Maravilla, más allá del paso del tiempo

Por supuesto que no es aquel boxeador de hace diez años. No es el Sergio Martínez veloz, contundente, dueño del ring, como lo era cuando explotó en el mundo del boxeo, una década y algo más, atrás. No es y es casi seguro que no será aquel “Maravilla” que derrotó a Kelly Pavlik, que fulminó a Paul Williams, que superó a Sehy Dzinziruk, que dió cátedra ante Julio César Chávez JR.. Ese boxeador fantàstico que conquistò al mundo, ya no lo es y tal vez no lo sea, pero se dio el gusto de regresar a los 45 años, volver a sentir la emoción de subir a un ring, volver a dominar la adrenalina inminente de un combate y dosificarla con una alta dòsis de inteligencia y serenidad; volver a sentir el sabor de la victoria y el aplauso. Todos esos gustos se los pudo dar Sergio “Maravilla” Martínez y nos dio el placer de volver a ver a un fenómeno, de los más grandes de la historia de nuestro boxeo.

Ante José Miguel Fandiño ganó por KOT 7, con un gancho al cuerpo, una definición poco habitual en su carrera, pero con una contundencia no table, tras dos rounds finales de muy buena producción.

“Yo no me olvido de todo lo que pasé. Momentos muy duros. Pero esta fue una noche maravillosa. Y Quiero volver a ser Campeón Mundial”, dijo en el centro del ring, ante la gente que estaba presenta y miles que lo seguían alrededor del mundo por todas las plataformas de transmisión posibles.

Tuvo un combate aceptable en cuanto a su producción individual y una victoria inobjetable, pues fue dueño de la mayor cantidad de rounds, en tanto tuvo algunos pasaje interesantes en varios asaltos. Está muy claro que no lució veloz ni desbordante, que tampoco tuvo los desplazamientos de otrora. El tiempo pasa para todos, pero Sergio se mostró inteligente y con un dominio de la escena desde el round inicial.

Tuvo destellos de aquel que fue. Los primeros tres asaltos lo mostraron con una saludable postura ofensiva, en tanto Fandiño lucía cauteloso, con un plan definido en cuanto a esperar y dejar que el gasto lo hiciera el pugilista argentino.

En ese momento, el hombre de Quilmes fue superior, con algunas chispas que creíamos olvidadas. La guardia baja, el visteo, los movimientos laterales y los golpes bien pensados. Fandiño reaccionó en el quinto round, cuando vio que el combate, pactado a 10 vueltas, empezaba a irse y asumió los riesgos pertinentes.

Martínez fue categórico en el sexto round, fue al golpe por golpe sin temores, y en un cruce Fandiño puso la rodilla en el suelo, aunque acusaba un golpe bajo, que no se advirtió. Y en el siguiente asalto la contienda llegó a su resolución.

Otra vez Maravilla tomó la iniciativa y con un gancho al cuerpo doblegó al español, quien ya no pudo salir, mientras el rincón gritaba el abandono de Fandiño.

Se dejó caer y se arrodilló en el centro del ring. Agradeció el regreso y recordó los sufrimientos padecidos. Ganó Sergio Martínez, otra vez, a los 45 años. El futuro tal vez haya pasado, pero esta fue la noche para agradecer y vivir el presente.


Hernán O’Donnell