Emanuel “Vaquero” Navarrete, un nombre del futuro que trae el boxeo

Se presentó ante el mundo del boxeo con una frase grandilocuente, rimbombante, ambiciosa: “Quiero ser el mejor en la historia de todo México, entiendo que es un objetivo grande, pero siempre hay un comienzo, un punto donde empezar, y lo primero es soñarlo, pensarlo, creer que es posible. Ese es mi comienzo, con el deseo y la ilusión, espero que me alcance la vida, porque todo puede derrumbarse en una noche. Tengo 24 años y muchos objetivos por delante, unificar títulos, ser campeón de varias divisiones diferentes. Espero tener las oportunidades y aprovecharlas”. Acumula un récord importante, se destacó en los últimos años, creció en las carteleras y cuando el gran público del boxeo empezó a reparar en él en estos últimos tiempos, se despachó con una frase que encierra sueños muy grandes. Ser el mejor de la historia de México. Nada menos.

Nació el 17 de Enero de 1995 en San Juan Zitlaltepec, Estado de México, a  55 kilómetros de distancia de la capital mexicana. Fruto de un hogar humilde y trabajador, de niño lo atrapó el gusto por el boxeo. La familia se dedicaba a la decoración de interiores y él colaboraba con cada trabajo que surgía: azulejos, pastas, pisos y paredes lo encontraban con su colaboración y aunque se desenvolvía bien en la tarea, su familia lo alentaba a la práctica del deporte y le permitían que saliera antes de finalizar la jornada laboral para meterse en el gimnasio y trabajar, entrenarse, y sudar en búsqueda de los sueños llenos de gloria que abrazó en la primera adolescencia. Su modelo, su inspiración fue el gran Julio César Chávez (Padre), quien, de alguna manera, le produjo el cimbronazo para querer ser pugilista. Fue su impulso. Muy pronto lo apodaron el “Vaquero”, sobrenombre que heredó de su tío, Pedro Navarrete, quien en sus tiempos mozos de boxeador, como vivía lejos de la gran ciudad, decían que ‘vivía en el campo y tenía vacas para cuidar’; a Pedro le dijeron Vaquero, y cuando empezó a entrenar a su sobrino, Emanuel heredó el apodo y pasó también a ser conocido como “El Vaquero”.

A los 19 años fue padre, y dejó los estudios luego de terminar la escuela secundaria. Ya no sentía tantas ganas de estudiar, y el boxeo se le metió en la sangre. “Nunca pensé en dejar el boxeo. Trabajaba y entrenaba, así durante tres o cuatro años. Terminaba muy cansado; me gustaba la decoración de interiores, pero trabajar hasta las 4 de la tarde y luego entrenarme duro en el gimnasio, me dejaba agotado”.  Al poco tiempo, se dedicó solo al pugilismo. Toda su familia trabajaba en la construcción y en la decoración de interiores, también amaban el boxeo, su padre, hermanos, primos. Pero sólo él siguió el camino profesional.

Su debut profesional fue en Febrero de 2012, y venció por KOT en el primer round a Misael Ramírez; a partir de allí, una larga lista de oponentes pasó bajo su dominio, pero lo que lo llevó a entrar en la consideración de los fanáticos del pugilismo fue su triunfo ante Isaac Dogboe, “La Tormenta Real”, el 8 de Diciembre de 2018 en Nueva York, Estados Unidos de América, donde conquistó el Título Mundial de Peso Pluma Junior (Supergallo) por decisión unánime. Hasta entonces había hecho todas sus peleas en México, la mayoría ante compatriotas que le forjaron una gran experiencia, pero al salir por primera vez de su país, algunos interrogantes se planteaban en cuánto a su respuesta anímica, su adaptación. La respuesta no dejó dudas. Se llevó una enorme ovación, porque tuvo una actuación convincente, con muy buenos golpes y un gran trabajo de larga distancia. Dogboe había tenido un año excepcional, pero se topó con una estrella ascendente y resignó el cinturón.

Tuvo su desquite en Mayo del año siguiente, 2019, pero Navarrete volvió a vencerlo, esta vez por KOT 12. “Me gustaría enfrentarlo por tercera vez, pero en las 126 libras”, señaló el ghanés. “Ya me es difícil combatir en las 122. Me gustaría tener una oportunidad más frente a “El Vaquero”, pero en ese peso”.

Para Navarrete también el peso se volvió un inconveniente. La prueba más dura fue en su último combate ante Joe Santisima, cuando le costó llegar al límite del peso y una vez lograda la meta publicó su foto sobre la balanza en la red social Instagram con una descripción que era toda una definición del momento: “Ya se venció el primer rival!!!. Muchas gracias por su apoyo, Dios los bendiga y vamos por la 5ta Defensa” (sic). Fue una mezcla de desahogo y liberación para encarar la defensa del Título. Alguna vez confesó que estuvo cerca de perder la corona en la báscula, pues llegaba con muchas urgencias a dar la categoría.

Su idea era hacer cinco defensas en las 122 libras y la pudo cumplir. Ahora su grupo de trabajo considera subir una categoría. Tal vez pueda buscar unificar el título, pero cree que “es un tema muy arduo, pues cada organización tiene un campeón que pertenece a una empresa diferente y se hace difícil poder organizar peleas de unificación. Más que nada por las empresas”, declaró. “Cuando alguien quiere pelear con determinado rival, lo dice. A veces no se da tantas vueltas. Todos estamos por dinero, yo también, y quiero buenos combates, me parece que en Pluma hay muy buenos rivales para enfrentar”.

Siente que ya no tiene sentido seguir en Supergallo y hacer tantos sacrificios; el cuerpo ha cambiado, se acostumbró a comer bien y busca afirmarse en el peso superior. Tal vez se complique llegar al título en el peso superior, pero está decidido a dar el salto.

“He recorrido varios escenarios importantes ya”, dijo en referencia a sus peleas en New York City, Los Angeles, Paradise (adjunta a Las Vegas), y me ha ido muy bien en todos lados. Creo que estoy muy bien con mi equipo, nos llevamos bien y las cosas salen”, señaló. “Quiero dejar una marca en esta categoría y luego subir a las 126 libras”, respondió cuando pasaban las primeras defensas. “Y que se preparen los boxeadores de esa categoría, pues si estaba bien en las 122 libras, en el peso siguiente estaré mucho mejor”, declaró confiado. 

Pronto llegó la fama y el reconocimiento público: “Es normal, yo no le niego el saludo ni la foto a nadie. Si me ubican, respondo y saludo de forma natural, pero no me gusta mostrarme o gritar ‘Aquí está el Vaquero!’. No, yo voy muy tranquilo y lo más natural posible como persona, pero cuando alguien me reconoce y me pide una foto o un saludo, lo doy sin inconvenientes”, señaló en una entrevista por streaming.

No tiene amigos nuevos, los famosos amigos del campeón. Prefiere rodearse de los viejos tres o cuatro que conoce desde hace tiempo. Es que tampoco cuenta con muchas horas libres. “Siempre estoy ocupado, con entrenamientos y preparaciones y el tiempo libre prefiero pasarlo con mi familia”, comentó.

“En Tijuana me reconocen y atiendo a la gente sin problemas, pero hago una vida muy tranquila. La base de los triunfos está en el gimnasio y yo soy muy responsable. Si me entreno bien, me voy a beneficiar, es por mi bien”.

Con el triunfo ante Jeo Santísima llegó a la quinta defensa en la categoría, y todo indica que podrá empezar un camino en el peso superior. Fue un combate trabajoso, pero donde siempre marcó su dominio. No lució, aunque no dejó dudas. Su largo alcance de brazos fue una herramienta de dominio, aunque le llevo más tiempo concretar la definición respecto a sus defensas anteriores. Quizás la batalla contra la balanza fue un rival previo y duro que lo condicionó en el combate, lo mostró más lento que de costumbre, con menos explosión y velocidad de las que había mostrado en su ascendente camino, pero lo cierto es que sobre el final despertó su agresividad y logró el Knock Out en el 11 round.

Admira a Manny Pacquiao. “Me gusta su estilo, su manera. Siempre me gustó como pelea. Es muy completo como boxeador, y además me parece una persona muy humilde”, declaró. Se deleita con la cocina mexicana, le gusta mucho su comida; por ejemplo, le encanta el mole verde, la comida preferida que tan bien le hace su mamá. También le gustan los frijoles y los nopales, sean como sean. Un buen plato de frijoles con cebollas, tomates, y bien acompañados de una salsa bien picante, es uno de sus grandes placeres.

Se considera muy competitivo y quiere ir por más. Siente que cumplió todos los pasos en su categoría, que las 122 libras ya le sientan incómodas y va por el peso Pluma. Sueña con ser el mejor mexicano. Se entrena con rigurosidad y seriedad. Busca nuevos desafíos. Siente que vendrán nuevas y buenas oportunidades. “He hecho méritos para tener nuevas recompensas”, señaló.

El 20 de junio se volverá a presentar ante la gente, en los estudios de TV Azteca ante su compatriota Uriel López en una pelea no titular. Será, más que nada, para volver a sentir la adrenalina del ring.

El Vaquero está hecho de buena madera, es un campeón reconocido y ya conquistó Las Vegas. El sueño de lograr el título del Mundo, ese que acunaba desde que tenía 5 años, lo cumplió. Y ahora quiere ser parte de la historia grande de su país.


Hernán O’Donnell

(Publicada en Revista Ring Side)