de trabajo. Habló de dos emblemas del automovilismo argentino: Juan Manuel Fangio y Carlos Alberto Reutemann.

“Fueron dos grandes personalidades, muy distintas y de diferentes épocas. Dos hombres de campo, sí. Fangio fue un hombre callado, pero de pensamientos profundos. De pocas palabras, pero siempre usaba las justas. A Carlos lo conocí muy poco, pero representó muy bien a nuestro país, además de merecer ganar el Campeonato Mundial de la Fórmula 1, en 1981. Y además un hombre preocupado por el país, por la realidad social. Uno siempre trata de devolverle al país algo de lo que le dio. Y yo creo que parte de mi éxito en Estados Unidos fue por la preparación que me dieron los estudios en la Argentina”, comentó. “En la Argentina se enseña en una forma global, y te da herramientas para poder sobrevivir. Conocimientos amplios. En Estados Unidos es más específica la enseñanza; se estudia más en profundidad cuestiones muy específicas. A mi me dio mucha base la educación argentina”, nos dijo en aquella nota.

También habló de la Fórmula 1 en modo específico. “Es impresionante la trayectoria que tuvo la F1 bajo el mano de Bernie (Ecclestone); hizo un trabajo extraordinario hasta convertirlo en un negocio millonario. Hoy en día existe el negocio de cada categoría del automovilismo y el de cada equipo en sí mismo. Esas dos frecuencias deben sintonizar. Debe funcionar el negocio de la categoría, sea F1, NASCAR, Indycar series, etc y deben poder sustentarse los equipos. La clave es que las dos funcionen. Ahora la Fórmula 1 con Liberty Media, una empresa muy muy grande, deberá sostener la categoría con una buena administración de lo que ingresa, que es muy importante. Tienen ingreso por venta de derechos de televisión; después lo que cobran por llevar cada Gran Premio a algún país, es decir lo que paga el país por tener la carrera. Y en tercer lugar, los sponsors de la categoría. Son tres ingresos muy importantes; después, al final del día tienen que ver como se distribuye, porque no hay Fórmula 1 sin equipos”, opinó Della Penna.

Se perdió la pasión? La gente lo sigue menos al automovilismo?

“Hoy el público joven se entretiene más con los dispositivos electrónicos; no es el público de antes que se sentaba dos horas a mirar una carrera. Ahora tienen otros atractivos y otros dispositivos, eso hay que pensarlo. Tenemos que pensar como enganchamos a esa juventud que quiere cosas más dinámicas, que hacen past o forward con toda facilidad. Que no viven en aquella época que vivimos nosotros. Y creo que tenemos que ir hacia donde ellos están, no tratar de traerlos al mundo nuestro. Tenemos que ver la forma en que entregamos el deporte al público. Ya no es televisión solamente. Tal vez haya que pensar en alguna interacción con la gente. Y debemos ver como se desarrollan los e-games”. “Son formas de acercar a los chicos a un deporte, de modo virtual, y esa puede ser una forma paralela al deporte físico que conocemos”, analizó.

John Della Penna. Se fue muy joven a Estados Unidos, con 300 dólares en el bolsillo, una casa que lo cobijaría y un montón de ilusiones de insertarse en la gran meca del automovilismo internacional. Se adaptó, trabajó y triunfo hasta construir un equipo de competición. Una lección para sostener la fe, porque los sueños, con perseverancia y dedicación, se pueden hacer realidad. En Septiembre de 2019 nos dejó en este mundo. Su fallecimiento causó dolor en el  automovilismo, en el deporte, en todos quienes lo conocieron y quisieron bien. Pero dejó un legado inolvidable, una lección de vida, un ejemplo y una fuente de inspiración para todos aquellos que soñamos con metas que, a veces, vemos lejanas o imposibles.


Hernán O’Donnell